Marta López Luaces: «Donde el Estado se retrae se instalan los narcos»

Por: Mónica López Ocón

María López Luaces nació en La Coruña, España, en 1964. Además de ser escritora, se dedica a la docencia. Ha recibido numerosos galardones.

Urbanización X (Seix Barral) es la última  novela de Marta López Luaces, quien, además de ser narradora es poeta y ensayista.

Se trata de una distopía que no recurre a la imaginación desproporcionada y absurda que le confía al futuro lo que es inimaginable en el presente, sino que el futuro que plantea es perfectamente posible imaginarlo desde el hoy.

De hecho, ese futuro no es tan lejano, sino que está casi a la vuelta de la esquina del tiempo, a finales del siglo XXI, apenas unos 70 años  más adelante, una extensión irrisoria para la historia humana. Quizá, lo que más asuste del futuro que plantea sea, precisamente,  tanto su proximidad como su estrecha relación con el presente en el que ya está en germen la futura destrucción.

En el presente de la novela los desastres ecológicos y climáticos que se vienen anunciando con bombos y platillos (o, en algunos casos, negando con igual estridencia) sin que se perciban acciones verdaderamente significativas para evitar la tragedia, al fin han estallado imponiendo una nueva organización social.

Las personas viven en urbanizaciones que se organizan desde la A hasta la X. Los privilegios sociales descienden a medid que avanzan las letras del abecedario.

A esto se agregan elementos que pueden avizorarse desde hoy: las urbanizaciones con menos recursos están controladas por un cartel criminal.

En esta situación, la hija de un líder de ese cartel escribe en un blog su historia de autosuperación que le permitió escalar desde la urbanización X a la D, aunque su logro se vea empañado por ciertas sospechas que recaen sobre ella.

Urbanización X es una novela que alerta sobre las posibles derivaciones de nuestro presente.

Marta López Luaces

Naciste en España y hoy repartís tu vida entre España, Estados Unidos y Argentina. ¿De qué nacionalidad te sentís?

-Me siento española, me siento del lugar en que nací que es La Coruña. Viajé con mis padres a Nueva York cuando tenía 16 años. Estudié allí y hoy enseño en la universidad. Mi pareja vive en Buenos Aires. Por eso paso varios meses en España, varios meses aquí y el resto del año en Nueva York. La verdad es que no me puedo quejar porque disfruto mucho de los tres lugares.

En Estados Unidos soy full professor en la Montclair State University (Nueva Jersey).Allí creé el programa de Escritura Creativa y ahora lo enseño. Yo dictaba literatura española pero no teníamos un programa de este tipo. Cuando viajo a España tmbién dicto pequeños talleres sobre el tema.

Urbanización X es una distopía, pero muy cercana. Parece que más que apuntar al futuro, se enfoca sobre el presente.

-Sí, de hecho habla mucho de lo que está sucediendo en este preciso momento: la destrucción ecológica, los feminicidios, algunas corrientes muy autoritarias que se están dado en diferentes lugares del mundo, tanto en Estados Unidos como en Europa y Latinoamérica. Me interesaba y me interesa pensar qué sucederá si esto no se detiene, si continúa.

-Y todo eso lo trasladaste a Urbanización X.

-Sí, me pregunto en la novela qué ocurrirá, cómo estaremos cuando se termine este siglo. Además de los feminicidios y de la destrucción ecológica, se suma el problema de los narcoestados. Los narcoestados se están dando mucho en Centroamérica, en Argentina (en Rosario). Pero también lo vemos en algunos lugares de Europa. Las organizaciones de narcos se están convirtiendo en organizaciones con poder político.

Por eso pienso en el momento en que los países yo no existan porque estaremos bajo la lógica total del comercio. Entonces ya  no habrá países, sino espacios de compra en el que cada ser humano será lo que pueda económicamente. Esto lo planteo en Urbanización X. Quienes tengan mucho dinero vivirán en las mejores organizaciones y, los que no, vivirán en las peores.

