Ante la estrepitosa caída del primer ministro británico surge el nombre del hindú Rishi Sunak, como su probable reemplazo. Pero la oposición se montó en la seria crisis conservadora y alimenta sus propias aspiraciones.
Ante una presión insoportable y una crisis de gabinete sin precedentes, Johnson anunció el jueves que renunciaba al liderazgo del Partido Conservador e iniciaba un camino ordenado hacia su salida del gobierno, en octubre, cuando los conservadores celebren su congreso anual. Pero los barones del partido se impacientan ante la crisis, ya se prueban el traje no solo del liderazgo partidario sino de la jefatura de gobierno. Para muchos, no tiene sentido aguardar hasta esa fecha y planean adelantar la elección partidaria. «La propuesta de que el primer ministro permanezca en el cargo por un periodo de hasta tres meses, después de haber perdido el apoyo de su Gabinete, de los altos cargos del gobierno y del grupo parlamentario es insensata, y probablemente insostenible», apuró el exprimer ministro conservador John Major. A la vez, la oposición laborista tampoco quiere esperar ni un minuto y pretende expulsarlo ya, antes de una designación oficial.
Sunak, de 42 años, primer hindú en ocupar el cargo de ministro de Finanzas del Reino Unido, fue uno de los ministros que renunciaron al gabinete de Johnson, provocando el último cimbronazo a su permanencia en Downing Street (ver aparte). Su salida se oficializó el martes, casi al mismo tiempo que su colega de Salud, Sajid Javid. «Hay que restablecer la confianza, reconstruir la economía y unir al país», escribió Sunak. No fue el único en postularse para la sucesión. También lo hicieron el diputado Tom Tugendhat, presidente de la comisión parlamentaria de Relaciones Exteriores, y la Fiscal General, Suella Braveman.
Por otro lado, un sondeo del gabinete de la consultora YouGov entre votantes conservadores señaló al ministro de Defensa, Ben Wallace, y a la secretaria de Estado de Comercio Internacional, Penny Mordaunt, entre los favoritos, aunque ninguno de ellos había oficializado su participación en la carrera por el puesto vacante. Incluso en las últimas horas el propio Wallace se corrió de cualquier postulación. La empresa midió también que el 56% de los británicos coincide en que Johnson debería dejar ya el poder, en oposición a los rumores de que se aferraba al cargo para celebrar su fiesta de bodas en Chequers, la residencia de campo de los primeros ministros, ya que no pudo hacerlo en mayo de 2021, cuando se casó, por las restricciones por la pandemia.
El dirigente partidario que resulte electo en el verano local se convertiría automáticamente en primer ministro hasta las próximas legislativas, previstas en 2024. Pero el clima se enrareció dramáticamente en las últimas horas y tal vez se defina mucho antes. El propio Mayor, una voz muy escuchada dentro del partido, sugirió que Johnson deje al vice primer ministro Dominic Raab actuar como jefe de gobierno interino. Por su parte, el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, ve una oportunidad para que el espacio que supo gobernar de la mano de Tony Blair y Gordon Brown, pueda recuperar el poder. «El cambio que necesitamos no es solo un cambio en los más alto de este Gobierno, necesitamos un cambio de Gobierno. Necesitamos un Gobierno laborista», dijo en una entrevista con la BBC. «Su propio partido decidió que ya es hora, así que no puede imponer a Johnson al país unos meses más», prosiguió. Si Johnson se niega a dimitir en lo inmediato, el laborismo presentará, dijo Starmer, «una moción de censura, porque esto no puede continuar».
Johnson llevaba días resistiéndose y según el diario The Sun dijo a sus compañeros de partido que tendrían que mancharse «de sangre las manos» para expulsarlo. Pero finalmente se resignó a aceptar lo inevitable cuando el jueves ya habían renunciado unos 60 miembros del gobierno. Entre tanto, Johnson nombró a nuevos ministros y secretarios de Estado para reemplazar al alud de dimisionarios que abandonaron el ejecutivo como protesta en los últimos dos días. Y aseguró que no intentará, mientras permanezca en el puesto, aplicar nuevas políticas o cambios de rumbo importantes.
«Las grandes decisiones fiscales deberían dejarse en manos del próximo primer ministro», indicó Downing Street tras la primera reunión del nuevo gabinete.
El nuevo titular de Finanzas, Nadhim Zahawi, nombrado el martes, se sumó a quienes pedían al primer ministro que se fuera. «Sabe en su corazón qué es lo correcto, váyase ahora», escribió. «
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