La víctima recibió patadas en el piso hasta quedar sin vida. Según los estudios médicos practicados, el cuerpo tenía fractura cervical, también de cráneo, pérdida de masa encefálica, hundimiento de pómulos y heridas graves en los oídos.
En sus fundamentos, explicó que lo decidió así por la gran cantidad de pruebas que existen en el expediente. Cuando sucedieron los hechos había ordenado la inmediata detención de los imputados Sáenz Valiente, Simón Emilio Leiva, Pablo Gómez, Enzo Ariel Salomón y Enzo Vallejos. También hay otros ocho imputados por encubrimiento agravado. Los defensores de los acusados son abogados del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
El homicidio de Lugo ocurrió el pasado diez de marzo en el barrio Itatí de Quilmes. Una decena de efectivos de la Policías Bonaerense y dos integrantes de Prefectura Naval Argentina (PNA); “lo persiguieron tras una denuncia telefónica que recibieron por un robo”, reconstruyó Roberto Cipriano García, abogado y secretario ejecutivo de la CPM, en diálogo con Tiempo.
Sin embargo, los uniformados no tenían ninguna información sobre “la identidad de la persona que buscaban”, explicó el letrado. Finalmente lo pudieron reducir en el interior de un club ubicado en calles Montevideo y Chacabuco: “Le dieron golpes y patadas hasta matarlo”, denunció.
Los estudios practicados al cuerpo de la víctima pudieron acreditar “que tenía fractura cervical, hundimiento de pómulos y pérdida de masa encefálica, entre muchas otras lesiones, pero estas que apunté primero fueron las que le provocaron la muerte”, aseguró el secretario ejecutivo.
En el hecho hay una escena macabra, “luego de asesinarlo subieron el cuerpo del muchacho esposado a la caja de la camioneta -móvil oficial de la fuerza de seguridad- en la que se movían”, enfatizó García. Y desde el club se lo llevaron a la comisaría 2° de Quilmes, “por eso la fiscal no dudó en ordenar la detención de tres policías y dos prefectos cuando pasó el caso”, subrayó el abogado.
Por todo ello, la fiscal Santoro, “recientemente pidió -al Juzgado de Garantías 3- que las cinco detenciones se conviertan en prisión preventiva, en función de la cantidad de pruebas acumuladas en la causa”, valoró el secretario ejecutivo. En el momento que sucedieron los hechos aparecieron dos abogados de la Dirección de la Asesoría Letrada de la Provincia de Buenos Aires, “se presentaron como defensores de los imputados”, señaló.
Continuó denunciando que considera “que se trata de una clara defensa corporativa institucional frente a este terrible hecho de violencia institucional, porque así ponen a los policías en un lugar de privilegio frente a cualquier funcionario público; no lo puede patrocinar el Ministerio de Seguridad”. Esto resulta un aval para estas “graves violaciones de Derechos Humanos”, agregó.
Además, en los teléfonos celulares de los policías imputados se encontraron audios de Whatsapp y búsquedas en Google que incriminan a los imputados. En uno de los aparatos se había buscado respuesta a la pregunta: “¿Qué pasa cuando un policía mata a un aprehendido?”, argumentó el letrado.
La fiscalía recientemente pidió prisión preventiva para cinco de los imputados, Sáenz Valiente, Simón Emilio Leiva, Pablo Gómez, Enzo Ariel Salomón y Enzo Vallejos, por considerarlos autores materiales de homicidio agravado por haber sido cometido por funcionario público.
También están acusados por encubrimiento agravado y por haber ocultado el crimen, otros ocho efectivos de la Policía Bonaerense. Tomas García, Lorena Vanesa Piñeiro, Santiago Luna, Gastón Encina, Iván Aguirre, Belén Iturriaga, Brenda Mariel Puebla y Nelson Duarte.
Sucedió el pasado diez de marzo cuando se movilizó una docena de efectivos de la Policía Bonaerense y dos integrantes de Prefectura -por un llamado que hicieron al 911- para buscar al autor de un presunto robo que había ocurrido en el barrio Itatí de Quilmes, en el límite entre las localidades Don Bosco y Bernal.
David Emanuel Lugo, de 33 años, estaba casado y era padre de tres hijos. De repente comenzó a ser perseguido por los efectivos policiales, por lo cual intentó ocultarse en un club ubicado en calles Montevideo y Chacabuco, donde finalmente fue aprehendido.
Los uniformados lo patearon brutalmente en el piso hasta matarlo y los vecinos vieron cuando subían el cuerpo de la víctima a la caja de la camioneta -patrullero- con la cabeza bañada en sangre. Se llevaron el cadáver a la comisaría 2° de Quilmes. El médico que realizó la primera pericia observó que aún tenía las esposas colocadas en las muñecas.
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