Es bailarina, conductora y actriz. Se transformó en una marca registrada por su carisma y carácter. De chica estaba obsesionada con Pimpinela.
Hoy Conte conduce junto Coco Sily y Diego Golombek Noche de mente, un programa de juegos para experimentar con invitados, que transmite la TV Pública todos los viernes a las 20.
-¿El trabajo es salud?
-Sí, y me gusta lo que hago entonces el esfuerzo vale la pena. Pero bueno, como madre te digo que pensé que no iba a poder. Estoy laburando un montón y por suerte tengo una red de contención que me ayuda y mis hijos me re bancan.
-¿Qué querías ser cuando eras chica?
-No lo tenía muy claro. Terminé el colegio y estudié para maestra jardinera, quería ser azafata y me encantaba la idea de ser modelo. Pero esa espuma fue bajando. Lo que sabía era que tenía que laburar.
-¿De qué trabajabas antes de la fama?
-De todo lo que se te ocurra. Cuidé niños, laburé en una casa de cambios, de promotora… Así terminé estudiando comedia musical. Me echaron de un laburo, que evidentemente no era lo mío, y me dio la oportunidad de aprender a bailar, que era algo que me encantaba, pero que nunca había visto como una salida laboral. Nunca imaginé vivir de eso, pero me puse a estudiar.
-¿Y te fue llevando el camino?
-Sí, así fue. La bailarina me llevó a donde estoy ahora.
-¿Dónde te criaste?
-Soy de Belgrano, de Arcos y Monroe. Fui a la Normal 10, jardín, primaria y secundaria. Ese es mi barrio de siempre.
-¿Cómo te iba en el colegio?
-Mal. Bueno no tan mal, pero nunca fui ni muy exigente ni estudiosa. Mi hermano mayor fue el que se llevó toda la exigencia, entonces mis padres me dejaron más tranquila. Era viva como para no llevarme materias, pero nunca apuntaba al diez, siempre para aprobar y no tener problemas. Como para tener tiempo libre y no hacer más que lo estrictamente necesario. No le daba mucha bola, salvo cuando era necesario.
-¿Qué juego de esa etapa sentís que te influyó?
-De chica estaba obsesionada con cantar los temas de Pimpinela. Me pasaba horas teatralizándolas, escribía las letras a mano para estudiarlas. Mis hermanos todavía se acuerdan que los obligaba a hacer de Joaquín. Me fascinaba. Esa era mi verdadera escuela. Eso y las películas musicales. Pero todo apareció de casualidad. Digo lo de laburar en la tele y eso.
-¿Es decir, no era tu objetivo?
-No hice mil cásting, ni pensaba todo el tiempo en cómo hacer para entrar en algún lado. Más bien iba haciendo lo que encontraba. Estudiaba, me gustaba, pero nunca busqué ser famosa, ni mucho menos.
-¿Lo primero que hiciste fue el programa de juegos telefónicos en la madrugada?
-En la tele de aire sí, Call Tv fue lo primero que hice. El año anterior había hecho para el cable, un programa en Cosmopolitan que se llamaba Tienes una cita, como presentadora. Me acuerdo que una amiga me dijo que como yo era caradura, que porque no iba al casting. Les gustó lo que hice y me contrataron. Y terminé haciendo las grabaciones en México. Volví, hice casting de cualquier cosa, de lo que venga y fui a una que buscaban una minita para programa de juegos y bueno, termine en Call Tv. Era solo un cuerpo lo que querían, pero aproveché para mostrar lo que yo era y quería.
-¿La alegría del arranque no te hace inmune para siempre a las pálidas?
-Amo lo que hago, pero soy bastante transparente, se me nota todo. Y el entusiasmo de comenzar una carrera baja su intensidad. Me di lugar para no sólo mostrar mi simpatía, sino también de poder hablar de lo que me pasa como persona, y desde ahí conectar con la gente. Así terminó llorando en cámara, o hablando de lo que me tiene mal. No soy buena careteando las emociones. Ya estuve en ese lugar y ya no me interesa hacerlo.
-¿Siempre te recuerdan cuando le dijiste no a Tinelli?
-Sorprendió y entiendo por qué se recuerda. Sé que es un momento que me acompañara y no me molesta. Pero no me parecía y listo. Fue algo natural. No tuvo trascendencia para mí en aquel momento, pero a la distancia tomó otra dimensión. Me enorgullece porque hice lo que tenía que hacer. No es no y listo. Tomó trascendencia y bueno, me parece que estuve bien.
-¿El look con canas es una elección?
-Sí, tengo mis canas y a mucha gente le gustan. Fue una decisión maravillosa, que hace mucho quise tomar, pero al estar a diario en la tele me parecía imposible. Cuando me rajaron de El Nueve y vino la pandemia aproveché. Decidí ignorar el tabú de que las mujeres no pueden tener canas, a esa prohibición que parecía existir. Pero es un color de pelo, nada más, no puede ser tan grave. De hecho, salí al aire en el proceso, con la mitad de la cabeza de un color y las raíces de otro. Pero entiendo que fue importante para muchas eso de dejar de teñirse y me alegro si en algún punto ayudé. Recibí mucho amor inesperado por ese tema. «
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