El legislador porteño del Frente de Todos y asesor presidencial sostiene en esta entrevista que ese sector del Estado capitalino recibe recursos muy por encima de los servicios que presta. "Es donde se pagan los favores".
Días atrás, durante su exposición en la Legislatura en el tratamiento del Presupuesto 2021, Santoro sostuvo que el “verdadero agujero fiscal» de la administración de Horacio Rodríguez Larreta no es el gasto de la Seguridad sino «el de la Justicia», que es «la verdadera caja negra de la política(…) Si somos valientes, tenemos que animarnos a dar una discusión que hace años es un secreto a voces», afirmó ese día el diputado. Tiempo Argentino entrevistó a Santoro, que retomó el tema del presupuesto porteño y los gastos destinados al sector judicial.
-¿Por qué sostiene que la Justicia es la caja sucia de la política?
-El presupuesto para ese sector, que es de 37 mil millones de pesos, equivale al 48% de la administración gubernamental. Quiere decir que la justicia consume más o menos lo mismo que toda la Legislatura, que todo el Gabinete de Horacio Rodríguez Larreta, que todos los organismos de control y que la AGIP, que es el organismo de recaudación fiscal. Por esto uno puede pensar que la hipertrofia de un aparato, que no contiene ningún tipo de solución a los problemas judiciales y jurídicos de la gente ni a las controversias reales, tiene como único objetivo pagar favores políticos. Todo el mundo lo sabe. El presupuesto para el Consejo de la Magistratura es de 13 mil millones de pesos, eso equivale a transformarlo en el viejo Concejo Deliberante.
-¿Cómo se puede analizar ese gasto en relación con otros distritos?
-Hay datos comparativos: toda la justicia de Santiago del Estero sale 2000 mil millones y tienen un presupuesto provincial de 110 mil millones. La Ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto de 635 mil millones y la justicia tiene un presupuesto de 37 mil millones. Es una burrada. Lo que gasta la administración gubernamental de la Nación es menos de lo que gasta la Ciudad. Además, la Nación tiene Comodoro Py, los tribunales federales, los tribunales nacionales, tiene investigación judicial y un montón de infraestructura que la Ciudad, no. La justicia de la Ciudad, como no tiene transferidos muchos delitos, es de menor cuantía y contravencional, básicamente. ¿Quién conoce a alguien que haya resuelto sus problemas en la justicia de la Ciudad? Una de las características es que la mayoría de las causas que se inician se archivan.
-¿Por qué una denuncia de esta magnitud pasa desapercibida?
-Es uno de los indicios que tengo para decir que desde este lugar se financian otras cosas. Acá hay cosas que funcionan como secreto a voces. Está claro que buena parte de los favores que el jefe de Gobierno hace a distintos sectores de la vida social y política de la Ciudad, los hace desde este lugar.
-¿Qué pasa con el presupuesto de los organismos de control?
-Es importante ver los aumentos que se proyectan para el Presupuesto 2021 en distintos puntos. Los organismos de control tienen una suba del 24% del presupuesto y para la Justicia aumenta un 35 por ciento. O sea, es el sector mejor financiado, en un contexto donde la mayoría de los ítems van hacia la baja. Va por encima de la proyección de inflación del 29 por ciento.
-El Gobierno porteño envió un presupuesto al que llamó de “contingencia” por la reducción del 1.18% de la coparticipación. ¿Qué evaluación hace en términos generales?
-El análisis más importante acá es cómo hace el gobierno para ocupar o salvar el agujero fiscal que se le ha generado: le transfiere el problema a la gente. No tuvo la previsión de imaginarse que esos fondos extraordinarios, que fueron por decreto, en algún momento podrían desaparecer. Por eso no pidió una ley del Congreso y por eso no generó un fondo de reserva. Por otro lado, tampoco fue capaz de generar una modificación de su matriz tributaria para pedirle a los sectores que ganaron con la pandemia (supermercados, laboratorios, entidades financieras no bancarias y demás grupos a los que les fue muy bien) un aporte extraordinario. ¿Qué hizo? Le transfirió ese quilombo a la sociedad a través del impuesto a las tarjetas de crédito. Es un presupuesto de ajuste como todos los presupuestos que manda el macrismo desde el año 2007. La presión impositiva en el 2007 era del 4,28% y en el 2019 fue de 6,7%, aumentó un 56 por ciento. Si uno mira el presupuesto de Salud, pasó del 23% de la masa de recursos en el 2007 a 15,9% en el 2021. Educación era 26% cuando asumió Mauricio Macri como jefe de Gobierno y hoy es el 19 por ciento. El PBI y la recaudación aumentaron, sin embargo, el nivel de endeudamiento pasó del 1,6% en el 2007 al 7,9% en el 2021. En ese contexto, el déficit fiscal fue una constante. «
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