Parásitos perfectos: biopunk con ritmo de rumba colombiana

Por: Nicolás G. Recoaro

Reseña del nuevo libro de cuentos de Luis Carlos Barragán Castro. New Weird, horror cósmico y ciencia ficción sudaca de la buena.

“Nadie vive verdaderamente solo”. La máxima es del tratado Parasitology: An Integrated Approach de Alan Gunn y Sarah Pitt. Está tatuada como epígrafe, quizá también como advertencia, en la primera página de Parásitos perfectos, el nuevo libro de Luis Carlos Barragán Castro. La obra, publicada por Caja Negra Editora en su épica colección Efectos colaterales, reúne trece cuentos del escritor colombiano, secreto a voces del vital universo de la ciencia ficción parida en América Latina.

El volumen bucea en el magma ardiente de las relaciones simbióticas entre los humanos, las máquinas, los animales, los hongos, la multiplicidad de lo viviente y vaya uno a saber qué colectivo más. Cuerpos, metales, virus, bytes, flujos, aceite, sangre revolcaos en un merengue, y en el mismo lodo… Parásitos perfectos sirve en bandeja un distópico banquete platónico de body horror sudamericano. Atinado menú: parásito es una palabra que proviene del griego παράσιτος, el que come en la mesa de otro.

Ahora le dicen new weird, horror cósmico, biopunk de este continente sin futuro. Vamos al punto, ¿querés ciencia ficción sudaca de la buena? Tomá: historias de dealers y junkies de memoria artificial, de tribus post apocalípticas que doman autos, de comunión con un dios de micelio, de trasplantes de rostros que hermanan humanos e insectos, de rituales technochamánicos desenfrenados. Volado imaginario que baila al ritmo de la rumba caribeña. Al final de la lectura, queda flotando en el aire mil veces respirado el drama de lo no dicho.

La pluma del escritor bogotano es tórrida, empapada de belleza cósmica. Barragán Castro es cultor de una tradición literaria que transita senderos que se bifurcan y trifurcan en tierras de Douglas Adams, Jonathan Swift, Cortázar y siguen las firmas. Sueño húmedo de Ballard en el relato “Om-Phalos9”, que narra el romance de dos pilotos espaciales eunucos en las fronteras difusas de Júpiter, el infinito y más allá.

Párrafo aparte merecen las ilustraciones craneadas por el autor, nominado al Premio Rómulo Gallegos en 2013 por su novela Vagabunda Bogotá. Un bestiario delicado, a mitad de camino entre un manual de Biología y las obras eróticas de Toshio Saeki.

 Escribe Barragán Castro al cierre del relato que da título al volumen: “Un moralista diría que estar repletos de parásitos era solo otra moda autodestructiva, que sufríamos, consumidos lenta y dolorosamente, degenerándonos y muriendo en soledad. Habría sido mentira: estoy en el paraíso. No necesito nada, no quiero ser exitoso ni tener dinero, no siento hambre ni soledad, no tengo dolor; me siento pleno, amado, realizado: es la felicidad absoluta”. Un mundo feliz.

Una muestra: «No es un metro, pero es algo»

Sé que no te gusta Bogotá porque es muy grande y no tiene metro, por eso valoro que hayas venido. Las cosas que dejé en tu casa, las dejé a propósito: he estado esperándote durante casi siete años y, cuando vuelvas y las veas, quiero que me las devuelvas. Son una excusa para que me visites. Yo vivo en Kennedy, pero podemos vernos en el Planetario. Allá es donde se reúnen los enamorados para ver las estrellas.

Cuando Mario llegó, Bogotá era un desastre: la mayoría de las personas había migrado a Bogotá2 y no quedaba casi nadie en la Tierra. Los límites de la ciudad se reducían cada año y, aunque el centro estaba sobrepoblado, el ensanche permanecía vacío y era peligroso. Calles abandonadas, casas y apartamentos en ruinas, inmensos monumentos en los que grupos de locos vivían sin pagar arriendo, quemando muebles para mantenerse calientes cuando nevaba.

