Imposibilitados por la pandemia, casi todos los trabajadores del mundo audiovisual se ven afectados, mientras muchos músicos y producciones teatrales encontraron en el streaming una pequeña ventana. El resto debe esperar.
Pocos días atrás, el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero se reunió con empresarios del mundo del teatro y de la música con el objetivo de analizar el difícil marco con el que los productores del sector de la cultura se enfrentaban por estos días a las consecuencias generadas por el Covid-19.
Por parte del gobierno participaron el ministro de cultura Tristán Bauer, Mercedes Marcó del Pont, Cecilia Todesca y por el lado de los productores de espectáculos fueron parte Javier Faroni, Daniel Grinbank, Carlos Rottenberg y Ana Pouyan, esta última en representación de la Asociación Civil de Managers Musicales Argentinos.
Reunidos en un salón donde la distancia social fue la principal protagonista, los participantes hicieron foco en los mecanismos necesarios para implementar en el marco de los espectáculos ciertas normas sanitarios que protejan a protagonistas y al público en general, aunque se hizo hincapié en exhibir la situación compleja del sector como principal elemento. “Estamos frente a un gobierno que es sensible a la cultura. Sentimos que fuimos escuchados, y la intención es ver las medidas adicionales que podemos sumar, porque sabemos que nuestro sector va a volver tarde”, dijo Daniel Grinbank al terminar el encuentro.
Más allá de su desarrollo, lo cierto es que la coyuntura actual comenzó a prender sus alarmas en marzo pasado, a poco de haber comenzado el aislamiento social, preventivo y obligatorio dictaminado el 19 de marzo. De esta forma se suspendieron en ese entonces los shows de Soda Stereo, el festival Lollapalooza, el show en Rosario de Fito Páez y las presentaciones del celebrado guitarrista Pat Matheny en Buenos Aires. En el mundo del teatro, rápidamente la Asociación Argentina de Actores, por medio de su presidenta Alejandra Darín, sostuvo: “Lo primero que debemos tener en cuenta es cómo cambian las cosas con este virus. Es muy difícil evaluar otra cosa que no sea detener el contagio. A nivel gubernamental creo que se está haciendo lo mejor desde el manejo de los tiempos y el ritmo que nos impone esa situación. Los actores y nuestra obra social estamos en un momento muy bravo, mucho más con un cuadro de pandemia. Nuestra actividad tiene factores de riesgo y creemos que sería peor ser infectados o portadores porque seríamos irresponsables con nuestros conciudadanos. Se trata de un cuidado colectivo”.
Ya para entonces el mundo de la cultura buscaba alternativas económicas, algo que encontró en las transmisiones de streaming y que hoy por hoy es la herramienta más usada para seguir exhibiendo material por parte de artistas nuevos y consagrados. El mundo de la música fue el primero en picar en punta ofreciendo recitales en vivo (primero gratuitos pero más tarde pagos, inaugurando una nueva manera de comercialización que en un principio muchos rechazaron y luego aceptaron) y que por estos días ofrece festivales y ofertas de variado tipo bajo el manto del “Live Streaming”, una acción que tal como sucedió en el resto del mundo, que primero fue criticada y luego inexorablemente aceptada.
Y si en una primera instancia fueron los músicos, luego le siguió todo el resto. El mundo del teatro no tardó en sumarse a la práctica del streaming y variados productores, ante la imposibilidad tajante de convocar público a sus salas, rescataron obras grabadas en el pasado para darlas a conocer a nuevas audiencias inaugurando el concepto de cobro “a la gorra virtual”, siempre vía tarjeta de crédito, aunque los verdaderos ganadores fueron los que comenzaron antes de la pandemia. Así el sitio Teatrix.com, que ya tenía antes de la pandemia un portfolio de propuestas digno de los mejores espejos internacionales, capitalizó lo que Netflix hizo en su momento.
En ese contexto, las señales de cable tampoco se quedaron atrás y liberaron contenidos de marco Premium para acompañar las cuarentenas hogareñas que iban desde Ushuaia a la Quiaca, algo que continúa hasta hoy. Pero más allá de los gigantes y los pequeños de la escena, lo cierto es que durante la cuarentena muchos de los trabajadores de la industria del espectáculo sufrieron (y sufren) las consecuencias nefastas de los tiempos en los que vivimos. Cientos de técnicos (como parte de un abanico que incluye desde maquilladores, acomodadores, vendedores de entradas, etc.) continúan hasta hoy con una incertidumbre que es parte del mundo del espectáculo. Ellos como parte del gran abanico que agrupa a los trabajadores del sector esperan y ansían que la pandemia deje lugar a la vida que alguna vez conocieron. Mientras tanto, todo el sector y su amplio abanico aguardan la restauración de lo que miles esperan como la nueva normalidad.
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