-Esto, de alguna manera, ya ha comenzado a suceder.

– Ya estamos viendo cómo las grandes fortunas y las clases medias altas se están separando totalmente de las otras clases y encerrándose-

-Sí, esto empieza a suceder aquí. Los lugares que no ocupa el Estado lo ocupan los narcos.  

-Eso es lo que pasó primero en México, luego en Honduras. En Argentina está pasando. Donde el Estado se retrae se instalan los narcos. México está tratando de combatirlo, pero una vez que los narcos toman un lugar, es muy difícil que el Estado pueda recuperarlo.

El neoliberalismo habla de la liberación del mercado. Su ideología es que hay que recortar el Estado y la gente ,cuando esté  muy desesperada, va a aceptar la organización que de algún modo llene sus necesidades. Los narcos, se manejan con inteligencia. Eso se vio en Colombia y algunas zonas de México, en lugares en los que no había nada pusieron clínicas, pusieron escuelas. Entonces la gente lo aceptó porque lo necesitaba. Claro, luego, vino toda la lógica narco que es brutal, vino la violencia.

Este es el peligro de una ideología que sostiene que el Estado tiene que reducirse lo mínimo posible, o sencillamente, tiene que desaparecer. Esto también está sucediendo en África, en algunos sitios de Rusia y de Croacia  donde el Estado ha abandonado sus obligaciones. Cuando el Estado no cumple con sus obligaciones, intervienen otro tipo de organizaciones, que en general son narcotraafiantes.

-¿No existen casos en que esto se haya revertido?

-Desgraciadamente, la forma en que se ha revertido en El Salvador. Y digo desgraciadamente porque creo han perdido su democracia, pero sí han sido capaces de expulsarlos. No recuerdo exactamente la cifra, pero creo que fueron 40 o 50 mil las personas que el presidente Bukele metió en la cárcel. Quitó todos los derechos. La policía puede parar a cualquiera por tener un tatuaje y meterlo en la cárcel alegando que ese tatuaje pertenece a una pandilla. Y porque ese caso tarda mucho en llegar hasta la Corte, esa persona puede pasar años en la cárcel.

Los narcos se fueron, pero al precio de perder los salvadoreños los derechos individuales. En El Salvador se sigue votando y Bukele tuvo una victoria aplastante porque El Salvador era el país con mayor criminalidad de América Latina y, hoy en día, es uno de los más seguros.

Eso lo logró en cinco años, pero sacrificando las instituciones democráticas. Estoy convencida de que los sistemas democráticos están fallando al no darle seguridad a la gente. Todos los partidos con sentido común deberían sentarse y pensar de qué modo asegurar las necesidades básicas de la población como la educación, los medicamentos, la seguridad. Pero esto no está sucediendo.

-Es interesante cómo retomás en Urbanización X un género que se daba por casi muerto como es la novela epistolar. En el caso de tu novela no hay cartas, pero sí posteos.

-Claro, es que hoy en día ya nadie escribe cartas. Creo que a fines del siglo XXI ya no existirán ni los correos electrónicos. Por otra parte, creo que la novela también tiene algo de diario. El diario íntimo se ha transformado en diario público porque la gente hoy cuenta su vida a través de las redes sociales.

Hay un espectáculo de la intimidad. También quería registrar eso, que hemos hecho de nuestra intimidad un espectáculo. Mostramos nuestra vida a través de las redes, queremos exponernos y, al mismo tiempo, controlar de qué modo nos juzgan.

-Creo que los posteos le dan un marco teórico a lo que se dice en la novela.

-Claro. En última instancia se nota que tengo un doctorado, he hecho mucha investigación, entonces, lo pongo (risas). Me interesaba darle un marco teórico a todo lo que se cuenta. Leí El capitalismo Gore de Sayak Valencia para saber qué estaba pasando con los feminicidios. Creo que ese es un libro esencial para entender el tema, también Sergio Ramírez  explica muy bien cómo está unida esta mentalidad del mercado por el mercado  con los feminicidios.

