A 41 años de la Noche de los Lápices, una multitudinaria marcha de estudiantes secundarios recorrió el centro de La Plata.
Los estudiantes marcharon por la Avenida 7 encolumnados detrás de dos banderas con dos consigna: Los estudiantes no somos la variable de ajuste, decía una; Los lápices hoy se preguntan ¿Dónde está Santiago Maldonado?, decía la otra. Detrás de las banderas, los estudiantes alzaron las imágenes de los chicos desaparecidos el 16 de septiembre de 1976: Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero y María Clara Ciocchini. Entre las reproducciones de sus caras se mezclaban la imagen del artesano desaparecido el 1 de agosto tras la represión de Gendarmería en el Pu Lof Cushamen, en Chubut.
En la cabecera de la movilización, junto a los estudiantes, marchó Emilce Moler, sobreviviente -junto a Pablo Díaz, Patricia Miranda y Gustavo Calotti-, de aquel operativo que ordenó el comisario Miguel Etchecolatz, hoy detenido y beneficiado por la justicia con prisión domiciliaria. La ex detenida desaparecida fue la última oradora del acto junto con Marta Ungaro, hermana de Horacio.
Las dos consignas resumieron una variedad de reclamos que fueron desde la reivindicación de los 30.000 desaparecidos a la exigencia a la gobernadora María Eugenia Vidal de la implementación completa del boleto estudiantil. Incorporó el rechazo a la ley de 2×1, a la domiciliaria a Etchecolatz, el reclamo por el testigo desaparecido Jorge Julio López y por la aparición de la joven desaparecida hace 49 días en La Plata, Johana Ramallo, y el pedido de libertad a Milagro Sala y los demás presos políticos. También exigieron inversión en educación y reivindicaron la lucha que los maestros realizaron a principio del año.
A diferencia de otros años, la de este viernes fue una marcha unificada, y junto con la Unión de Estudiantes Secndarios (UES) y la Federación de Estudiantes Secundarios (FES), cercanos al kirchnerismo, marcharon junto al Centro de Estudiantes de Base (CEB), vinculados a la izquierda. Detrás de ellos y los centros de estudiantes y agrupaciones de alumnos de secundaria, marchó la Federación de Estudiantes Universistarios de La Plata (FULP), los organismos de derechos humanos y organizaciones sociales y políticas.
Olé olé, olé olá. Patricia Bullrich, decinos ya ¿el compañero Maldonado donde está? y Yo sabía, yo sabía, que a Santiago se lo llevó Gendarmería, fueron los cánticos más repetidos durante toda la marcha, que terminó en el ministerio donde en 1975 se congregaban las marchas de estudiantes secundarios en reclamo del boleto estudiantil, en las que forjaron su militancia los adolescentes desaparecidos.
Ulises García Ávila, secretario general de la UES y estudiante de el Liceo Víctor Mercante, abrió los discursos: Los estudiantes secundarios estamos siendo testigos del mayor ajuste que se ha vivido en la educación, dijo. Y advirtió que el movimiento estudiantil va a tomar todos los colegios que sean necesarios, para evitarlo.
El estudiante recordó el retroceso en el proceso de Memoria, Verdad y Justicia -Ley de 2×1, domiciliaria a Etchecolatz, el intento detención a Hebe de Bonafini, la desaparición de Santiago, enumeró-, y dijo que eso le duele a los jóvenes: nos duele porque somos una generación que creció hablando de derechos humanos en la escuela, dijo.
Detrás de Ávila hablaron Vilma Cielo, de CEB; Natacha, del MUS; Casandra y Marcelo, de FEB. Es muy importante que la marcha sea una sola, dijo Marta Ungaro sobre el final del acto. La hermana del joven secuestrado el 16 de septiembre de 1976 remarcó el reclamo por Maldonado y señaló que para los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado es muy doloroso volver a salir con la consigna de ‘Aparición con vida’, porque así pedíamos por nuestros desaparecidos en la dictadura, dijo.
Emilce Moler, en tanto, señaló que la desaparición del joven es un quiebre en la democracia porque constituye la desaparición de una persona en el marco de la represión a una protesta social. En ese camino, señaló que el rol de los medios de comunicación con el caso Maldonado es el mismo que el que ocuparon en la dictadura. Ustedes siempre nos preguntaban cómo podía ser que desapareciera gente y que el resto de la población no dijera nada. Pero cambien la palabra subversivo por militante social o mapuche, cambien terroristas por choriplaneros. Es lo mismo, le dijo a los estudiantes.
Por eso, llamó a los jóvenes a militar con alegría, a participar de la vida política para disfrutar de la vida, para vivir mejor. Y concluyó: No volvamos a ese pasado que es más autoritarismo, menos libertades individuales, más individualismo. No queremos más ese pasado, por eso los lápices todavía escriben y hoy dicen: ¿Dónde está Santiago Maldonado?.
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