Adelanto del libro compilado por Estela Díaz, ministra de Mujeres bonaerense, con artículos de ella misma y varios autores. Se presenta este domingo en la Feria del Libro.
La obra compila artículos de Estela Díaz, María Pía López, Natalí Incaminato, Juan Marco Vaggione, Marina Jaureguiberry, Amado Boudou, Jackie Flores, Luci Cavallero, Nora Goren, Araceli Bellotta, Cynthia Ottaviano, Sandra Russo, Eugenio Zaffaroni, Vanesa Siley, Marisa Herrera y Lucía García Itzigsohn. Aquí se adelantan algunos fragmentos del artículo escrito por Estela Díaz, ministra de Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires, que también es la compiladora de los textos.
“Hay consenso en que uno de los hitos en la historia del movimiento de mujeres y diversidad de la Argentina se produjo aquel 3 de junio de 2015. «Ni una menos. Vivas nos queremos», fue clamor de multitudes, tanto como en el año 2018 fue la movilización de millones de personas en la marea verde por el aborto legal.
Nos interesa detenernos en este hecho del movimiento social feminista, porque, a diferencia del grito desgarrado contra la violencia femicida, la discusión por el aborto legal concita otros sentidos. Esa puesta colectiva en las calles era un grito de autonomía, de derecho a decidir proyectos de vida, y entender que se dirimía desde el espacio público, desde la experiencia compartida y el debate en todos los territorios. Porque también se llegó a discutir en la mesa del asado o los fideos del domingo, marcando un tiempo en donde lo cuantitativo devino en cambios cualitativos profundos y significativos. Se produjo lo que llamamos un acontecimiento, en el sentido de la producción de efectos que modifican el sentido de lo histórico, lo social, lo político y sobre todo lo cultural.”
“Toda revolución tiene en ciernes enfrentar a la reacción contrarrevolucionaria, que, dado el contexto global, de avance de las ultraderechas, no se hizo esperar. Con el triunfo de Milei en diciembre de 2023, se borró del mapa del Estado al primer Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, con apenas cuatro años de existencia. Respecto a las críticas por el enfoque de gestión impulsado desde el ministerio nacional, podríamos compartir algunas y señalar otras que no han sido muy desarrolladas. Sólo voy a referirme a la falta de un nivel de articulación más efectivo con las provincias para definir las líneas prioritarias de intervención. El Consejo Federal de las Mujeres podría haber sido un espacio más enriquecedor de intercambio y construcción de acuerdos, enfoques y vocerías públicas, algo que nosotras buscamos hacer desde la provincia en relación con los municipios. Pero nada de lo que podamos señalar justifica la brutal desjerarquización concretada a partir de diciembre del 2023, ni mucho menos la discontinuidad de iniciativas cruciales para abordar situaciones de violencia de género y especial vulnerabilidad. Todo lo que podamos revisar valdría en tanto planteara iniciativas de sostenimiento, profundización, ampliación presupuestaria y continuidad de la jerarquía máxima estatal.”
“Históricamente, se señaló que las mujeres eran más conservadoras, por estar más ligadas a la tierra, a la tradición, a la preservación de la vida. Esto cambió radicalmente a partir del desarrollo del capitalismo, las sociedades más urbanas y más complejas en el entramado productivo, social y comunicacional y de las conquistas de derechos señalados líneas arriba. El proceso de enfrentar crisis económicas, en tiempos de puesta en cuestión de órdenes de dominación machista, y lograrlo a partir de experiencias colectivas, grandes, como las movilizaciones masivas, o pequeñas, como los espacios de reflexión entre amigas, compañeras de trabajo o estudio, fue colocando a las mujeres en un rol protagónico. El voto a las ultraderechas es más esquivo en las mujeres que intuyeron allí una amenaza, de manera mucho más clara que sus pares varones.
Entonces, también nos odian porque saben que vamos a ser resistentes. No vamos a dejarnos mansamente arrebatar los derechos conquistados. Y esa memoria y ese presente es una fuerza para enfrentar el saqueo planificado que está impulsando el gobierno de LLA.
No hay gran invención ni creatividad de las derechas nativas, aquí se ve la reproducción de un libreto y prácticas que promueven las ultraderechas a escala global. Al no contar ya con la utopía de la felicidad del mercado con la que nacieron las experiencias neoliberales, nos venden la distopía del odio: racismos, xenofobias, misoginia y neofascismos diversos crecen en los países europeos y del norte, con sus versiones del sur. Atacar lo común, lo colectivo y promover individualismos extremos está siendo parte de estos relatos del sálvese quien pueda. Y esas miradas políticas colocan como contradictor predilecto a los feminismos. Así devenimos en uno de los principales antagonistas en el marco de lo que denominan «colectivismos»; es decir, todo proyecto que piense la existencia en términos de comunidad, que conciba lo político como un ordenamiento de lo social, que entienda al Estado como regulador y redistribuidor de recursos materiales y simbólicos. El libertarianismo anacrónico que postula Javier Milei exacerba al individuo como categoría suprema, todo es pensado en función de parámetros que consideran la libertad como la posibilidad de elegir de modo ilimitado e irresponsable, además de sin contexto”.
“Las ultraderechas necesitan relaciones sociales y políticas más violentas. El modelo neoliberal en su crisis abierta y expuesta requiere de reapropiarse del trabajo no remunerado de las mujeres, y en ese sentido, el conservadurismo moral nos propone una vuelta a un supuesto «orden natural», donde ser madres por obligación y el control sobre nuestros cuerpos es una herramienta que consideran eficaz. Nos quieren devolver al lugar de amas de casa, como un lugar de donde, según ellos, no deberíamos haber salido.”
“El feminismo popular tiene que interpelar también a los varones del campo popular. Un desarrollo con el centro en las personas y su ambiente, partir de un proyecto colectivo, solidario, es por donde debemos transitar el tiempo que viene. Sin obviar el papel de las redes (anti) sociales, para nosotras y nosotros es la política de cercanía, del cuerpo a cuerpo, y, una vez más desde abajo. El pueblo, la localidad, el barrio, la manzana. Los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidades, hay que estar atentas a recuperar las experiencias de sobrevida que las crisis imponen.”
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