El presidente no suelta la idea de fusión con el PRO, pero las diferencias con su hermana y Santiago Caputo son manifiestas. Macri, el aferrado a la ilusión.
La tensión entre el PRO y La Libertad Avanza se sinceró hace dos semanas, cuando en su reaparición política Macri apuntó directamente contra Karina Milei y Santiago Caputo, pilares fundamentales de la construcción política y emocional del presidente. En esa oportunidad, el boquense apuntó al dúo dinámico como los autores materiales del cerco político que impide el desembarco de la tropa del PRO en el gobierno, una acusación que puertas adentro de Casa Rosada dan por cierta.
La cena se pactó para las 21 horas de este lunes y tuvo como menú principal milanesas y flan mixto de postre, mismo plato que los líderes compartieron dos semanas atrás en el último encuentro previo al relanzamiento del PRO. En aquella oportunidad, que duró el doble que la de esta semana, el ex presidente le había adelantado al libertario que en su discurso apuntaría contra su círculo íntimo, un anticipo que Milei agradeció con cintura: después de las críticas, ninguno de los trolls del gobierno cargó contra Macri. Lealtad con lealtad se paga.
Para el presidente, conservar la relación con Macri es fundamental. Así se los hizo saber a sus armadores políticos, que trabajan de sol a sol en la construcción electoral del oficialismo a nivel nacional y con particular ímpetu en la ciudad y provincia de Buenos Aires. “Nos pidió preservar el buen vínculo y cuidar las formas”, se sinceró ante Tiempo una importante fuente al tanto del juego político, quien aclaró que Milei les ordenó “no caranchear” ningún nombre de la interna que aún mantiene el PRO entre sus principales referentes.
La orden del presidente contrasta con la estrategia de los otros dos vértices del triángulo de hierro. Para el círculo íntimo del libertario, la insistencia de Milei por fusionarse electoralmente con el PRO es un error en términos políticos, puesto que quedarían obligados a compartir la medalla del mérito de un eventual triunfo, un misericordioso reconocimiento para un partido que, según entienden en Balcarce 50, está en vías de extinción.
“En todas las mediciones que tenemos, el PRO no supera los 7 puntos y nosotros estamos entre 37 y 40%. Si nos fusionamos, los titulares van a decir que el resultado fue compartido cuando está claro que ellos no tienen nada para aportarnos”, se sinceraron desde la cocina electoral del gobierno. “Con los números de hoy, acordar con Macri no tiene sentido. Lo haríamos sólo porque somos buenos y porque así lo quiere el presidente”, completan.
Aunque repelen la alianza con el PRO, los armadores libertarios no descartan sumar nombres propios del espacio a las filas libertarias. “Diego Santilli es un candidato interesante para que compita en la provincia” dijeron a Tiempo desde el riñón del presidente, aunque advierten que de la única forma que podrían aceptar que se sume a las fuerzas del cielo es si el ex larretista acepta competir sin el sello del espacio amarillo.
En este sentido, otro eslabón al tanto del armado electoral entiende que de la única forma que el libertarismo tenga como plan A una confluencia con el partido amarillo es si el rumbo económico no tiene los resultados que el gobierno espera. “Si los números no nos cierran, ahí sí tendríamos que ir a buscarlos”, expone una inobjetable voz del oficialismo, que, además, entiende que LLA no debe negociar con el PRO como pares. “No estamos en igualdad de condiciones. Con las mediciones que tienen, no pueden sentarse a dialogar como si todavía conservaran el poder político de hace un par de años”, sostienen.
Mauricio Macri lo sabe. Aunque esté aferrado a la idea de mantener el PRO, el ex presidente es consciente de la transferencia de electores de su partido al oficialismo y es este presente lo que lo habría motivado a retroceder con las críticas al espacio libertario. Según pudo saber este medio, en los últimos días el ex jefe de gobierno porteño habría retomado el vínculo con Patricia Bullrich y Santiago Caputo, sus dos enemigos de turno, un movimiento estratégico para poner paños fríos en una disputa que lo tiene cada vez más cercado.
Si bien desde Casa Rosada están dispuestos a cumplir el pedido de cese del fuego que bajó el presidente, no pierden oportunidad para limar la figura política del padre del PRO, a quien acusan de querer invadir el gobierno para llevarse un mérito que no le corresponde. “Si Macri quiere prestigio o reconocimiento hay otras formas de hacerlo, no pidiendo la Hidrovía”, dicen sin rodeos por los pasillos.
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