Ramiro Enrique: «Trato de no mirar tanto las redes sociales para estar más enfocado»

Por: Melina Sutera

Hijo de Héctor, campeón del mundo en México 86, el nuevo goleador del "Taladro" se define como un jugador moderno que aprendió a convivir con el error. "Nunca bajo los brazos", afirma.

Si no se contabilizaran los goles convertidos de penal, Ramiro Enrique ocuparía el segundo puesto -compartido- entre los máximos anotadores de la Liga Profesional. El futbolista de Banfield lleva cinco en el torneo, dos de ellos contra Boca en la Bombonera, la noche en que también sumó un pase-gol, una especialidad familiar: su papá, Héctor, siempre se jactó -jocosamente- de haber sido el asistidor de Diego Maradona en su segundo gol contra Inglaterra en el Mundial de México 86.
Foto: CAB / Prensa

Pero si su padre era volante derecho y emergió de Lanús, Ramiro es delantero y se formó en las inferiores de Banfield, su clásico rival en el sur del Gran Buenos Aires. El menor de los hijos deportistas de Enrique (Fernando juega en Talleres de Escalada tras una larga trayectoria en el ascenso y Facundo es rugbier en Pucará) comenzó a atacar por los costados hasta que encontró su lugar en el centro de la delantera, como viejo número 9: lleva 11 goles en 56 partidos en Primera División. Y recién tiene 21 años.

-¿Qué rol juega tu papá en tu carrera? ¿Qué consejo futbolístico te marcó más?

-Hablamos antes y después de los partidos y, juegue bien o juegue mal, siempre me dice la verdad. Eso me deja tranquilo porque me ayuda muchísimo. Desde infantiles me habla y me corrige. A veces, siendo delantero, te piden que juegues mucho de primera o de espaldas. Lo que ya me sugería mi papá desde chico era que yo hiciera lo que sé hacer: girar y encarar. Que cumpla con lo que me pidan pero que también me atreva para no perder mi esencia. Ese es un consejo que todavía tengo presente.

-¿Cuánto hay de técnica y cuánto de entrenamiento en tu salto y tu desmarque? ¿Te identificas como un delantero retro o moderno?

-El salto es algo que tengo desde chiquito, lo traigo desde las inferiores. Siempre tuve buen timing, que es muy importante. El desmarque lo fui practicando, entrenando. Me adapté a mis virtudes: soy rápido y me gusta jugar de espaldas, pero me acomodo según lo que pide el partido. La entrega, la actitud y la humildad no pueden faltar, me lo inculcó mi viejo. No me gusta definirme pero, por mis características, me considero un delantero moderno.

-Y como delantero moderno, ¿cuál es tu referente?

-Lautaro Martínez me gusta mucho. Es un futbolista completo: aguanta, encara, va para adelante en todas, hace goles, gana de arriba. Todos los jugadores queremos ser completos, y por eso él es un ejemplo en mi puesto.

-Sos hijo de la pandemia: tu debut fue sin público. También tu primer gol, en abril de 2021. ¿Cómo te sentiste?

-Debuté sin gente por el coronavirus. Fue raro porque se escuchaban todos los gritos de los jugadores pero también fue hermoso, no me lo voy a olvidar nunca. Igual, la verdad, me gusta mucho más jugar con los hinchas de Banfield en las tribunas porque alientan y cantan todo el partido. Mi primer gol fue contra Estudiantes, en La Plata: salimos 2 a 2 y yo marqué el empate. Fue cuando teníamos el plantel contagiado por coronavirus. El contexto también lo hizo especial. Además era la primera vez que entré de titular y jugué los 90 minutos. Muchos chicos debutaron ese día.

-¿Las redes sociales qué papel juegan en tu carrera?

-Las manejo yo y trato de no mirarlas tanto para estar más enfocado. Tengo la experiencia de mi viejo, él siempre salía en la tele. Lo que me resulta raro es que me pidan fotos a mí porque estaba acostumbrado a que se las pidan a él. Igual me gusta.

-¿Qué lugar ocupan los psicólogos en un futbolista?

-Tenés que estar preparado para las críticas, por eso es importante tener el apoyo de un profesional. Yo tengo uno personal, pero en el club también hay. Los psicólogos te ayudan mucho: ahí decís lo que no te animás a contarle a otra persona.

-Hablando de críticas, ¿cómo te llevás con el error?

-Soy muy autocrítico. De chiquito, cuando me equivocaba, me costaba retomar porque me quedaba frustrado. Fui aprendiendo que es imposible no equivocarse, en este deporte y en cualquier ámbito. Ahora, cuando me equivoco, sigo intentando y nunca bajo los brazos. Sumando partidos y experiencia fui corrigiendo. Veo los resúmenes y los partidos completos también. Acá (en Banfield) nos hacen videos individuales para mirar nuestro rendimiento, para mejorar, para ver los errores y también lo que hicimos bien. Las estadísticas y los datos te ayudan, pero es clave mantener la humildad y el sacrificio. Aprender a convivir con el error te hace mejor jugador.

 Debutaste hace poco en Primera pero ya pasaste algunas lesiones en tu carrera. ¿Cómo se las enfrenta?

-Las lesiones son duras. Cuando sos pibe tenés tantas ganas de jugar que hacés todo lo posible para volver a la cancha. Yo primero me esguincé el lateral interno de la rodilla y después me luxé la rótula. Cuando volví, contra Unión, me esguincé el tobillo y ahí estuve otros dos meses afuera. Intenté volver rápido y me terminé lastimando peor, por eso perdí casi el primer semestre de este año. Aceptar los tiempos es fundamental para transitar una lesión. «

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