En la reciente Liga Profesional, Unión y Colón vistieron los modelos invernales que los clubes argentinos dejaron de usar hace una década. Las empresas -por costos- y los futbolistas -por comodidad- prefieren las remeras de mangas cortas.
Ya en las últimas temporadas, cuando los futbolistas pasaron a vestir mangas cortas en partidos con temperaturas bajo cero, los más inquietos en el relicario deportivo se preguntaron qué mafia estaría prohibiendo las históricas camisetas de invierno: daba frío de solo ver la piel descubierta de los jugadores. En verdad, se trata de un escenario establecido en los últimos 10 años, cuando los equipos dejaron de usar -primero de manera gradual y luego ya definitiva- mangas largas. Un ejemplo: de 2019 a 2020, River jugó con siete modelos de camisetas, todas en versión verano.
Si hasta el cambio de siglo los clubes vestían básicamente de dos a cuatro modelos, uno de verano y otro de invierno –para su indumentaria titular y suplente-, para el escenario actual influyeron dos motivos principales. Por un lado, la preferencia de los jugadores, que se sienten incómodos con vestimenta de manga larga. Y por el otro, la conveniencia económica de las empresas de marcas deportivas, a las que los modelos de invierno les resulta poco redituable. Los inviernos más suaves de los últimos años –la temperatura anual promedio en Buenos Aires pasó de 17.5 en 1993 a 18.9 en 2017- ayuda a alimentar ese esquema de negocios.
El creador de @LaCasacaBlog, Santiago Chichizola –y uno de los autores del libro “Camisetas legendarias”-, pone en contexto: “Antes era una cuestión funcional: en invierno se usaba manga larga. Pero en este siglo llegaron las remeras térmicas, también llamadas primera piel, que les resultaron cómodas a los jugadores y sobre todo a las marcas. Pese a lo que se piense, la manga larga no es conveniente comercialmente hablando. Es muy estacional: se puede vender solo en una época y luego ya es ítem de liquidación. En cambio la manga corta se usa todo el año”. Chichizola, sin embargo, también advierte un lento y nostálgico regreso a una variante que parecía perdida: “Hay cierta nostalgia fashion por la manga larga y, como se diversificó mucho el mercados, se vuelven a ver y fabricar. Pero ya son como un ítem especial. Es decir, no todas o no cualquier camiseta viene en versión manga larga”.
El 30 de junio pasado, por la 22ª fecha de la Liga Profesional, Unión visitó a Atlético Tucumán con un tipo de indumentaria que no se veía hacía mucho tiempo en Primera: camisetas de mangas largas. A la jornada siguiente, el 5 de julio, Colón visitó a River también con atuendo invernal, con los brazos íntegramente cubiertos. La empresa que viste a los equipos santafesinos es una marca nacional, KDY. Su dueño, Enrique Vilouta, explica: “Ya lo habíamos hecho el año pasado con San Martín de Tucumán -del Nacional- y tuvo mucho éxito. Este año firmamos con Unión, que nos pidió un modelo similar, y con Colón, y entonces lo hicimos para los dos equipos”.
Aunque la aceptación entre los hinchas de ambos clubes fue inmediata –se agotó el stock, que tampoco fue muy grande-, Vilouta acepta que es “más un recurso de marketing que un producto comercial fuerte”. El dueño de KDY –y familiar de quienes tenían la marca OLAN, que vistió a Boca-, profundiza lo dicho por Chichizola: “Por ahí este año la manga larga se vendió bien porque hacía muchos años que no había. No hay tanta diferencia económica en hacerlas respecto a la corta, un 7% más caro, pero el hincha no espera: cuando en enero sale la primera del año, ya la compra”.
Un dato no menor es que KDY es la única marca que viste a equipos de Primera que además es fabricante de productos terminados para otras empresas, por lo que puede lanzar tiradas de productos con menos riesgos. “Tenemos producción propia a diferencia de las otras marcas que, aunque sean más grandes -Adidas, Puma, Fila o Topper-, tercerizan en RA Intertrading”, dice Vilouta. A Estudiantes lo viste una marca propia, Ruge, que este invierno lanzó para sus hinchas una versión retro en manga larga por el 40º aniversario del campeón 1983, pero el equipo de Eduardo Domínguez todavía no la usó.
Reconstruir cuando fue la última vez que el resto de los equipos jugaron con mangas largas es una tarea para los paleontólogos de la indumentaria deportiva. Los últimos dos modelos invernales de River –titular y suplente- fueron en 2014. De Racing, en 2012. También hay que retroceder hacia esa época, a la Copa América 2011, para encontrar a la selección argentina sin mangas cortas. Sobre selecciones –y teniendo en cuenta que algunos jugadores en los últimos años usaron manga larga por su cuenta, como Gerard Pique, Antoine Griezmann y Sergio Ramos-, Chichizola precisa: “Las camisetas Adidas del Mundial existieron casi todas en manga larga,aunque son difíciles de conseguir”.
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