Muchos libros se han escrito sobre el tema, pero entre todos ellos, este es imprescindible. Con una prosa despojada, casi sin adjetivos y sin calificar las acciones de los nazis, muestra de tal manera lo que fueron los campos de concentración del nazismo que no se vuelve a ser la misma persona luego de leerlo
Primer libro de una trilogía compuesta también por La tregua y Los hundidos y los salvados, Si esto es un hombre es un libro que nadie debería dejar de leer no sólo porque habla del horror del pasado, sino porque constituye también una advertencia sobre el presente.
Primo Levi nació en Turín en 1919. En 1941 se graduó como químico en la Universidad de su ciudad natal. Participó de la resistencia en el norte de Italia y fue capturado y deportado al campo de concentración de Fossoli y de allí a Auschwitz.
El libro Si este es un hombre relata el período que transcurre entre su detención y su penoso viaje en tren hacia el más horroroso de los campos de exterminio del nazismo hasta la liberación en 1945 por las tropas soviéticas.
Ya en libertad, entendió que su condición de sobreviviente era un privilegio que le imponía una obligación: dar cuenta del horror para que no se repitiera. Se dedicó entonces a contar su experiencia en todos los lugares en los que fue requerido.
Dijo una vez refiriéndose a la obligación autoimpuesta de dar testimonio: “Suelen preguntarme con frecuencia cómo pudo suceder Auschwitz. Lo que yo me pregunto, en cambio, es cómo no sucede más a menudo, porque siempre hay gente dispuesta a seguir ideas irracionales”.
Su contestación debería estar muy presente en los tiempos que corren en que, al igual que hicieron los nazis con los judíos y los gitanos se busca un chivo expiatorio que sirva para justificar cualquier atrocidad. Ese chivo expiatorio puede ser un homosexual, un transexual, un jubilado hambreado, un obrero en defensa de sus derechos…Según parece, es necesario inventar un enemigo que aglutine a una mayoría en favor de las ideas del poder dominante.
Solemos creer, no sin cierta ingenuidad, como lo prueban el libro y las palabras de Levi, que las ideas irracionales son una semilla infértil que puede tomarse a la ligera y referirse a ella con ironía y humor. Sin embargo, no es así. Y para probarlo, no hay testimonio más contundente que la propia Historia de la que parece que aprendiemos bastante menos de lo que creemos haber aprendido.
El libro Si esto es un hombre comienza con este poema: “ Ustedes que viven seguros / En sus cálidos hogares /Ustedes que al volver a casa / Encuentran la comida caliente / Y rostros amigos /Pregúntense si es un hombre / El que trabaja en el lodo /El que no conoce la paz / El que lucha por medio pan / El que muere por un sí o un no / Pregúntense si es una mujer / La que no tiene cabello ni nombre / Ni fuerza para recordarlo / Y sí la mirada vacía y el regazo frío / Como una rana en invierno /»
Y continúa: «Piensen que esto ocurrió: / Les encomiendo estas palabras. / Grábenlas en sus corazones / Cuando estén en casa, cuando anden por la calle /Cuando se acuesten, cuando se levanten;/ Repítanselas a sus hijos. / Si no, que sus casas se derrumben / Y la enfermedad los incapacite / Y sus descendientes les den la espalda”.
Sería muy bueno en los tiempos que corren en Argentina y en el resto del mundo no tomar la apelación que nos hace Primo Levi como mera retórica y preguntarnos de verdad lo que él nos indica luego de haber vivido el horror.
No hay más que asomarse a la calle con los ojos bien abiertos o, incluso, encender el televisor para ver a los jubilados que atestiguan que no pueden comprarse los remedios y que, en el mejor de los casos comen una vez por día y para ver a las familias que duermen en la calle, según un trasnochado funcionario para gozar de las comodidades del monoambiente que es un cajero automático sin pagar alquiler ni expensas.
No deberíamos naturalizar que muera gente porque el gobierno decidió no entregar los remedios oncológicos. La naturalización del horror es un camino directo a él en toda su plenitud.
En estos tiempos se habla de deshumanización. Levi, tal como lo cuenta en su libro, vivió el máximo grado de deshumanización en carne propia. A tal punto la vivió, que al igual que sus compañeros de infortunio, lo quisieron reducir a un número. “Me llamo Primo Levi, perdón, 174517”. Comienza diciendo su libro Si esto es un hombre. Ese fue el número de prisionero que le tatuaron en la piel y que suplantó su identidad. Se rehusó a borrarlo porque, luego del horror, era el tatuaje más explícito del horror.
Pero aún si lo hubiera borrado, el horror no habría caducado. Sobrevivió al Holocausto, pero hay algunos indicios de que no pudo sobrevivir a su memoria. Todavía se discute si su muerte fue un suicidio o un mero accidente, pero lo cierto es que el 11 de abril de 1987 el hombre que había logrado sobrevivir a Auschwitz cayó por el hueco de la escalera de su casa. Tenía 67, años si se cuenta como año de vida también el que pasó en Auschwitz.
Se reunieron durante más de cuatro horas. Respaldo a Kicillof y a su estrategia. También…
Será el seis de febrero. Hubo quejas de algunos legisladores porque Ficha Limpia no estará…
El G6, los bancos y las fintech se subieron a la presión de Caputo contra…
Se trata de la mayor cantidad en los últimos diez años. Los detalles.
En la comunidad LGBTIQ+ no hay una sola generación que haya podido disfrutar de los…
El paro de trenes que realizaron los trabajadores del ferrocarril este martes en reclamo de…
El tipo de cambio bajo acelera la salida de argentinos al exterior que en 2024…
Hacía meses había perdido terreno a manos de Manuel Adorni y presentó la renuncia. La…
El secretario general de La Fraternidad habló en el marco del paro de trenes que…
Se trata de un abogado especializado en derecho administrativo que, además, ejerce como profesor incitado…
El actor se sumó a las voces que reclaman contra las nuevas políticas en EE.UU.…
Un agente de seguridad controla las inmediaciones de la oficina de Caputo. Las visitas del…
Ver comentarios
Excelente la nota de Mónica López Ocón