El proyecto que completan los también guitarristas Renzo Baltuzzi y Nicolás "Mu" Sánchez lanzó "Trama", un disco instrumental que derriba fronteras y prejuicios. La necesidad de trascender etiquetas y la adrenalina de la experimentación.
Butelman se puede señalar como el líder del Ñoño Trío, ya que Trama, el muy buen disco imposible de catalogar que presentarán el próximo 6 de julio, surgió a partir de su iniciativa de llevar a nuevos lugares su vocación de compositor. Se propuso trabajar con música escrita para «indagar en las vastas posibilidades de la guitarra eléctrica y sus procesamientos con pedales de efecto».
“A nivel compositivo la intención era la búsqueda de generar situaciones que yo no pueda o en general no se puedan resolver con una sola guitarra”, agrega para resumir la complejidad de Trama. “Traté de laburar expandiendo y limitando los registros de lo que se supone que puedo hacer en una guitarra. Por eso varias de las piezas tienen que ver con experimentar instrumentalmente con tres guitarristas, y no yo solo con la loopera, por ejemplo”.
Los límites de esa experimentación están dados por la libertad que asume el trío para probar, como quien diría, lo que se le viene en gana. Sin embargo, esa libertad no es una novedad para Butelman, ni para Renzo Baltuzzi y Nicolás «Mu» Sánchez. “Nunca laburé de hacer música comercial. Vengo intentando desarrollar cosas lo más originales posibles. La música de este disco la empecé a trabajar después de que me di de baja de una obra de teatro musical con Juan Rodo en la que no estaba nada cómodo en los ensayos. Me acuerdo que mis amigos y mi expareja me decían ‘no boludo, no tenés un mango’. Pero ahí destrabé una cuestión compositiva».
Butelman recuerda que su grupo anterior estaba formado por 12 músicos: «Todos ellos provenientes del jazz, a los que ‘les ponés una partitura adelante y lo resuelven'», algo poco frecuente, según dice, entre los guitarristas. «En el trío transitamos un proceso muy rico cuando pasamos de ser un grupo de improvisación a tocar música escrita. Y la verdad es que está buenísimo entender cómo escribir para el grupo, porque los chicos son tremendos músicos. Para mí hay una cosa muy linda que no es tan usual en estos tiempos. Renzo funciona como si fuera el cantante del grupo: tiene una cuestión expresiva muy contundente a la hora de tocar melodías».
«Dentro de lo abstracta que puede parecer la música instrumental en general y la nuestra en particular, yo tengo un ‘cantante’, y eso no es menor en un tiempo en que la gente está en Instagram todo el día viendo videos de acrobacias musicales: tener un guitarrista que te emociona cuando toca melodías para mí es fuerte».
La multitarea en los músicos (que en este caso también incluye grandes talentos culinarios entre los que se destacan el pan y la pizza de autor) se ha vuelto una constante que los separa del imaginario popular que infería que solo se dedicaban a grabar discos, salir de gira y contar dinero. «A mí me encanta dar clases. En los últimos años empecé a profundizar sobre cosas muy específicas. Doy talleres de análisis, de uso de pedales de efectos… Encontré la manera de poder laburar en las cosas que me gustan. Y eso siempre me ayuda. Volviendo a Trama, no nos interesaba hacer un disco tradicional de tres guitarristas tocando, intentamos que sea otra cosa, que es un poco lo que busco en general cuando compongo para mí. Siento que estoy buscando algo, de ahí a que lo encuentre es un tema más debatible».
Hoy hay una gran diferencia con el pasado no tan lejano: los usos y costumbres de cómo la gente se relaciona con la música en particular y el arte en general cambiaron drásticamente. «Los contextos son cada vez más chicos y la gente cada vez busca menos. Tenés que ser más inteligente que yo y mostrarte en redes porque la gente es muy vaga y no va más allá. Si algo no está en Spotify no existe, si no está en Netflix, tampoco. Y lamentablemente la batalla cultural la estamos perdiendo por goleada».
En ese contexto Trama es un quemar las naves, un disco de vocación casi punk. «No creo que limitarse vaya a hacer que a uno le vaya mejor o peor, prefiero llevar la música al extremo y después ver cómo me siento. Lo más importante es respetar el deseo de lo que querés hacer y recién después ver si tenés las herramientas para llevarlo a cierto público. Creo que en los últimos tiempos la gente perdió paciencia, capacidad de escucha y de análisis. Hoy la música tiene que estar servida en la mesa, rápido y sin sorpresas. Pero eso no contribuye al desarrollo creativo. La parte buena de todo esto es que cuando la gente conecta con algo se genera un vínculo genuino. Yo creo que hoy, quizás más que nunca, viviendo en esta Argentina hay que hacer las cosas que nos gustan y estar rodeado de la gente que queremos. El país se está prendiendo fuego y nadie sabe cuándo nos va a tocar a nosotros». «
Ñoño Trío presenta Trama el 6 de julio a las 20:30 en Cuerda Mecánica, Juramento 4686. Abre el Mudo Trío.
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