La película parte de la historia de la carta escrita por un niño a un soldado y enviada adentro de una golosina, que luego apareció en un kiosko. La cobertura del tema en la revista Gente y el proceso de “desmalvinización” son el eje del film que llega mañana a la TV Pública.
“Tengo la misma edad que el pibe que mandó el chocolate”, cuenta Castro de su relación con el tema, que es la Guerra de Malvinas pero abordada a partir de la movilización de un pueblo por una causa nacional. En abril de 1982 Vidal, entusiasmado como la mayoría de la gente por lo que creía una gesta patriótica, le dijo a sus padres que quería mandarles chocolates a los soldados argentinos que estaban en las islas “para que no tuvieran frío”. La madre le propuso entonces que pusiera una carta escrita por él dentro del chocolate, y Gustavo así lo hizo. “En mi casa mandamos latas de conservas, y todo el barrio juntó cosas”, agrega Castro. “Así que cuando me hablaron del proyecto me pareció una instancia muy interesante para trabajar. Incluso me hizo acordar que mi viejo, por muchos años, había guardado la revista Gente en la que salió Pablo.”
“¿Qué pasó con el chocolate que le mandé a un soldado?” tituló en tapa Gente con la foto a portada completa del niño Gustavo Vidal, comiendo el mismo chocolate que le mandó a los combatientes. A pocos meses de terminada la guerra, el ejemplar resultó un mazazo para un país cuyos habitantes, en innumerables casos, habían dado lo último que tenían de valor material, que incluso también podía representar un valor afectivo: aros, collares, anillos, prendas heredadas.
Basado en la investigación periodística de Santiago García, la película reconstruye el periplo de Vidal, quien al crecer contactó al médico Pedro Peralta, que fue quien escribió a la familia de Gustavo contándole que una chica había encontrado su carta al comprar un chocolate en un kiosco. Luego, construyó un vínculo con varios de los protagonistas directos del conflicto, tanto combatientes como gente que los asistió en Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn. “La anécdota del chocolate tuvo una aceptación mediática muy grande, porque ocurrió en un medio de una fuerte desazón, de la defraudación de perder las Islas después de haber tenido noticias tan positivas, precisamente desde esa revista. Es el momento en el que Gente empieza a despegarse, porque entiende que ha finalizado la etapa de la dictadura y tiene que empezar a zafar de esa historia, a generar ese proceso de ‘desmalvinización’: no reivindiquemos nuestras islas, las islas no tienen historia, somos hombres sin nación, sin patria, y los soldados no nos interesa lo que dicen, son loquitos, pibitos de la guerra que no entienden nada.”
Un proceso que, como bien recuerda Castro, empezó apenas terminada la guerra con las mismas Fuerzas Armadas, que habían desplegado una guerra sucia contra buena parte de la sociedad argentina. “Cuando los soldados empiezan a desembarcar en Puerto Madryn, empiezan a decirles: los van a cascotear, a insultar, a decir de todo. Y los soldados se vieron conmovidos, todos los pueblos donde iban llegando eran una algarabía. De hecho, el día que llegaron a Madryn la ciudad se quedó sin pan, porque todos los habitantes compraron para dárselos a los soldados, que estaban realmente hambrientos, en algunos casos famélicos.”
Pese a que pasaron hambre y frío, eso no fue lo más terrible que tuvieron que vivir; como luego se supo, los militares argentinos llegaron a torturar a los soldados que mandaban a la guerra. El tema con la comida y el abrigo fue otra muestra de la falta de estrategia. “Apenas podían llevar armamentos a las islas. Las condiciones logísticas para llevar comida, provisiones y pertrechos eran imposibles. Pasaba un avión Hércules y lo podían bajar a cañonazos. Lo que se donó fue tanto, hasta el último día, que no sabían qué hacer”.
El desprecio por todo lo que no fueran ellos mismos era tal, que la dictadura, una vez publicada la nota de Gente sobre el chocolate y la carta, citó a los Vidal para interrogarlos, y “apretó” al médico Peralta. Sin embargo, ya no hubo nado sincronizado: la desmalvinización era también una retirada desordenada, de sálvese quien pueda. Porque lo que había nacido como un comentario del padre de Gustavo a un periodista que conocía (“iba a ser sólo una notita”, recuerda en la película), la dirección editorial de Gente lo convirtió en tema de tapa. “Gente había sido la portavoz gráfica de la dictadura, la había apoyado desde el principio del golpe. Empezaba el proceso de olvido y de decir que todos tuvimos la culpa de lo que había pasado.”
Operación chocolate
Dirección: Silvia Maturana (DOCA) y Carlos Castro (ADN). Producción General: Pablo Navarro Espejo. Guión: Silvia Maturana, Carlos Castro y Pablo Navarro Espejo. Estreno sábado 2 de abril a las 22 por la TV Pública.
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