El líder de la patota que atacó la redacción de Tiempo había utilizado los mismos métodos para tomar la antena emisora. El juez Rafecas sostuvo que no tenía la licencia para hacerlo. Sigue preso por otra causa.
La causa se inició en razón de los hechos ocurridos el 11 de junio de 2016, cuando –según se lee en la resolución- al mando de una patota “intrusó la antena de transmisión de la radio, sita en la calle Pergamino 4055 de la Ciudad de Buenos Aires”. Para ese entonces, recuerda la resolución de Rafecas, “la radio desde hacía seis meses estaba acéfala de dueño, por lo cual, los trabajadores, para no perder la fuente de trabajo, efectuaron las correspondientes denuncias en los diferentes organismos”. Ninguno escuchó, ninguno solucionó.
Enredado en una compleja maraña judicial por otras causas, Martínez Rojas viajó a los Estados Unidos e intentó permanecer allí, hasta que el gobierno norteamericano lo deportó porque, además de todo, era un inmigrante ilegal. Quedó preso al llegar a la Argentina por la causa de los contenedores; Rafecas lo llamó también a indagatoria, pero Martínez Rojas, una vez más, no dio ninguna explicación.
Pese a su silencio, el juez consideró : “La prueba aunada justamente permite afirmar con el grado de certeza propio de esta etapa procesal, que Juan Mariano Martínez Rojas, obrando con conocimiento y voluntad, el día 11 de junio de 2016 interrumpió el normal funcionamiento de la emisora Radio América. Martínez Rojas no había obtenido de parte del ENACOM la titularidad definitiva de la emisora denominada Radio América. A pesar de que su condición de titular de la licencia de Radio América estaba todavía en trámite, el día 11 de junio de 2016 junto con un grupo de personas desconocidas, irrumpió de forma violenta en la planta transmisora, cuando la misma se encontraba en pleno funcionamiento, y ordenó de manera violenta el cese de la transmisión que se venía desarrollando”. Dicho de otro modo: un don nadie se metió en la planta transmisora y cortó la transmisión de una emisora de radio.
“La conducta desplegada por Martínez Rojas adquiere aún más gravedad porque, a la violenta situación que creó y generó en ocasión de poner fin a la vida comunicacional de Radio América, alegó derechos de propiedad sobre la frecuencia de dicha emisora que a la fecha no poseía”, evaluó Rafecas.
Martínez Rojas sufrió un nuevo embargo sobre sus bienes, esta vez por un monto de 300 mil pesos.
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