El malestar por el retorno de las "entrevistas consulares" y el impacto del lobby de los productores cítricos. Biodiésel y carnes, en riesgo.
Trump todavía no cumplió su primer mes como nuevo inquilino de la Casa Blanca, pero ya suspendió el matiz de las visas y el ingreso de limones argentinos al mercado norteamericano. Se trata de otra preocupación de Macri, que se inflamó esta semana cuando supo que los productores de cítricos de California, Missouri y La Florida, a través de sus grupos de lobby, ya comenzaron gestiones con las autoridades del Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal (APHIS) y del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para que extiendan el freno de 60 días que implementaron por orden de Trump.
Las barreras políticas y comerciales contra los productos argentinos podrían extenderse al biodiésel y a la carne vacuna debido a las presiones de los productores norteamericanos que han hecho generosos aportes a la campaña electoral de Trump. El peso de esas influencias, al menos en el caso cítrico, ya golpeó las puertas del vicepresidente Michael Pence, el mismo que este viernes tuvo una breve conversación «grupal» con su par argentina Gabriela Michetti, que viajó a Washington para participar del Desayuno Nacional Religioso que se realiza en esa capital luego de la asunción de un nuevo mandatario. A pesar de los escasos minutos, y del breve saludo que le dedicó Trump, Michetti intentó abordar la controversia de los limones con el senador demócrata por Delaware Chris Coons, que una semana después de la asunción de Trump firmó junto a sus pares Marco Rubio (Republicano-Florida) Tim Kaine (Demócrata-Virginia) y James Lankford (Republicano-Oklahoma) una declaración para continuar la relación con Argentina. «Los cuatro firmantes, pero especialmente Rubio, son directamente despreciados por Trump. Es difícil de entender por qué el gobierno argentino intenta cambiar una decisión del nuevo presidente a través de ellos», evaluó uno de los empresarios que alertó a Buenos Aires del lobby cítrico.
El elenco «interdisciplinario» que tiene la misión de lograr una cumbre «Macri – Trump» exhibe las dificultades de Cambiemos para llegar al nuevo jefe de la Casa Blanca. Torello tiene contactos con Eric Trump, hijo menor de Donald, mientras que el ministro Aranguren cultiva una relación de empatía con el flamante secretario de Estado, Rex Tillerson, ex CEO global de ExxonMobil. «
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