Los planes para construir un metro nunca se ejecutaron, pero todavía funcionaba el Transmioruga: unos monstruos enormes y blancuzcos dotados de cuernos postabdominales, espiráculos semitransparentes y apéndices exuberantes de colores tornasolados. Estaban cubiertos por una capa de vello perlado, y sobre sus coloridos  estigmas dorsales se 1112 amarraba un vagón rojo articulado con un fuelle de piel. Estas masas de carne alargadas y flácidas se movían con sus innumerables patitas sin producir ruido, excepto para pedir permiso. Había sido la alternativa más eficiente cuando se acabó el petróleo en el planeta, al menos para nuestra ciudad. Los Transmiorugas se alimentaban de una masa marrón procesada en la que hundían sus hocicos velludos: una pasta hecha de sándwiches reciclados, sobras de sopa y otras porquerías, servida en abrevaderos dentro de las estaciones de servicio. Eran enormes cerdos que hacían un festín de los sobrados de la ciudad. Alcanzaban cuarenta kilómetros por hora, pero su promedio de velocidad era menor porque con frecuencia se tropezaban o se lastimaban una patita en los huecos del asfalto. Tenían que aguantarse a los transmi-colados, a los que se subían a cantar una o dos canciones y a los que vendían dulces. Lo peor era cuando llegaban los bandidos encapuchados, quienes escalaban el vagón dorsal como piratas abordando un barco, subiendo por cuerdas con anclas que penetraban y a veces rasgaban la epidermis ventral de las orugas: atacaban a todos los pasajeros para robarles sus pertenencias y saltaban de regreso a sus moto-insectos, haciéndolas zumbar por el aire de forma aterradora.

Fragmento de Parásitos perfectos (Caja Negra Editora, 2024)

Compartir

La tensión interna no cesa y el oficialismo se encamina a otra derrota parlamentaria

Entre el miércoles y el jueves rendirán examen el veto a la movilidad jubilatoria, el…

58 mins hace

Piden que el gobierno cumpla con la Ley de Medios y que los partidos de la Selección los transmita la TV pública

Fue un proyecto presentado por el diputado de Unión por la Patria Eduardo Valdés. Señala…

1 hora hace

Una masiva marcha respaldará a los jubilados y enfrentará el veto de Milei

El miércoles los diputados buscarán revertir la decisión presidencial contra los ingresos de los pasivos.…

1 hora hace

Qué dicen cerca de Cristina luego del cruce con Milei: el futuro del peronismo y las elecciones

En el entorno de la expresidenta destacan que el presidente armó un acto para contestarle…

2 horas hace

Para qué lado sopla el viento

Los algoritmos son de derecha. No queda otra que volver a la calle, aunque el…

2 horas hace

Alvarez Rodríguez: «Para ponerle un límite a Milei tenemos que fortalecer a Axel»

La jefa de Asesores del Gobernador encabezó un plenario de su agrupación que reunió 300…

2 horas hace

Villarruel construye agenda propia y visita una provincia cada fin de semana

La vicepresidenta refuerza el distanciamiento con la Casa Rosada exhibiendo sus fotos de viaje en…

2 horas hace

Las últimas medidas de Milei cosechan un rechazo que supera el 60 por ciento

Son los datos de Analogías sobre el veto a la movilidad jubilatoria y el envío…

2 horas hace

Sofía Gala Castiglione: “Actuar es como garchar, cuando se termina todos quieren repetir lo más rápido posible”

La carismática y talentosa actriz protagoniza "Lo que se pierde se tiene para siempre", la…

3 horas hace

Andrea Álvarez te canta las cuarenta en el mejor disco de su carrera

La baterista, compositora y vocalista comanda un power trío que pulveriza lugares comunes. "La cadena…

3 horas hace

«La otra memoria del mundo», una mirada profunda y sensible sobre el valor de nuestro patrimonio y la identidad

"La otra memoria del mundo", el flamante documental de Mariela Pietragalla, reconstruye una historia personal…

3 horas hace

Ping pong con Flor Bobadilla Oliva: «Dormir la siesta es un derecho que debería estar amparado por la Constitución»

Es una de las cantantes más trabajadoras y comprometidas de nuestra música de raíz. Estudio…

3 horas hace