Estremece que se haya instalado otra vez en Argentina la idea del "cambio" a cualquier costo.
Ahora es julio de 2023 y la foto de Jujuy devuelve disparos de fuerzas represivas a los ojos, órdenes de detención de dudosa legitimidad, ingreso ilegal de la policía a las universidades, encarcelamiento de abogados, amenaza de expropiación de la delegación de la UBA que gestiona el Pucará de Tilcara, habeas corpus preventivos. Una postal amenazante para el año en el que se cumplen 40 años de democracia, en una provincia cuyo actual gobernador integra una boleta de Juntos por el Cambio como candidato a vicepresidente.
Aquí son los organismos de Derechos Humanos locales e internacionales los que denuncian, los secretarios de Derechos Humanos de las provincias los que expresan preocupación en medio del silencio opositor, abroquelado detrás de un personaje que para poder gestionar la provincia mantiene detenida desde hace más de siete años a la principal referente popular a través de una ingeniería ilegal que, de haber ocurrido en el país gobernado por Nicolás Maduro, hubiese indignado al expresidente.
¿Quién va a pedir perdón por lo que Gerardo Morales está haciendo en Jujuy?
¿Quién le pedirá disculpas al pueblo santafesino por la bochornosa campaña electoral de la interna de Juntos por el Cambio en la que los contrincantes se revolean acusaciones de trabajar para el narcotráfico y sospechas de financiamiento ilegal de las acciones proselitistas?
¿Por qué será que el principal partido organizado de derecha, que hace esfuerzos discursivos por diferenciarse de la «ultraderecha» pero la imita y hasta la supera a la hora de la acción, decidió este camino electoral? ¿Por qué elige el quiebre del consenso democrático, no sólo en su relación con sus oponentes sino al interior de su propia fuerza política?
Esta semana comenzaron a difundirse los spots de las distintas coaliciones que disputarán las PASO dentro de un mes. El mensaje de la oposición que expresa al electorado de derecha queda claro: los palos de Jujuy tienen su correlato en el «todo o nada» de Patricia Bullrich, la promesa de eliminar al kirchnerismo para hacer las cosas rápido y sin anestesia se traduce en la estigmatización del que protesta, defiende sus derechos o resiste el avasallamiento. En esta edición, el doctor en Historia Mario Ranalletti explica el crecimiento de este tipo de expresiones en la necesidad de «negar al otro, deshumanizarlo», al estilo del negacionismo europeo posterior al Holocausto que –advierte– hoy constituye la segunda o tercera fuerza en países como Francia o la primera en Italia, y parece extender sus brazos a sur de América Latina.
Estremece imaginar que la campaña del «orden» sea una demanda social detectada en los focus group. Y que se haya instalado una vez más en la Argentina la idea de que es necesario un «cambio» a cualquier costo. Como si no se hubiese pagado cara la aventura del «primer partido de la derecha moderna» en 2015, por la que tampoco nadie pidió perdón. ««
En un procedimiento inédito en América Latina, por primera vez se trasplantó un hígado proveniente…
“Un peronista pasó a libertario; así consiguen votos para las leyes”, dijo la ex presidenta…
Un trabajo conjunto de tres centros de investigación bonaerenses, confirmó la aparición y expansión de…
El gobernador bonaerense arremtió contra el presidente Javier Milei por el cambio en los medicamentos…
En el 15º aniversario del legendario concierto en el estadio de Vélez, por primera vez…
Como parte de los eventos por el Día Internacional de la No Violencia contra las…
Sin ningún miedo al ridículo, el presidente ensayó unos pasos de baile. Cómo sigue la…
La agrupación que acompañó a Willy Crook en sus años dorados vuelve a presentarse para…
Además, la expresidenta volvió a cuestionar al Poder Judicial por no someterse a la voluntad…
Fue uno de los senadores que llegaron al Congreso con el voto peronista, para luego…
Adoptó una resolución convocando una conferencia de alto nivel para solucionar el conflicto de manera…
El piloto argentino continuaría en Williams, en un rol estratégico.