El 31 de marzo se conmemora el día internacional de la visibilidad de las personas trans, no binarias y de género no conforme. Cuatro de ellas nos cuentan cómo viven ser visibles hoy en América Latina.
¿Por qué surge esta fecha?
En 2009, la activista trans estadounidense, Rachel Crandall impulsó la idea de celebrar la vida y resiliencia de las personas trans al darse cuenta de que -entonces- solo existía una fecha en el calendario (20 de noviembre) dedicada a la memoria de quienes fueron víctimas de crímenes de odio por transfobia y otras formas de violencia. Como respuesta, Rachel promovió la necesidad de celebrar la vida, la resistencia, los logros y la esperanza de las personas trans en el mundo. Así, el 31 de marzo de ese año se celebró por primera vez el Día Internacional de la Visibilidad Trans.
La visibilidad no siempre es un objetivo
En América Latina la vida de las personas trans puede cobrar diversas dimensiones e impactos que hacen que la visibilidad no siempre sea una meta. Entender esto implica situarse en una región en donde la esperanza de vida de las personas trans es de 35 años, de acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Informe 2015). Brasil, México, El Salvador, Honduras y Guatemala están entre los países donde se registran los mayores niveles de violencia tranfóbica/transodiante a nivel mundial.
El avance de grupos antiderechos y transodiantes en los espacios legislativos de muchos de ellos obstaculiza el avance de derechos para estas poblaciones. De acuerdo al reporte de 2019 de ILGA, solo ocho Estados reconocen el derecho a la identidad de manera autopercibida mediante un procedimiento administrativo. En algunos casos, aún bajo términos y condiciones como solo garantizar únicamente este derecho a personas trans mayores de edad. En la mayoría de las legislaciones las infancias y adolescencias no están incluidas, tampoco las personas no binarias.
Además de no reconocerles el derecho básico a la identidad, las violencias sistemáticas que se ejercen contra las personas trans implica que, en ocasiones, se vean orilladas a negar su propia identidad de género con tal de evitar ser acordase en su núcleo familiar, la escuela o centros de salud o para acceder a un trabajo y vivienda.
Pese al panorama, la visibilidad también puede impactar positivamente, en especial cuando se construye desde adentro. Cuando personas trans acompañan a otras desde la complicidad, las comparticiones, el gozo y los afectos para vivir sin miedos, ni vergüenza y para saber que el camino no siempre es solitario.
Para entender mejor, Presentes preguntó a cuatro personas trans de la región ¿qué significa ser visible? y en sus contextos ¿qué implica?“La visibilidad no implica solo lo monstruoso”
Daniela Núñez es transfeminista, centroamericana, trabajadora sexual, migrante y ávida lectora. “Creo que ser visible es importante. De algún modo es una suerte de representación y un acto potente más que todo para la persona que habita la enunciación marginal. Pero apostarle solo a ser visibles es hacerle cosquillas a los sistemas de opresión. Porque vamos, que ser visible o tener algún grado de representación dentro de algunos espacios es la cuota simbólica.
En la capa más íntima, en mi contexto y en los espacios donde me muevo –que particularmente son feministas– hay un costo alto. Cobra salud mental; tranquilidad; espacios de ocio, una serie de cosas que son también difíciles de pagar porque por un lado tenemos este feminismo transodiante donde existe el escarnio de reconocer a una persona trans cercana a las epistemologías feministas, a la praxis feminista, a los diálogos feministas. Por otro de reconocer en sí misma la posibilidad de una transición a partir de epistemologías feministas, incluso al acompañamiento de compañeras feministas.
La transfobia más allá de movimientos sociales es palpable. Reconocer la mirada del otro, el repudio a lo que no conoce, a lo que no le parece normal. Y más allá de lo que no conoce, pensaría a lo que no cree normal y a lo que imagina o supone que soy. En ese sentido las implicaciones se traducen, en el peor de los casos, en transfeminicidios. Se reproduce la exclusión en una serie de dificultades para acceder a cosas. Y cuando digo cosas me refiero a cosas mínimas.
