Tras lograr un acuerdo con la Unión Europea para dejar el bloque, llovieron las críticas sobre la primera ministra dentro de su propio partido y perdió cuatro miembros del Gabinete.
Un día después de la renuncia de Dominic Raab, May nombró como su sucesor al abogado euroescéptico Stephen Barclay, de 46 años, hasta ahora secretario de Estado de Salud. Por su parte la exministra de Interior Amber Rudd, fiel colaboradora de la jefa de gobierno, será la nueva titular de Trabajo y Pensiones.
Echándole un salvavidas, también el viernes el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, una figura influyente entre los euroescépticos, dijo que confiaba «absolutamente» en ella. «Un acuerdo es mejor que ningún acuerdo, las empresas necesitan certeza», se sumó el ministro de Comercio Internacional, Liam Fox, otro abanderado del Brexit. «Lo que necesitamos ahora es estabilidad», afirmó.
Una afirmación con la que coincidían dos analistas de la London School of Economics: «Los críticos de May piensan que podemos obtener un acuerdo ‘mejor’, pero ¿en base a qué?», se preguntaban Michael Ellington y Costas Milas en una nota. «Nuestros socios de la UE se dieron cuenta hace tiempo (…) de que nuestro gobierno es un ‘desbarajuste’. ¿Por qué estarían dispuestos a darnos más cuando estamos en una posición tan débil para negociar?», escribían.
Determinada a sortear los golpes y seguir adelante, May lanzó una inusual campaña mediática para ganarse el apoyo de la opinión pública. La jefa de gobierno, a quien muchos reprochan una frialdad que la distancia del británico de a pie, respondió a las preguntas de los radioyentes en el programa matinal del periodista Nick Ferrari, conocido por poner a destacados políticos en situaciones comprometidas en directo.
«Mucha gente que votó por salir» de la Unión Europea en el referéndum de 2016 «lo que quería era asegurarse de que las decisiones se toman aquí, en el Reino Unido» y no en Bruselas, afirmó la primera ministra. «Eso es exactamente lo que permite el acuerdo que he negociado», aseguró.
El jueves ante el Parlamento, May se había mostrado más intransigente que nunca. «Creo con cada fibra de mi ser que el rumbo que marqué es lo correcto para mi país», afirmó. Y frente a las cada vez más numerosas voces que piden una nueva consulta popular reafirmó que no convocará un segundo referéndum sobre el Brexit. «El liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las decisiones fáciles», subrayó. Y fiel a su legendaria tozudez dijo: «¿Voy a llevar esto a cabo? ¡Sí!».
Tras el agitado jueves, May lanzó su campaña de seducción al mismo tiempo que, en el Parlamento, diputados pro Brexit de su propio Partido Conservador montaban un complot para arrebatarle el liderazgo. El jueves, un destacado legislador conservador, el euroescéptico Jacob Rees-Mogg, pidió un voto de censura. Para iniciarlo se necesita que al menos 48 legisladores de la formación de May escriban peticiones similares. Más de 20 lo hicieron ya públicamente, pero se desconoce cuántos lo hicieron en privado.
Estos conservadores rebeldes consideran que la primera ministra hizo demasiadas concesiones en el proyecto de acuerdo negociado con Bruselas y que los líderes europeos tienen previsto aprobar en una cumbre extraordinaria el 25 de noviembre en Bruselas.
La Unión Europea ya se declaró satisfecha con el texto. «Es el mejor acuerdo que podíamos obtener», afirmó el eurodiputado belga Guy Verhofstadt, referente de la Eurocámara para el Brexit. Y la canciller alemana, Angela Merkel, descartó retomar la negociación: «Tenemos ahora un documento sobre la mesa que fue adoptado por Reino Unido y la UE, y por lo tanto para mí la cuestión de nuevas negociaciones no se plantea en absoluto». «
Ahora los británicos quieren quedarse en la UE
La mayoría de los ciudadanos británicos ahora prefiere no abandonar la Unión Europea (UE) y respaldar un segundo referéndum, según reveló una encuesta realizada para la cadena británica Sky News. El sondeo preguntó a los encuestados qué opciones elegirían: abandonar la UE con el acuerdo presentado por Theresa May; dejar la UE sin un acuerdo o permanecer en ella.
Según la encuesta, el 54% de los británicos dijo que prefiere permanecer en la UE, mientras que el 32% elige salir del bloque comunitario sin un acuerdo. Sólo el 14% elegiría el Brexit en los términos negociados por el gobierno. Por otro lado, mostró que el 55% también apoyaría un referéndum para elegir entre esas tres opciones.
A su vez, reveló que sólo uno de cada siete británicos cree que el borrador del acuerdo del Brexit propuesto por May es mejor que una salida sin acuerdo o permanecer en la Unión Europea.
En ese sentido, la encuestadora Yougov reveló también que el 41% de los votantes conservadores de 2017 tienen una opinión desfavorable del acuerdo propuesto, en comparación con el 28% que lo respalda.
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