Por el largo parate debido a la pandemia y por la situación económica, las ligas quedarán "vaciadas": habrá muchos juveniles y subirán jugadores de categorías más bajas. Peligra el proyecto de Jaguares.
Uruguay y México, el nuevo faro para los basquetbolistas
El caso de San Lorenzo parece ser paradigmático. Campeón de las últimas cuatro Liga Nacional de Básquet (LNB), sufrió las bajas de Nicolás “Penka” Aguirre (Fuerza Regia, de México), Marcos Mata (Saga Ballooners, de la segunda de Japón), Luciano González (Flamengo, Brasil), Facundo Piñero (Plateros, México) y Agustín Caffaro (Urupan, Uruguay). Sin certezas de cuándo volverán los entrenamientos y cuándo comenzará la competencia, optaron por otros destinos de menor nivel. Lo mismo pasó con otras figuras como Roberto Acuña (Soles, de México), Matías Sandes (Hebraica, Uruguay) o Martín Leiva (Larre, Uruguay).
“Venía de entrenar cuatro meses con recursos limitados, con un aro en mi casa, sin poder hacer demasiado más que tomar unos tiros y pesas para mantenerme. Como profesional, no podés estar tanto tiempo sin actividad. Cuando apareció la posibilidad de venir a una liga corta como la de Uruguay, la aproveché”, asegura Caffaro, subcampeón mundial con la Selección, a quien aún le queda un año de contrato con San Lorenzo. El cronograma habitual de la Liga Nacional comenzaba en agosto. Ahora está pautado para octubre, aunque entre signos de interrogación. Por eso, los que salieron a Uruguay y México piensan en un regreso a casa cuando terminen esas ligas, en diciembre. Sería un caso de basquetbolistas golondrina, aunque nadie puede asegurar que la LNB comience en octubre.
Por ahora, a los dirigentes les preocupa más la reanudación que la salida de jugadores. El presidente de la Asociación de Clubes, Gerardo Montenegro, se mostró comprensivo. “Tiene que ver con la necesidad de los jugadores de estar en movimiento. Eso fue determinante, no sólo es lo económico. Todos tienen libertad de acción y tienen que proteger sus intereses”, aseguró Montenegro en Uno contra Uno. Sin embargo, es natural que sin sus principales figuras el nivel de la Liga Nacional, uno de campeonatos más emblemáticos del deporte argentino, caerá. Otro ejemplo: Atenas de Córdoba, equipo mítico de la competencia, se reforzó con tres jugadores de la Liga Argentina, la segunda categoría del básquet nacional.
“Este éxodo lo veo como algo lógico. México, Uruguay y Brasil son oportunidades, pero nuestra liga se debilita”, admite Caffaro. Desde la Asociación de Jugadores (AdJ) reconocen que la situación “preocupa” pero ven una “oportunidad para nuevos jugadores jóvenes o de categorías más bajas”. “La situación general hace que centremos la atención en los que se quedan, que tengan su contrato y se les cumplan las condiciones en la próxima Liga”, afirman desde la AdJ, y aseguran que hasta el momento los contratos se cumplen en un “alto grado”.
En el vóley, rotación
Contando extranjeros, por lo menos 30 jugadores que actuaron en la última Liga Argentina de Voleibol no estarán cuando la actividad se reanude, algo que aún mantiene una fecha incierta. A diferencia de lo que ocurre en el básquet, en el vóley los motivos son más económicos que deportivos: la pandemia aceleró una situación que ya venía complicada para los clubes, y la segunda división de España o Francia, o incluso la tercera de Italia, ofrecen contratos más altos que los clubes que mejor pagan en la Argentina. Incluso muchas de las numerosas salidas se dieron cuando las ligas europeas estaban sin actividad y la pandemia pegaba más en Europa que en América Latina. “Organizativamente no estamos tan lejos, porque la Liga habitualmente arranca en octubre y ahora tenemos esperanzas de hacerlo en noviembre”, indican desde la Asociación de Clubes Liga Argentina de Voleibol (ACLAV).
Sin embargo, a la par que el seleccionado se mete entre los mejores del mundo, su liga parece devaluarse. “Estamos al tanto y preocupa porque parecería que la Liga Argentina se terminó como plaza, pero la realidad es que siempre tuvimos una buena liga. Ojalá que se normalice y el año próximo pueda volver a ser”, asegura Nicolás Méndez, jugador de la Selección y del Montpellier de Francia.
España, Francia, Italia, Alemania, Finlandia, Turquía, Polonia y Austria son las distintas plazas europeas que recibieron a al menos 28 voleibolistas argentinos, entre ellos algunos seleccionados como Bruno Lima, Nicolás Uriarte y Alexis González. “Esta emigración representa una chance para muchos jugadores que integran la base del vóley argentino. Será una temporada con posibilidades de rodaje para nuevos talentos, de selecciones juveniles o de competencias de Ascenso. Así como la Liga les permitió crecer y mostrarse a los jugadores que hoy se van al exterior, ahora otros podrán empezar ese mismo camino de desarrollo”, asegura Pedro Bruno, presidente de la Aclav.
El rugby y una planificación que corre riesgo
Los Jaguares son el primer paso del rugby argentino hacia el profesionalismo. Es un proyecto que lleva casi 12 años y que parecía empezar a cristalizarse con resultados en el Super Rugby, en el que la franquicia argentina terminó el año pasado en el segundo puesto. Este 2020, cuando llegaba el momento de dar el salto, el torneo se suspendió por la pandemia. Y el futuro de Jaguares se transformó en un interrogante enorme.
Agustín Creevy (London Irish, Inglaterra), Matías Alemanno (Gloucester, Inglaterra), Marcos Kremer (Stade Français, Francia), Guido Petti (Bordeaux, Francia), Jerónimo de la Fuente (Perpignan, Francia), Lucas Mensa (Valence, Francia), Matías Moroni (Leicester, Inglaterra), Matías Orlando (Newcastle, Inglaterra) y Bautista Ezcurra (Atlanta Rugby, Estados Unidos) son los nombres que ya dejaron Jaguares, además del entrenador Gonzalo Quesada. La Unión Argentina de Rugby (UAR) dio el visto bueno para esas salidas, ya que toda la estructura quedó afectada por la incertidumbre económica y sanitaria. “La UAR está dispuesta a escuchar, entender y analizar las propuestas de cada uno”, había avisado el presidente Marcelo Rodríguez la semana pasada en Infobae.
El jueves se anunció la salida de Ezcurra. Pero acaso la más significativa sea la de Creevy, capitán y emblema de Jaguares, quien ya había regresado a Argentina tras diez años de experiencia europea con el deseo de retirarse con esa camiseta. La pandemia, como a muchos, le cambió los planes. “Ser parte de la transformación más profunda del rugby argentino fue, es y será para mí el máximo orgullo, alegría y, sin lugar a duda, ha significado la etapa de mi vida de mayor crecimiento y la más feliz que me tocó vivir como jugador de rugby”, señaló el hooker en su despedida, el pasado miércoles. Y no será la última.
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