El caso Gill conmocionó en 2002. Un matrimonio y sus cuatro hijos desaparecieron sin dejar rastros. El único sospechoso falleció en un accidente. Para intentar generar avances en una causa frenada, el Ministerio de Seguridad subió la recompensa por datos certeros.
Rubén José Gill, de 54 años, desapareció junto a su compañera, Margarita Norma Gallegos, de 25, y sus hijes María Ofelia de 12, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita de 6 y Carlos Daniel de 3. La última vez que se los vio fue el 13 de enero de 2002 en la ciudad de Viale, a 50 kilómetros de Paraná.
La familia vivía en la estancia La Candelaria, en el pueblo de Crucecitas Séptima, del departamento entrerriano de Nogoyá. Rubén y Margarita trabajaban como caseros. La última vez que se supo de la familia, en Viale, habían ido al velorio de un amigo. A medida que pasaba el tiempo y no tenía noticias de sus parientes, la hermana de Rubén radicó la denuncia en la comisaría local.
En aquel enero de 2002, con una Argentina en pleno estallido social, el caso causó conmoción. Las primeras sospechas judiciales apuntaron a Alfonso Francisco Goette, propietario del campo donde vivían los Gill. El hombre falleció en un accidente de tránsito en junio de 2016. Si sabía algo o tenía algo que ver con la desaparición de la familia, se llevó esa información consigo.
La causa, que en un primer momento había estado en manos del juez Jorge Sebastián Gallino, de Nogoyá, quedó en 2015 a cargo de del juez de Transición y Garantías Gustavo Acosta. “Hemos fracasado como Justicia”, dijo al cumplirse 20 años de la desaparición de toda una familia. “La verdad, no pudimos darle respuestas a los familiares de los Gill sobre lo que pasó con Mencho, Norma y sus cuatro hijos”, dijo entonces en diálogo con Entre Ríos Ahora.
La última novedad no tiene que ver con un nuevo dato sino con su búsqueda: para ello la cartera conducida por Aníbal Fernández formalizó este miércoles un ofrecimiento de 9 millones de pesos para intentar destrabar el expediente número 350/02, que se encuentra frenado por falta de avances.
“Es muy doloroso. Cada vez que aparece alguna novedad o se cumple un nuevo aniversario de la desaparición, se remueve todo. Y duele un montón”, dijo Carina Gill, sobrina de Rubén, en declaraciones a La Radio, de UNO, por La Red Paraná 88.7. “Cada indicio que surge genera expectativas, pero en el fondo es más de la nada. Pasaron 20 años sin ninguna novedad”, lamentó la mujer. Y pidió: “Ojalá realmente se encuentre a mi familia para darle un cierre a esta historia y no seguir con esta incertidumbre que arrastramos hace 20 años”.
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