La economista acaba de publicar Motosierra y confusión: cómo recuperar la economía para salir de la crisis. Analiza el primer año de gobierno y sus consecuencias: empobrecimiento y concentración.
-¿Qué vino primero, la motosierra o la confusión?
–La campaña electoral fue toda confusión. La confusión vino primero. Y la presencia de la motosierra en la campaña abonó la confusión por la exageración, creo que nadie se imaginó que después llegaría a tanto. Pero creo que también hubo confusión por la acumulación de problemas no resueltos que veníamos arrastrando. Las crisis no resueltas fueron parte de la confusión y la inflación en particular ayudó en eso, el no saber cuánto cuestan la comida, el transporte, los alquileres, los servicios.
–La pandemia agravó los problemas previos mientras el discurso oficial decía que se habían solucionado.
–La pandemia es uno de los factores más importantes que explican este período, no solo en Argentina. En América Latina, más del 75% de las elecciones las ganaron las oposiciones desde 2018 en adelante, sobre todo en la pospandemia. Los ciudadanos echaron a los oficialismos que estaban, fueran de derecha o de izquierda. La pandemia agravó la desigualdad, la puso a la vista de todos: desigualdad en términos de la vivienda que se habitaba durante el aislamiento obligatorio, en el acceso a Internet, a la infraestructura, el agua potable, a tener un trabajo formal o no. Todas esas cosas provocaron el deshilachamiento de una cantidad de sectores. Fue un momento muy frustrante que también fue un caldo de cultivo para estos discursos de odio, para la canalización de la violencia y la frustración por los carriles que desplegó Javier Milei.
–¿No es también una cuestión de voluntad política para crear las herramientas que hagan falta?
–En la etapa de la gestión de la pandemia, el Estado puso herramientas muy valiosas e innovadoras como el IFE, la transferencia de dinero más grande de la historia de la Argentina y un proceso de bancarización para mucha gente. El IFE llegó a personas que no recibían atención del Estado porque no estaban en situación de recibir la AUH o la tarjeta Alimentar. El ATP auxilió a miles de empresas para pasar lo peor de la pandemia. Se hizo el impuesto a las grandes fortunas. Pero luego vino una segunda parte del gobierno, que firmó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y empezó a haber una directiva de ordenar las cuentas fiscales porque con la pandemia se había disparado el déficit. Y en el último periodo, ya en etapa electoral, apareció una especie de «vale todo».
-¿Una de las secuelas ha sido el trabajo precarizado vía las plataformas?
–Lo ves en las estadísticas de empleo. La caída del PBI de este año debería estar acompañada de un aumento del desempleo y no es así porque el empleo en las plataformas lo amortigua. Y también lo hace en términos del ingreso.
–Vos decís en tu libro que esta nueva realidad laboral se vincula con una mayor audiencia de los discursos de derecha. ¿Cómo sería esa relación?
–El trabajador de plataformas funciona en modo gamer, tratando de pasar niveles, buscando los trucos que le dan premios. En el mundo laboral de las plataformas, ese premio ratifica la idea del logro personal en competencia y sin compañeros de trabajo, aislado. Y además, el premio es muchas veces más viajes o un extra monetario por cumplir los objetivos del día. Este ambiente es un caldo de cultivo para las ideas de derecha que plantean, además, que del otro lado hay vagos sostenidos por el Estado. Es conocido el voto de los trabajadores de las plataformas a las expresiones de derecha, a los Bolsonaro, a los Trump, a los Milei.
–Vimos la confusión, veamos la motosierra. ¿Es el eje de la política económica del gobierno?
–Sí, pero no es solo la que se aplica a los salarios y las obras públicas. Hay que entenderla como aplicada a las políticas públicas, a los programas estatales que son asfixiados con reducción de presupuesto o directamente eliminados. También hay un componente macrofinanciero: el superávit fiscal logrado con la motosierra está orientado exclusivamente al pago de la deuda pública, que es el programa de fondo. La motosierra es la respuesta al diagnóstico único del gobierno. Hay otros aspectos. La licuación de los ingresos, el blanqueo que le dio (el ministro de Economía, Luis) Caputo a los mismos a los que Caputo ayudó a fugar en 2018.
-¿Ves contradicciones en el programa económico?
–No me preocupan sus contradicciones porque ellos tienen una mirada centrada en lo macrofinanciero y descartan todo lo demás. No tienen un programa de desarrollo económico, productivo, para el bienestar de la sociedad en su conjunto. No veo la contradicción en ese sentido. Su esquema es mantener la brecha lo más pequeña posible, con el dólar pisado y la inflación contenida para llegar al próximo préstamo del Fondo Monetario Internacional, que les va a dar aire como para tener un lugar en las próximas elecciones. Ese es el único proyecto que yo veo.
–Veo tu libro como un llamado militante y al mismo tiempo le noto un aire pesimista…
– Seguro es un libro muy militante que convoca a sacudirnos de respuestas vacías. A mí me molesta mucho cuando mis colegas dicen «había que ajustar» o que Milei «está ordenando la macro». No, no son verdades, no es así y no le daría esas concesiones. Creo que detrás de esas posiciones hay pereza intelectual. Pregunto en el peronismo: ¿cuál es el programa? ¿El proyecto? Creo que hoy no está claro y, además, los debates que veo hoy dentro de este marco me hacen pensar que no hay una lectura de este primer año de Milei, de cómo cambió la sociedad, cambiaron las demandas. Creo que este modelo va a dejar mucha concentración de la riqueza y mucha miseria y pobreza junto con un empobrecimiento general de la clase media. Transformar eso implica tener un horizonte claro y mucha fuerza. Y lo del tono pesimista, creo que es más la emoción puesta en letras de molde de este primer año de Milei. En cierta forma es un año de duelo, acá se terminó algo y lo que sigue solo puede avanzar con un proyecto. Sin debate ni reflexión no surgirá. «
Mercedes D’Alessandro es doctora en Economía (UBA). Cofundó la ONG Economía Feminita. Entre 2020 y 2022 encabezó la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación. En 2016 publicó “Economía Feminista: cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)”.
Familiares de víctimas y sobrevivientes de la trágica noche del 30 de diciembre se reunieron…
Al expresidente lo sorprendió el anuncio del desdoblamiento electoral en CABA y dejó abierta la…
En el inicio del año electoral, los consultores destacan la consolidación nacional de la figura…
A través de sus redes sociales, la expresidenta criticó la decisión que permite que tribunales…
En Casa Rosada sostienen que, a pesar del desdoblamiento de la elección porteña, Mauricio Macri…
"No voy a entrar en ninguna extorsión", sostuvo el gobernador tras el rechazo de la…
Arietto habló de una "extracción" para recuperar al gendarme Gallo, capturado en Venezuela. Entre septiembre…
El mensaje de Navidad del presidente electo en su red social Truth pone sobre el…
Volodimir Zelenski acusó al primer ministro eslovaco de obedecer órdenes de Putin por auspiciar conversaciones…
Demuestra el fracaso del convenio de Basilea, al menos por ahora. La responsabilidad de los…
Tropas ucranianas son utilizadas en el continente del mismo modo que los Estados Unidos utilizaban…
Dos leyes ocupan el centro del debate en La Pampa sobre el manejo de los…