Se trata del “El Tambito” ubicado en los bosques de Palermo, una propiedad del siglo XIX que fue restaurada por más de $100 millones con fondos públicos. El lugar será explotado con la instalación de un café.
Clara Muzzio es la actual ministra de Espacio Público de la Ciudad y candidata a vicejefa de Gobierno de Jorge Macri. El lugar, ubicado en uno de los lugares más caros de la Ciudad, será explotado por la empresa privada Artideli SRL que apenas pagará 360 mil pesos mensuales de canon al gobierno porteño, como lo indica la resolución publicada en el Boletín Oficial. La actividad gastronómica en ese espacio está prohibida por ser un Área de Protección Histórica.
Durante mucho tiempo la casona de 700 m2 estuvo tapiada y abandonada por la gestión macrista. El techo desmoronado, roto, a punto de desplomarse; las escalinatas de mármol de Carrara arrancadas; y con un sinfín de arbustos malezas creciendo entre las paredes internas y externas. La propiedad está situada en medio de las 370 hectáreas del Parque 3 de febrero, que integra el espacio verde más grande de todo el distrito porteño.
La explotación gastronómica del espacio estará a cargo de Selena Café, marca dada a conocer al público, una privada que ya tiene local en Honduras y Medrano. El canon es irrisorio: 700 metros cuadrados en uno de los lugares más caros de la Ciudad por apenas $ 360.000. Más irrisorio aún, si se lo compara con lo que una persona paga por el alquiler de una propiedad de 54 metros cuadrados, a metros de Plaza Güemes: $374.000 mensuales. El contrato inició en marzo y tendrá una extensión de 5 años.
Un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad, destaca que en “El Tambito”, hasta el 2005 funcionó la Casa Joven. Desde entonces, los vecinos piden a los sucesivos gobiernos que se transforme en un Museo de Sitio que proteja este patrimonio cultural. En 2022, luego de años que asociaciones vecinales exigieran su puesta en valor, el GCBA contrató a la empresa PUBLICIDAD SARMIENTO S.A. para que haga la restauración de este inmueble histórico. Para ello, destinó $ 93.827.176. Por entonces, el GCBA aseguraba que aún no estaba definido cuál sería su destino, pero dejaba entrever que lo convertiría en un museo del tango o en un espacio cultural.
“Apruébase la Licitación Pública de etapa única N° 10002-1833-LPU22 para el otorgamiento de la concesión de uso y explotación de carácter oneroso del bien inmueble del dominio público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, denominado “El Tambito”, sito en Av. Adolfo Berro al 3900”, ordena el artículo N° 1 de la disposición publicada en el Boletín Oficial. “Adjudícase la presente Licitación Pública de etapa única N° 10002-1833- LPU22 a la firma ARTIDELI S.R.L. (CUIT N° 30-71559829-5) por el término de cinco (5) años, con un canon mensual inicial de PESOS TRESCIENTOS SESENTA MIL ($360.000.-) y demás condiciones especificadas en la oferta y en los pliegos”, remata el artículo 2.
El Abogado Jonatan Baldiviezo, fundador del Observatorio del Derecho a la Ciudad y de El Movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos, asegura que, «además de implicar un gran negocio con nuestra tierra pública y espacios verdes, la concesión de El Tambito es ilegal”. El especialista recuerda que la Ordenanza Municipal N° 46.229 prohíbe la privatización de predios destinados a espacios verdes o que tengan zonificación Urbanización Parque. “Por otra parte”, agrega Baldiviezo, “el Código Urbanístico no habilita el uso gastronómico o comercial en el Parque Tres de Febrero que además de ser Urbanización Parque es el Área de Protección Histórica N° 2″, remata.
El Parque 3 de febrero se inauguró el 11 de noviembre de 1875, en un acto que contó con la presencia oficial del entonces Presidente de la República, Nicolás Avellaneda, quien plantó una magnolia, que aún se conserva.
La ley que creó al Parque 3 de febrero fue promulgada durante la presidencia de Sarmiento y su fundación estaba prevista para fines de su mandato. Pero las obras se demoraron, y Avellaneda fue el encargado de inaugurarlo. Según cuenta la historia oficial, “Sarmiento aceptó que Avellaneda plantase el árbol fundacional, pero no lograban ponerse de acuerdo acerca de qué especie sería la elegida. Mientras que el sanjuanino abogaba por un arrayán, típico de los bosques del sur argentino, Avellaneda se mantenía firme en su decisión de plantar una magnolia que, según dicen, había sido elegida por su esposa, Carmen Nóbrega de Avellaneda”.
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