La otra implicación de ser visible es vitalmente hermosa. Cuando una se ve al espejo después de un viaje de cuestionamiento, de reconocimiento, de atender a la organicidad de sus prácticas, de verse así misma en la construcción de su proyecto ético-político, transfeminista, amable, al ir por el primer corpiño con las amigas, por el primer pintalabios (…) tiene una suerte de complicidades que creo que son un reto para los activismos académicos y callejeros de poder comenzar a enunciar.
La visibilidad no implica solo lo monstruoso y terrible que es salir a la calle, sino también el abrazo de algunas compañeras, de compañeros de otros movimientos sociales y en ese sentido es importante recalcar lo bello que hay entre la experiencia trans.
“Es un acto de amor propio y colectivo”
Ali Salguero es bailarine y docente en formación como danzaterapeuta en el estado mexicano de Sonora. Además, es parte del equipo de O/trans Fanzine. “Ser una persona trans visible significa abrazar mi experiencia y hablar desde ella para que otras personas —trans o no— sepan que otras maneras de existir son posibles. Es ejercer mi profesión y mi activismo como una declaración de que estoy vivx. Es un acto de amor propio y colectivo.
Implica asumir el riesgo a perder credibilidad, a que algunas personas piensen que finjo o que me inventé mi identidad de un día para otro. Implica ser extremadamente sensible a todo lo Otro, todo lo deforme y rechazado, todo lo que sale del régimen de la normalidad”.
“La visibilidad de personas trans en Honduras es una historia no contada”
Nahil Zerón es una persona trans que habita el territorio hondureño, uno de los países más violentos de América Latina para las personas LGBT. “Para mí la visibilidad de ser trans es nombrarme cada día pero también irme descubriendo desde otras lógicas de existir. Mi visibilidad parte y tiene mucho sentido cuando se encarna en mi vivencia una historia de identidades y corporalidades que no han podido vivir en Honduras, que han atravesado la violencia estructural de los diferentes sistemas de opresión que van perpetrándose sobre nuestros cuerpos.
Hablar de visibilidad de personas trans en Honduras es hablar de una historia no contada y las implicaciones que tiene, no sólo tienen una connotación en que hemos atravesado por diferentes procesos de violencia y discriminación, sino del reconocimiento colectivo entre otras, otros y otres y saber de qué manera vamos no solo colectivizando pensamientos sino organizándonos y respondiendo a estos sistemas de opresión. Ser una persona trans no solamente es una identidad, es habitar el mundo desde otra corporalidad y otras vinculaciones.
“Es abrir la posibilidad para que une niñe pueda crecer sin miedo”
Luis Tirado Morales tiene 17 años, es activista y junto a sus amigues gestiona Estrellas Trans, un proyecto artístico y de convivencia dirigido a infancias trans en México. “La manera en que se es visible es siendo completamente honeste contigo y la forma en que te presentas hacia el mundo. No necesariamente creo que tienes que, textualmente decir ‘soy una persona trans’, el existir fuera de las normas y la normatividad cisheterosexual y moverte libremente desde ahí me parece que ya es una forma de visibilidad.
Una de las cosas que yo hubiera querido cuando era más pequeñe era poder haberme visto reflejado en alguien, algún científique, algún superhéroe, algo que pudiera decirme que mi identidad era válida y que además había muchas posibilidades de ser dentro de esa identidad. Me parece que nunca verte reflejade corta esa posibilidad de soñar y de pensarte de maneras positivas. El saber que hay muchos tipos de existencias ayuda a que puedas forjar ese camino, en que puedes ser trans y también puedes ser feliz.
En mi contexto implicó hacer visible a mi familia. Tener ese apoyo es muy lindo pero creo que es algo que se va haciendo más grande a nivel conciencia para que otres puedan empatizar y vean que las personas trans existimos y somos valiosas.
Ser visible es abrir la posibilidad para que une niñe pueda crecer sin miedo a expresarse, porque si alguna vez vio a otre que lo hizo y le parece natural creo que le quitas mucho sufrimiento. Creo que son estas cosas pequeñas las que te muestran que sí es importante ser visible”.
*La nota fue publicada originalmente en Presentes como parte de la alianza entre Tiempo y la agencia de comunicación feminista con base legal en Argentina y alcance regional.
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