La obra de Mariana Cumbi Bustinza relata una historia marcada por las desigualdades del mundo suburbano, pero también por el deseo de eludir múltiples mandatos sociales.
En “Lo que quieren las guachas”, la nueva obra de Mariana Cumbi Bustinza, el delicado desbalance de los elementos sociales representa el combustible necesario para construir una historia que bien podría estar sucediendo en este momento. Con el amor, los prejuicios y el despecho como otros de los elementos analizados, la responsable de esta historia (que además de dirigir se encarga de la coreografía y el vestuario) hace foco en el peso de tales diferencias para seguir contando (tal como lo hizo en el pasado con varias de sus obras) la cotidianidad del mundo suburbano.
“Siempre pensé en abordar estos temas por medio de una trilogía. Digamos que el comienzo de eso fue cuando estrené la obra ‘Menea para mí’, que se centraba en lo dinámica de un barrio bajo y los pibes que viven ahí. Y más tarde comencé a pensar en cómo seguía con la temática, lo que en realidad terminó decantando en lo que ahora nos reúne, y supongo que en algún momento vendrán otras. Pero en ‘Lo que quieren las guachas’ me decidí a mostrar un poco la cuestión de la lucha de clases, donde se pudiesen ver los contrapuntos sociales, que se vean más aspectos y cómo de ambos lados se tienen actitudes similares que van más allá de las aparentes diferencias. Por ejemplo, la cuestión de discriminar al otro se da en todas las clases sociales, así que quería mostrar teatralmente esa temática pero que el amor, cuando sucede, también puede darse independientemente del estrato social en el que se vive”, aclara Cumbi Bustinza.
Lejos de querer presentar una especie de mapeo social, la directora aclara que su intención primera fue siempre la de mostrar a dos grupos con todas sus características bien marcadas: “Yo no tenía tanta intención de hacer un análisis o algo más serio. Lo que quería contar y creo haberlo conseguido, es dar cuenta de una historia que involucra a ricos y a pobres. Pero también y en ese contexto cómo podía surgir el amor pero con la misma fuerza también el odio. Acá los personajes centrales se aman más allá de las diferencias pero conviven con otros personajes que ejercen el machismo o la homofobia, por ejemplo. Cuando escribo me pinta dar cuenta de lo violento del ser humano o el egoísmo. Ese es como el germen de esta obra que como dije antes de otra forma continua con una temática que expuse antes pero que ahora es abordada de manera distinta”.
Otro de los puntos que intervienen en la trama de Lo que quieren las guachas transcurre por el lado de la música. Por ese lado donde lo hedonista siempre está presente, Cumbi Bustinza da cuenta de prácticas y costumbres que permanecen en el tiempo y que finalmente son utilizadas a su favor: “Lo que se cuenta es que el baile no es baile en sí mismo, sino que se utiliza al tema de bailar para hacer girar a la historia. Utilizo la música para seguir contando o bajando una línea. A partir del movimiento yo cuento cosas que lógicamente pueden ser vistas de primera mano o todo lo contrario, no ser vistas. Siempre utilizo al contexto, en este caso el tema del baile, para que se entiendan ciertas situaciones del texto. Son disparadores, porque para mí el baile no es baile sino una danza en movimiento que sigue contando una historia. Y lo mismo pasa con las canciones, que terminan de cerrar un contexto siempre ficcional”
Con una voluntad incansable para realizar proyectos y finalmente materializarlos, la directora sostiene que haber llegado al estreno de esta obra “es siempre un motivo de alegría” que suplanta la aparición en el pasado de múltiples inconvenientes. “Me pone mal no poder hacer lo que quiero hacer, así que soy tenaz y perseverante en todo lo que hago. Siempre hice cosas, miles, muchas para que las obras lleguen a la gente y sean estrenadas. Ahora se da que es la primera vez que recibí subsidios para hacer teatro, porque todo lo que hago siempre vino de la mano de la autogestión pura”, concluye Cumbi Bustinza.
Lo que quieren las guachas. Una obra escrita y dirigida por Mariana Cumbi Bustinza. Actúan: Ornella Fazio, Luciano Crispi, Iti el hermoso, Sofía Kali, Ezequiel Baquero y Martina Bajour. Funciones: jueves a las 21 en Teatro El Extranjero, Valentín Gómez 3378.
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