Qué une a los «copitos», un asesor del PRO y la embajada de EE UU

Hace unos días comprobé que a algunas personas el Nunca Más les quedó grabado como gesta histórica. No critico, pero invito a que pasen de largo este posteo por sus características. Lo mismo para amigues goriles. Lo mismo para quienes prefieren no informarse o no creen en conspiraciones. No me hagan discutir de gusto, hay tantas otras cosas en las que podemos coincidir, ¿no les parece? Voy a repasar el caso Nisman (...están a tiempo de hacerme caso). Y voy a seguir con el intento de magnicidio (supongo que no es necesario aclarar que amo a Cristina, así que en serio... pasen de largo). Muchos creen que a Nisman lo mataron. Hay pruebas de sobra que no fue así, pero andá a sacárselos de la cabeza. Otros saben que fue un suicidio, y le andan cerca. Una minoría está al tanto que fue un suicidio, sí, pero inducido Nisman era un corrupto hasta la médula al que le vendieron humo. La Bullrich y la Alonso lo habían invitado al Congreso para explicar su denuncia, esa que dio en llamarse rimbombantemente "El Pacto con Irán". La cita era el lunes 19 de enero de 2015. Pretendían fogonear el escándalo mediático. Inesperadamente para el trío, el oficialismo decidió concurrir a fin de desmontar la operación. Las "toneladas de pruebas" (usando la expresión del émulo de mamarracho de Nisman, o sea Luciani) prometidas por Stiuso nunca llegaron. Le cortó el teléfono al fiscal todo el finde, quería descansar con la flia, ¿viste? Nisman entendió el domingo 18 de enero que lo habían dejado solo y que al día siguiente lo esperaba el abismo. Optó por salvaguardar, al menos, los bienes mal habidos para su familia, antes que perderlo todo. Hasta instruyó a doña Sara para que vaciara lo más rápido posible las cajas de seguridad. No me cabe duda que hubiesen estirado el Plan A, de no mediar la jugada oficialista. Pero a partir de ahí, Nisman era más útil muerto que vivo para el PRO, y pusieron en marcha el Plan B. O sea, con su muerte, con la complicidad de los medios hegemónicos y de la justicia, instaurar como verdad una doble mentira: la del asesinato y la del delito de Cristina. Lo volvieron a intentar ahora. No se trata de consecuencias del "discurso del odio", como repite el Desgobierno de Fernández II el Tonto. El intento de magnicidio no es resultado de la transmisión por cadena nacional TN del alegato de Luciani durante días. No hay relación causa-efecto. Hay dos hechos concatenados y planeados fríamente y con mucho detalle. Lo habré dicho ya, el periodismo en general, sea del lado que sea, es una mi erda. Página y C5N se comen muchas de las operaciones de Clarín y La Nación. Se comieron, por ejemplo, que el chat donde Nicolás Carrizo se "enteraba" que su supuesta empleada, la copita XXX, estaba orgullosa de lo que hizo Sabag Montiel, era la prueba que la incriminaba. A todas luces se trataba de un chat armado. Por algo la jueza –que por suerte es la única que anda rumbeada hasta el momento- lo acaba de detener. No parece ser el "jefe" por el sólo hecho de pertenecerle la máquina de hacer copitos. Espero que no se coman ahora lo que hoy Clarín y La Nación –siempre a dúo- intentan instaurar respecto al otro chat entre "Ambar" y su amiga: que estaba harta de Revolución Federal y que iba a pasar a la acción, imbuida de un espíritu sanmartiniano. Prístinamente, Clarín y La Nación quieren que la cosa quede ahí, en un tonto, manipulado por una enfermita. Y estaba preparado con antelación para que quedara lo más cerca posible de ellos. Desde la primera aparición pública del grupo de los copitos intentando despegarse del frustrado magnicida, tuve en claro que estaban guionados en función de una consigna: el que cae, cae solo y ahí se corta el hilo. Nadie más tenía nada que ver y para lograrlo había que sembrar pistas falsas por cuanto lugar se pudiese. Esa mecánica se sigue repitiendo día a día con todos los involucrados. La madeja es larguísima y ojalá –no creo que pase- se termine de deshilvanar hasta el final. La vecina de Cristina que le alquila desde HACE POCOS MESES a la abogada del agresor de Massa, que pertenece a Revolución Federal , que se saca la foto justo ahí, enfrente de donde Uliarte y Sabag Montiel pensaban alquilar un departamento, ¿con qué plata? ¿con la de la venta de copos de nieve? ¿con los token de los sitios porno? ¿o con la que Caputo le pasaba a Revolución Federal? ¿vendría del mismo bolsillo la que pusieron para que Delfina Meza o "Delfina Wagner(!)", una antisemita, racista y xenófoba entrara HACE POCOS MESES -oh, casualidad- como periodista en Crónica TV y les abriese las puertas de los móviles a Uliarte y Sabag Montiel para que opinasen en contra del Gobierno, pero aclarando siempre que no simpatizaban con Milei?... Podría seguir, pero ¿para qué? seguramente sólo quedan leyendo los que saben de qué hablo. Y si aún habiéndose quedado piensan que me volví conspiranoide, los remito a "El arte de ganar", del prófugo ecuatoriano Durán Barba. Esto viene siendo planeado desde hace bastante, repito. Está urdido por la ultraderecha del PRO junto al neofascismo (¿se necesita nombrar a Bullrich-Macri, Milei, López Murphy?...avísenme y los nombro, eh) junto -de nuevo- a los medios hegemónicos y la justicia con minúscula. La esencia del plan –por si es necesario explicarlo a esta altura- consistía en que, una vez presentada por Luciani la "tonelada de pruebas" en la causa Vialidad (que muy difícilmente, si todavía existe en este país un mínimo respeto por la Constitución y el Código Procesal, podrían derivar en una condena) y quedase grabado a fuego en el inconsciente colectivo el "CRISTINA CHORRA", la borrasen de este mundo para inmortalizarla con ese mote. Porque -¿es necesario explicarlo?- no se condena judicialmente a los muertos. Sí mediáticamente. Congelar la imagen, se llama. Lo mismo que quisieron hacer con Perón, cuyo nombre, junto al de Evita, se prohibió pronunciar por el Decreto Ley 4161, del 5 de marzo de 1956, lo que no obstó para que el 17 de mayo del mismo año fuese acusado de "traición a la Patria". No pudieron con Perón. Lástima que volvió casi en el final de sus días. Tampoco con Cristina, que se salvó de milagro, y a la que ojalá tengamos por varias décadas más.