Luego de la multitudinaria marcha del 8 de Marzo, la periodista y una de las voces del feminismo argentino reflexiona acerca del crecimiento de este movimiento. Los ataques a la lucha de las mujeres y la necesidad de seguir debatiendo.
¿Se puede decir que la masividad del jueves da cuenta de que el feminismo salió del cuartito del fondo?
Desde el 8 de Marzo de 1984, cuando hicimos un acto con las Madres, a hoy, ha habido un avance espectacular. Gracias a nuestras ancestras de lucha pudimos ir avanzando. Fuimos de la experiencia de los 32 encuentros a la masividad del primer Ni Una Menos en el que salimos todas las feministas y mucha gente por su cuenta debido al hartazgo que se unificó en una consigna dolorosa y extrema. Esa masividad incluyó a medios de comunicación reproductores de la cosificación de las mujeres, como Marcelo Tinelli. De ese primer Ni Una Menos a ahora hubo un crecimiento cuantitativo y conceptual, porque ya al año siguiente dijimos Ni Una Menos, vivas nos queremos, para afirmar que somos mujeres que tenemos proyectos y que luchamos por esa libertad para nuestro deseo. Y parte de nuestro deseo es mover el mundo hacia un lugar más justo. Después de semejante movilización en la que nos abrazamos, al día siguiente la realidad te pasa por encima, pero igual ya no somos las mismas.
La marcha del año pasado terminó con una razia policial y este año con un ataque troll en las redes, ¿hay violencia hacia el feminismo como movimiento colectivo?
Sí, esta vez me tocó fuertemente. Tengo Twitter, lo uso poco, me enteré de que me nombraban, me decían pelotuda, terrorista, gorda, lesbiana, vieja, andá a la peluquería. Mintieron con el reclamo por Santiago Maldonado para desprestigiarnos. Tuvimos que salir a explicar que lo nombramos cuando hicimos la sumatoria de actividades en las que el feminismo estuvo presente. Hay una parte de la sociedad que nos ve como locas o brujas. La locura a la mujer le fue endilgada a lo largo de la historia. Es la manera que tienen de negativizarnos. Lo de brujas lo aprendimos. Ahora nos gusta decir que somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar. Lo de locas también nos gusta, porque somos las hijas de las locas de Plaza de Mayo. Es más fácil atacarme a mí con cosas degradantes porque es más fácil focalizar en una persona y no en un colectivo. Me dijeron vieja. Tengo 64 años, estoy en este camino de los Derechos Humanos y de las mujeres desde hace muchos años. Soy orgullosamente vieja, no fue en vano entonces el trayecto recorrido.
¿Qué opinás de que Mauricio Macri haya sido presentado como el feminista menos esperado?
Hoy decirnos feministas no es algo negativo como lo era hace cuatro años atrás. Sin embargo, ahora se corre el peligro de la cooptación. No bastardeen todo. Macri habilitó a sus legisladores a tratar el tema del aborto en el Congreso, ¿qué hacemos con eso? Lo aprovechamos porque la coyuntura la creamos nosotras con nuestra lucha. No es que vino él y lo hablita porque se volvió feminista. ¿Querrá una cortina de humo o querrá pelearse con Bergoglio? No lo sé. Porque él dice que está en contra y manda a decir lo mismo. El asunto está en cómo aprovechamos esta puerta. No somos tontas y vamos a entrar. Está peleada la cosa, pero existe la posibilidad de hablar y razonar con las personas que tienen dudas y no son fundamentalistas. Se ha abierto la reflexión en los grandes medios. Hay que darle un cauce para llegar. Que se escuchen las voces de las compañeras de la campaña por el aborto legal. No hay que tener miedo, hay que enfrentar esta coyuntura con todas las herramientas que tenemos.
Desde sectores alwejados a la lucha feminista se criticó a la marcha por «politizada».
Estamos en un momento extremadamente difícil para el pueblo en general y las mujeres en particular. Somos un movimiento con una gran energía, entusiasmo y hasta somos por momentos personas felices participando de esta marea, porque vivimos cambios importantes. A mitad del siglo pasado las mujeres no votábamos en este país. Hoy ya ninguna de nosotras discute que, cuando hablamos de mujeres, hablamos de cuerpos feminizados, lesbianas, trans, nos vemos a nosotras y a nuestras compañeras que ponen el cuerpo. Las feministas siempre dijimos que lo personal es político, ¿cómo vamos a negarnos a la política? No fue partidista, se señalaron las políticas públicas en contra de las mujeres, las políticas de ajuste que lleva a cabo este gobierno. Vivo el paro como un proceso, porque nos reconocemos en nuestras ancestras y vamos caminando hacia adelante, en compañía y con una misma. «
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