En el mismo acto, el presidente brasileño envió una ley al Congreso para comenzar a cobrar impuestos a los ciudadanos que tienen cuentas y empresas en paraísos fiscales.
Lo hizo al promulgar la ley que reinstala por primera vez desde la caída de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 la política de valorización del salario, que se ajustará a partir de 2024 por la inflación más el resultado del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), práctica que había iniciado en sus primeras gestiones, entre 2003 y 2010.
Lula firmó las nuevas iniciativas para aumentar la recaudación de los más ricos en un acto en el Palacio del Planalto, en la actividad anterior a recibir en su despacho del tercer piso al ministro de Economía y candidato oficialista a la Presidencia argentina, Sergio Massa.
«Enfrentamos un período difícil de siete años sin actualización de salario por la inflación y estamos actualizando el salario mínimo que rige la vida de tanta gente, en especial los jubilados; estamos ahora aplicando impuestos a los que más tienen y los que menos pagan, no es revanchismo ni Robin Hood, es aplicar las mejores prácticas internacionales», dijo el ministro de Hacienda, Fernando Haddad.
El salario mínimo brasileño es de 1.340 reales (274 dólares) y Lula firmó este lunes también el aumento del mínimo no imponible de 1.900 reales a 2.680 (550 dólares) que estaba detenido desde 2015. Esto beneficiará a 13 millones de trabajadores.
Por falta de paritarias durante cuatro años del gobierno de Jair Bolsonaro y dos de Michel Temer, los salarios de los funcionarios públicos habían sido congelados en 2017: este lunes entró en vigor la ley de Lula para aumentar 9%, tras una acuerdo con los sindicatos.
Por otra parte, Lula defendió la nueva política tributaria para los más ricos.
«Estamos poniendo a los ricos dentro del impuestos a las ganancias y a los pobres dentro del presupuesto», aseguró el presidente en su cuenta de X, exTwitter.
Lula firmó el decreto para cobrar impuestos de entre 15% y 20% por semestre a las ganancias de los fondos de inversión de los superricos que son administrados por una sola persona.
En Brasil hay 2.500 fondos de superricos en esta condición de ocultamiento de los rendimientos en los fondos de inversión exclusivos en los que figura una persona como administradora. La iniciativa es una medida provisoria que debe ser aprobada en cuatro meses por el Congreso.
Hasta el momento los superricos pagaban impuesto cuando retiraban el dinero de los fondos de inversión exclusivos y ahora pasará ser cobrado semestralmente.
El Gobierno también anunció el envío al Congreso Nacional el proyecto de ley sobre tributación de sociedades y fideicomisos extraterritoriales, que prevé una tributación anual de las rentas de capitales invertidos en el exterior, con tasas progresivas de 0% a 22,5%.
Según el Gobierno, unos 200.000 millones de dólares en activos pertenecientes a particulares están posicionados en el exterior y el objetivo es cobrar 7.000 millones de reales, unos 1.500 millones de dólares en 2024.
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