El expresidente Mauricio Macri y la titular del PRO, Patricia Bullrich, volvieron a hablarle a su núcleo duro en medio de la pandemia y tomaron distancia del sector más dialoguista del partido amarillo. Lo hicieron como firmantes de una declaración organizada por la Fundación Internacional para la Libertad, que conduce el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Su socia local es la Fundación Libertad de Rosario, encabezada por Gerardo Bongiovanni, otro de los firmantes del manifiesto titulado: «Que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo».
El texto fue difundido este jueves desde Madrid pero generó más impacto en Buenos Aires, especialmente dentro del PRO, y de la alianza Cambiemos. Sostiene que «a ambos lados del Atlántico resurgen el estatismo, el intervencionismo y el populismo con un ímpetu que hace pensar en un cambio de modelo alejado de la democracia liberal y la economía de mercado». En otro tramo opina que «en España y la Argentina dirigentes con un marcado sesgo ideológico pretenden utilizar las duras circunstancias para acaparar prerrogativas políticas y económicas que en otro contexto la ciudadanía rechazaría resueltamente».
Asegura que «en México arrecia la presión contra la empresa privada y se utiliza el Grupo de Puebla para atacar a los gobiernos de signo distinto», mientras que otros «han identificado una oportunidad para arrogarse un poder desmedido, han suspendido el Estado de derecho e, incluso, la democracia representativa y el sistema de justicia». «En las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua -asegura el manifiesto- la pandemia sirve de pretexto para aumentar la persecución política y la opresión».
En ninguno de sus breves pero contundentes párrafos el documento habla de los aciertos en la lucha contra la pandemia de ningún país. Tampoco hace mención al caso argentino y mucho menos a la situación en países como Brasil, Chile o los Estados Unidos. Sólo se limita a recordar que «mientras los empleados de la sanidad pública y privada combaten el coronavirus valerosamente, muchos gobiernos toman medidas que restringen indefinidamente libertades y derechos básicos» y afirma que «en lugar de algunas entendibles restricciones a la libertad, en varios países impera un confinamiento con mínimas excepciones, la imposibilidad de trabajar y producir, y la manipulación informativa».
La declaración cuenta con la rúbrica de cuatro exmandatarios liberales y conservadores de la región, pero también refleja la decisión de Macri de diferenciarse de un sector mayoritario del PRO, con responsabilidad en la gestión, que mantiene un diálogo con el gobierno del presidente Alberto Fernández en medio de la pandemia y la cuarentena.
Ese sector tiene al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta como uno de sus principales exponentes, acompañado por buena parte de los diputados del PRO, que no ocultan sus críticas pero mantienen la decisión de acompañar al Gobierno en medio de la crisis
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Macri viaja a Guatemala para posicionarse como nuevo referente de la derecha latinoamericanaUna particularidad del documento es la soledad de Macri y Bullrich como firmantes argentinos. Sólo son acompañados por el escritor Marcos Aguinis, el exfuncionario Darío Lopérfido, el economista Alberto Cachanosky y el magnate y empresario farmacéutico, Alejandro Roemmers.
«Queremos manifestar enérgicamente que esta crisis no debe ser enfrentada sacrificando los derechos y libertades que ha costado mucho conseguir», reivindica el texto y plantea su rechazo al «falso dilema de que estas circunstancias obligan a elegir entre el autoritarismo y la inseguridad, entre el Ogro Filantrópico y la muerte», concluye el texto, firmado también por los expresidentes liberales Álvaro Uribe Vélez (Colombia), Julio Sanguinetti (Uruguay), Ernesto Zedillo (México) y Federico Franco (Paraguay).
Un mal o buen momento para la interna macrista La publicación del manifiesto de la FIL es el segundo pronunciamiento político que adopta Macri en medio de la pandemia. A principios de marzo, en su primera aparición en el extranjero como expresidente, dijo que «algo mucho más peligroso que el coronavirus es el populismo». Lo hizo desde Guatemala, en un encuentro organizado por la Fundación Libertad y Desarrollo, financiada por el magnate local Dionisio Gutiérrez.
Ese evento fue aprovechado por el líder del PRO para posicionarse como referente de la derecha regional y secundar al octogenario Vargas Llosa en ese rol. Si esas declaraciones cayeron mal dentro de la mayor alianza opositora, el pronunciamiento de este jueves sólo cosechó silencio y cautela.
«Es difícil entender que Macri busque soldar el 20% de su electorado en este momento, suena muy de microclima cuando nosotros nos estamos preguntando cómo afrontar el momento más crítico de la pandemia que se avecina ahora», lamentó un dirigente del partido, que tampoco contiene sus críticas contra la ausencia de respuestas económicas del Gobierno ante la recesión. Considera que hasta ahora el Ejecutivo no logra llevar a las cuestiones económicas el consenso obtenido en materia sanitaria y que el tiempo apremia. Aún así, le bajó el precio al texto lanzado desde Macri.
Dentro del bloque del PRO en la Cámara baja se mostraron cautelosos, pero uno de los consultados tomó distancia de la decisión de Macri y Bullrich. «Muestra que ese arco ideológico del que quieren estar cerca no tiene un programa de Gobierno para enfrentar la crisis, algo totalmente distinto a lo que estamos intentando hacer como oposición, pero dentro de la realidad. Esto nos aleja de la mayoría de la gente que está preocupada por la crisis, por si va a cobrar el mes que viene», disparó.
En marzo pasado, la comparación de la pandemia con el populismo también fue leída como una señal de aislamiento del expresidente sobre su entorno más ideológico.
Casi dos meses después, la repetición del mensaje refleja la decisión del fundador del PRO de tomar distancia de quienes quedaron al frente de la gestión ejecutiva y legislativa. Buena parte de ese staff se reunirá esta semana, posiblemente el próximo martes, en un nuevo encuentro de la Mesa Nacional de Cambiemos, que reune a los jefes de bloque parlamentarios y a las conducciones partidarias del PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica.