«El desafío central es que tengamos todos la obsesión de la productividad», expresó Macri ante los empresarios, para dejar bien en claro sus coincidencias. También volvió a sostener su idea de Estado subsidiario o «canchero» (quien cuida el campo de juego): «En el camino de productividad, el primero que tiene que dar los pasos más rápidos es el Estado, que no puede ser una carga, no puede ser un obstáculo, sino que debe ser un facilitador.»
En esta «obsesión» por la productividad falta un sector principal, que es el trabajador, al cual Macri también intentó dirigirse: «Como le digo a los compañeros gremialistas, lo decía el General Perón, que la estrella polar del país debe ser la productividad.» Una frase sacada de contexto para intentar obtener alguna simpatía gremial, cuando se conoce que ese llamamiento por la «productividad» no es más que un eufemismo para evitar referirse a lo que efectivamente se desea: la baja de los costos salariales vía la flexibilización laboral y baja de salarios reales.
No es casual que ante los grandes empresarios Macri haya comentado que está pensando en su reelección: les estaba expresando la voluntad de continuar este modelo, otra de las exigencias de los inversores.
Ante el auditorio de IDEA, Macri mencionó que en el coloquio del año pasado prometió que si ganaba regresaría con todo el Gabinete para trabajar y coordinar políticas. Lo que no dijo en aquel momento es que muchos de esos funcionarios serían los que lo estaban escuchando, CEO de las grandes empresas. En efecto, unos 114 funcionarios jerárquicos del gobierno de Macri, un tercio del total, ocuparon alguna vez un puesto gerencial en el sector privado (Página/12, 11.10.16).
En la encuesta a los empresarios, el 45% indicó que el próximo año incorporará personal, un dato que los analistas del establishment ven con euforia, mientras que para otros resulta algo exiguo, luego de la elevada cifra de despidos de este año. Entretanto, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, sostuvo: «Este país no puede crecer con un 32% de pobreza.» Instaló así la duda de cómo se hará para crecer, dado que en el neoliberal coloquio nada se dijo sobre distribución del ingreso, sino que se sostuvo tácitamente la idea del derrame, una teoría que está altamente comprobado que no funciona.
Las persistencias incómodas
En esta tarea de «Estado facilitador», se han retomado los trabajos de soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, liderados por un grupo de empresas en el cual participa IECSA, la empresa de Angelo Calcaterra, primo del presidente Macri. Calcaterra fue durante seis años gerente de Socma y en 2007 conformó el Grupo ODS, con la participación de la empresa italiana Ghella, mediante la compra a Franco Macri de IECSA y Creaurban.
De hecho, Calcaterra ha sido uno de los principales proveedores del Estado en los últimos años. Debido al parentesco con el presidente, se rumoreaba a inicios de mayo de este año que Calcaterra vendería la empresa, situación que hasta ahora no se ha materializado. De todas formas, teniendo en cuenta que el actual gobierno ha informado que revisó todos los contratos anteriores, queda claro que ha validado el del soterramiento, y la participación del primo se hace más que incómoda.
Mientras tanto, las cifras de actividad económica siguen en valores negativos, otra incomodidad para la gestión macrista. La inflación no es una excepción, ya que se observan cifras que, si bien vienen bajando, aún resultan muy elevadas para los pronósticos oficiales. El Indec publicó el índice de precios de septiembre, con un aumento del 1,1% (el acumulado anual es del 43,1% según el IPC CABA), aunque gran parte del bajo valor se debe a la deducción de los aumentos de tarifas contabilizados en abril y que recién se implementarán en octubre, por lo cual se estima para este mes una inflación que rondaría el 2,5 por ciento. La «inflación núcleo», que elimina estos efectos tarifarios y los de los bienes estacionales (por ejemplo, frutas y verduras), creció un 1,5% en septiembre, impulsada por el aumento de 2,3% en alimentos y del 4,9% en indumentaria, dos rubros que pesan mucho en el bolsillo de los consumidores de menores ingresos. No se puede hablar de inflación sin tener en cuenta el aumento de los precios de los medicamentos, que promedia un 59% en los primeros nueve meses del gobierno. Si se consideran los medicamentos más utilizados por los jubilados, el aumento promedio llega al 75%, según un estudio de la Universidad de Avellaneda (Undav). Comparado con esta evolución, el bono de $ 1000 por única vez a los jubilados que cobran la mínima y a los perceptores de la AUH, prometido por el gobierno para diciembre, compensa muy poco la pérdida adquisitiva que sufrieron estos sectores.
Otro tema que tiene impacto en la sociedad es el Presupuesto nacional para el próximo año, que, por sus características, limita las posibilidades de desarrollo futuro. El tema fue abordado por el Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), integrado por prestigiosos científicos locales, entre ellos el matemático Adrián Paenza. En una carta sostienen: «Denunciamos que este Presupuesto asesta un duro golpe al corazón de la ciencia argentina. Pone en riesgo los logros de la última década y atenta contra cualquier política de fomento del desarrollo soberano.»
Los científicos presentan ejemplos concretos, como el del CONICET, que «verá seriamente afectada su capacidad de incorporar nuevos investigadores». También están los casos del INTA y del INTI, que sufrirán una reducción real de sus partidas del 25% y 27%, respectivamente.
El camino elegido por el gobierno contrasta con su discurso en torno a la innovación y la productividad. Una retórica incompatible con los recortes del Presupuesto en las áreas de ciencia y técnica.
Ante otros recortes presupuestarios, algunos funcionarios se rebelan. La totalidad de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura Familiar, incluido su titular, renunció por los recortes presupuestarios. Escaseces que también alcanzan al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, cuyo titular afirmó: «estamos trabajando con los mismos presupuestos e intentamos reforzar los del año pasado pero hay una reducción del presupuesto» (El País, 13.10.16). Sergio Bergman sostuvo además: «no veo que en el corto plazo tengamos la envergadura que Argentina debiera tener. Tal vez el próximo verano.»
Es el mismo futuro venturoso, pero improbable, que predica por los medios todo el elenco gubernamental, pero que resulta difícil de confirmar debido a sus políticas y alianzas. Mientras tanto, los trabajadores siguen esperando la recuperación del valor real de sus salarios anterior a la devaluación a través de la reapertura de las paritarias. «
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