Participaron cerca de cuarenta policías de distintas comisarías: desnudaron a detenidos, los abusaron sexualmente, los golpearon y dispararon a quemarropa con balas de goma.
La brutalidad policial se conoció tras una denuncia presentada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM): «En la represión, participaron cerca de cuarenta policías de distintas comisarías, quienes desnudaron a detenidos, los abusaron sexualmente, los golpearon con tonfas, los patearon en el piso, los gasearon y dispararon a quemarropa con postas de goma», denunció Roberto Cipriano García, abogado y secretario ejecutivo del organismo de control, en diálogo con Tiempo.
Y agregó. «Venimos presentando denuncias contra esa comisaría desde hace seis años porque nos enteramos -por detenidos y familiares- que allí ocurrían graves hechos de torturas en forma sistemática».
«De todos modos, sabemos que estas violaciones a los Derechos Humanos ocurren en distintas dependencias policiales de la órbita bonaerense, en las cuales -aseguró el secretario ejecutivo- continúan alojando personas en forma ilegal porque están sobrepobladas y en condiciones precarias de habitabilidad».
Adriana Cecilia Ponce era la titular de la comisaría Ensenada 2°; Ángel Daniel Barrientos, el segundo jefe; en tanto Leandro Ignacio Altamiranda era el imaginaria de los calabozos. Todos ellos fueros imputados por los delitos de tortura y falsedad ideológica de documento público.
«Finalmente, la semana pasada, el juez Eduardo Silva Pelossi, titular del Juzgado de Garantías N 2 de La Plata, ordenó la detención de Ponce y Altamiranda. Barrientos ya permanece detenido en la Unidad Penal 26, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), condenado en diciembre de 2024 por una feroz requisa en una comisaría de Berisso», detalló el letrado.
Los tres resultaron imputados por los hechos ocurridos durante la madrugada del 21 de octubre de 2024. El pedido de detención del fiscal Gonzalo Petit Bosnic está fundado «en que los detenidos hicieron una protesta para reclamar por las condiciones de detención, los efectivos ingresaron en los calabozos y desataron una excesiva y desproporcionada represión contra los allí cautivos», señaló Cipriano.
Después de este episodio: «Ocurrieron una serie de torturas que se extendieron a lo largo de esa madrugada, hasta el amanecer. Los policías ingresaron a los calabozos y dispararon escopetazos con porta de goma contra los detenidos, a quema ropa», reconstruyó el funcionario de la CPM.
Y completó. «También arrojaron granadas de gas lacrimógeno y lanzaron a corta distancia chorros de agua con alta presión y gas pimienta. Les habían cortado la electricidad, por lo cual, este episodio sucedió a oscuras».
Los detenidos fueron reducidos y se encontraban indefensos; entonces, fueron obligados a pasar a la celda destinada al alojamiento de contraventores: «Iban pasando de a uno entre las filas que formaron los policías, mientras les aplicaban la técnica de tortura conocida como ‘puente chino’. Además, continuaron con patadas, golpes de puños y objetos contundentes hasta que amaneció», denunció el secretario ejecutivo.
Después de este episodio de brutalidad policial, «los desnudaron y les sujetaron las manos por la espalda con precintos, fueron obligados a ponerse boca abajo con la cara contra el piso y permanecer en esa posición, encimados unos sobre otros», detalló.
«Los policías continuaron golpeando y amenazando de muerte a los detenidos. Frotaron una tonfa en las partes íntimas de los detenidos. Mientras les decían que los iban a abusar sexualmente. Además, los obligaron -denunció el abogado- a que se besen partes íntimas entre ellos, incluso a un detenido que se encontraba inmóvil por los golpes».
«Cuando tomamos conocimiento de tan aberrantes hechos, nuestros equipos se hicieron presentes en la comisaría, realizaron entrevistas a los detenidos y confeccionaron el primer informe técnico, que acompañó la denuncia penal por torturas«, remarcó.
Antes de la inspección del organismo, desde la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Ensenada se había hecho presente «el subsecretario Carlos Dabalioni, quien también había entrevistado a los detenidos y constató que estaban muy mal por la brutalidad policial que sufrieron. Sus aportes hechos a la investigación resultaron vitales», valoró Cipriano.
Los hechos ocurridos en la comisaría 2 de Ensenada no son un episodio aislado, «sino que forman parte de un sistema de gobierno que nosotros venimos denunciando hace muchísimos años», aseveró el letrado y enfatizó: «Esto no solamente funciona así en las cárceles, sino que también está presente en las comisarías bonaerenses; las torturas ocurren en forma sistemática».
El secretario ejecutivo puso como ejemplos otros dos casos de torturas similares que ocurrieron en la comisaría 3° de La Tablada, entre 2019 y 2020, «por los que fueron condenados 14 policías bonaerenses». Y el otro, en la comisaría del Domselaar, «donde ocurrieron torturas entre 2015 y 2016; por estos hechos, ya teníamos fecha de juicio, pero fue suspendida», finalizó.
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