Creo que de esta forma le digo al lector que, si quiere saber más sobre el tema, recurra a ellos que lo han estudiado. Para mí la novela siempre tiene que abrir al lector nuevas lecturas. Me gusta la novela que le genera al lector el interés por leer también eso.

Además,  doy pistas de mis lecturas como La naranja mecánica y de alguna manera le estoy diciendo al lector que si quiere saber sobre La naranja mecánica, vaya a La naranja mecánica. Me gusta jugar con el lector y que sea más activo. Por eso me encanta Cortázar, porque juega con el lector, lo obliga a ir más allá y eso era lo que me interesaba hacer con Urbanización X.

-¿Recordás cómo surgió la idea de esta novela?

-Creo que surgió por muchas lecturas y por una clase que estaba dando. Hubo una profesora que se enfermó y tuve que dar una clase de estudios de género. Eso me obligó a hacer toda  una investigación y a determinar los temas que iba a tocar. El tema con el que me encontraba de manera constante era el de los feminicidios que es un problema internacional.

Pero también aparecía el tema de la destrucción ecológica que está afectando más a mujeres con hijos en lugares pobres. Al mismo tiempo, mis estudiantes comenzaron a hacer presentaciones. Una chica nacida en Estados Unidos de padres chinos se refirió en su presentación a que en toda una parte de China ya no quedan mujeres, excepto mujeres muy viejas.

Esto sucede por la ley que establecía que sólo se podía tener un hijo, lo que hizo que, cuando nacía una niña la dieran en adopción o la mataran. Solo quedan varones. Entonces surge un segundo problema y es la trata de mujeres jóvenes para venderlas en esa parte de China. Al mismo tiempo, leí un artículo del New York Times que decía que durante el primer gobierno de los talibanes en Afganistán  estaban matando tantas mujeres que, si seguían así, en 40 años  ya no habría mujeres de una edad en que pudieran tener hijos. Afganistán es el primer país en realizar un auto-holocausto. De todas esas cosas nació la novela.

La virtualidad, lo local y lo global

La novela da cuenta de la virtualidad que creo que a veces llega al absurdo. De vez en cuando me sucede, por ejemplo, que recibo una gacetilla sobre una obra de teatro que no indica la dirección del teatro, como si solo existieran las direcciones virtuales y, al mismo tiempo, aunque eso se sube a una web, le estuvieran hablando sólo a los porteños que saben la dirección, si se trata de un teatro conocido. 

-Yo vivo en tres países distintos y a veces, a través de las redes recibo mensajes que hablan de Córdoba. Pero el hecho es que no especifican si se trata de Córdoba en España, en la Argentina o en Ecuador. Y esto sucede porque seguimos viviendo nuestra realidad más próxima aunque el mundo se haya globalizado. La relación entre lo local y lo global se ha problematizado. Seguimos  siendo muy locales en un mundo muy global y el choque entre una cosa y otra es constante. Es mentira que nos hayamos globalizado. La gente camina por la calle pensando en su mundo, pero, cuando se mete en las redes, ese mundo desaparece.

 

Verdad y realidad

-Creo que la novela cuestiona la noción de verdad, porque Uxía escribe desde su noción de verdad y la confronta con otras. Ahí se plantea cómo se crea lo que entendemos por realidad.

-Sí y hoy eso se ha puesto sobre la mesa a través de las redes, porque antes había voces o discursos que “autorizaban” la verdad y todos, aunque no estuviéramos muy de acuerdo, de alguna manera, lo aceptábamos.

Pero hoy no es así. Entonces todas las voces que aparecen en la novela y que se contradicen unas a otras y que, a la vez, contradicen a Uxía, están poniendo en tela de juicio cuál es la verdad, qué es lo que realmente ocurrió y a qué perspectiva le podemos creer. Incluso hay un posteo en el que alguien se pregunta si Uxía realmente existe. Se pone en tela de juicio que exista esa persona y que su historia sea real. No sólo se cuestiona la verdad, sino la realidad misma.

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