Osvaldo Bayer, el amor y el odio

Por: Fernando Rosso

Me has dado una flor roja como tu corazón, que yo la retribuyo con un ramo de verde esperanza y con dos flores puras y blancas como tu vida. Es la hora nuestra de flores y de cantos, triunfos de sonrisas y alboradas, de alegría jovial y festiva. Saltos sobrehumanos de pasiones armoniosas que se confunden con gritos de Prometeo y de Orfeo.» Con esa lírica envidiable escribía Severino Di Giovanni a su joven amada, América Scarfó, en las cartas de amor cuyos originales fueron recuperados de los archivos policiales en los años menemistas por Osvaldo Bayer y la propia América. Para reunirse con ese tesoro perdido, se vieron obligados a entrevistarse con Carlos Corach, ministro del Interior de Menem. «No se olvide, Bayer, que yo me llamo Carlos W. Corach. Carlos, por Carlos Marx, y W. por Wladimiro Lenin», explicó el inefable funcionario con la intención de mostrar vaya a saber uno qué galardones. «No lo parece», contestó Bayer con la franqueza y honestidad que siempre lo caracterizó.

Aquellas cartas fueron descubiertas por el periodista-historiador durante su investigación sobre Di Giovanni, cuando intentaba develar el otro lado de las sórdidas versiones oficiales propaladas por personajes ilustres como Ernesto Sabato o Beatriz Guido que aseguraban que aquel imprudente y controversial anarquista era poco menos que un delincuente común y silvestre, un salvaje amante de la noche y la mala vida.

Bayer descubrió a un hombre que efectivamente había cometido robos, asaltos y actos de violencia, pero que tenía una causa y se consideraba parte de un movimiento y una comunidad de ideas. Fue detenido y juzgado por los militares de la dictadura de José Félix Uriburu y finalmente fusilado. Aquel acontecimiento terrible nos legó una reliquia literaria que aún hoy se utiliza como modelo insuperable para las nuevas generaciones de cronistas: el relato de Roberto Arlt titulado «He visto morir».

Bayer no fue indulgente con su personaje, rescató críticamente la complejidad de su vida y de su itinerario político, pero sin permitir el monopolio del relato histórico por parte de los vencedores. Porque si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia. O porque, como afirma Enzo Traverso en su recomendable libro, Melancolía de izquierda (Fondo de Cultura Económica, 2018): la derrota es portadora de una indiscutible superioridad epistemológica. 

El mismo ímpetu guió los  13 años de investigación que se convirtieron en los cuatro tomos de la historia de las huelgas patagónicas. Mil quinientos peones rurales fusilados por órdenes del radical Hipólito Yrigoyen en 1921 y otras miles de preguntas sin responder a lo largo de casi cien años por los funcionarios de ese partido marcado a fuego por sus masacres «democráticas». Aunque, según contó el propio Bayer en sus escritos sobre la cuestión y en una entrevista de enero de 2017 con La Izquierda Diario, el general Perón tampoco respondió a sus misivas ni emitió juicio sobre aquella masacre. Es tan cierto que la película La Patagonia rebelde, dirigida por Héctor Olivera y que tuvo a Bayer como guionista –luego de varias idas y venidas– pudo exhibirse por autorización de Perón durante su tercera presidencia (1974), como que después de su fallecimiento, María Estela Martínez la prohibió por decreto y todos sus protagonistas se vieron obligados al exilio, perseguidos por la Triple A.

El mismo espíritu y voluntad inquebrantable impulsó a Bayer a tomar partido por los oprimidos, por los explotados, por los avasallados y por los condenados de la tierra. Alumbró su lucha junto a los pueblos originarios y su denuncia implacable contra el genocida Julio Argentino Roca, o al lado de los obreros y obreras que recuperaban fábricas con Zanón como emblema, también en territorio patagónico.

«Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo», afirmó en alguna de las tantas generosas entrevistas brindadas sin exclusiones.

La vida lo obligó a ser un poco alemán a golpes de exilio y cumplió a su manera con el mandato de otro alemán ilustre. En la XII tesis sobre el concepto de historia Walter Benjamin sentencia: «El sujeto de conocimiento histórico es la clase que lucha, que está sometida (…) En el curso de tres décadas [la socialdemocracia] ha logrado casi extinguir el nombre de un Blanqui cuyo timbre metálico había conmovido al siglo precedente. Se ha complacido en cambio en asignar a la clase obrera el papel de redentora de generaciones futuras. Con ello ha cortado los nervios de su fuerza mejor. La clase desaprendió en esta escuela tanto el odio como la voluntad de sacrificio. Puesto que ambos se alimentan de la imagen de los antecesores esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados».

Osvaldo Bayer, el hombre que con coherencia y obstinada dedicación mantuvo viva la imagen de las generaciones esclavizadas y alimentó la llama del justo odio despiadado contra los verdugos. Un odio que no es contrapuesto al amor, sino condición para que éste, alguna vez, realmente venza. «

Compartir

Ludopatía: el oficialismo no acompaña el proyecto de prevención en Diputados

La presencia de 137 diputados permitió el inicio de la sesión, pese al lobby y…

1 hora hace

Organizaciones sociales y políticas presentaron el Mapa de los Comedores de la Ciudad en la Legislatura

La anfitriona, la diputada porteña Victoria Freire, destacó que el 70% se encuentra en las…

1 hora hace

Kicillof transfirió fondos a los municipios y acelera la negociación por el Presupuesto

El gobierno anunció este miércoles el envío de la última cuota del Fondo de Fortalecimiento…

2 horas hace

Senadores cuestionaron a Francos por la política exterior de Javier Milei

En su informe de gestión en la Cámara Alta, el jefe de Gabinete defendió el…

2 horas hace

Tras seis años de lucha: este jueves la legislatura define si reconoce a miles de enfermeros como profesionales de la salud

En disputa hay dos proyectos: uno del macrismo que insiste con no incluir a la…

2 horas hace

Evaluar en clave pública

El ministerio a cargo de Struzenegger evaluará a los trabajadores estatales mediante el denominado “Sistema…

3 horas hace

Diego en cada rincón: arte, barrio y memoria en «Solo el Pueblo»

Un viaje visual que celebra la conexión entre Maradona y los barrios populares. La exposición…

3 horas hace

Trolls libertarios quisieron boicotear a Lali pero su nuevo tema ya es un éxito

Spotify hizo un post promocionando el último lanzamiento de la cantante. A los seguidores del…

4 horas hace

Alberto Fernández declaró por la Causa Seguros y negó las acusaciones en su contra

El ex presidente declaró este miércoles luego de que el juez federal Julián Ercolini rechazara…

4 horas hace

La Inteligencia Artificial se mete en las redes sociales: ¿qué queda para la privacidad de los usuarios?

X (ex Twitter, de Elon Musk) anunció que su asistente Grok utilizará los posts públicos,…

6 horas hace

Apelina: una nueva esperanza en la lucha contra la hipertensión

La hipertensión arterial es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente. Sin embargo, a pesar…

6 horas hace

Francos defendió en el Senado la reducción de un Estado «elefantiásico y corrupto»

El Jefe de Gabinete expuso su informe de gestión en la Cámara Alta. Antes se…

6 horas hace