Se teme que "la desinformación y los deepkakes" influyan en próximas compulsas polarizadas como las de Venezuela y de EE UU. Alertas del Papa Francisco y de Lula en la cumbre del G7.
El fenómeno, que resquebraja el desarrollo de la Democracia y contribuye a la confusión y al enfrentamiento, cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que algunos de estos procesos se darán en escenarios de alta polarización, como las elecciones de julio, en Venezuela, o las de Estados Unidos, en noviembre. El Papa Francisco no es ajeno a los problemas y preocupación que desencadena. Acaba de tener una intervención histórica en el G7, la cumbre de potencias que se desarrolló en Italia sobre el final de la semana, en que hizo un contundente alegato sobre la necesidad de regular esta herramienta.
En el análisis de los expertos del estadounidense Massachussets Institute of Technology (MIT), líder en desarrollo e investigación tecnológica, se advierte que “la desinformación electoral generada por IA estará en todas partes”. En un informe de su publicación web, «MIT Technology Review», ya insinuaban que “la desinformación electoral y los deepfakes generados por IA serán un gran problema a medida que un número récord de personas acudan a las urnas en 2024. Ya estamos viendo a los políticos utilizar estas herramientas como armas”. Curiosamente, o en forma alarmante, el análisis pone apenas tres ejemplos de este problema.
Uno de ellos es la Argentina (ver aparte), donde “dos candidatos presidenciales crearon imágenes y videos de sus oponentes generados por inteligencia artificial para atacarlos”. En Eslovaquia, continúa el informe, “los deepfakes de un líder de un partido liberal proeuropeo que amenazaba con aumentar el precio de la cerveza y hacía bromas sobre la pornografía infantil se extendieron como la pólvora durante las elecciones del país”. Respecto de Estados Unidos, detalla que “Donald Trump ha aplaudido a un grupo que utiliza IA para generar memes con tropos racistas y sexistas”.
En un artículo firmado por la especialista en IA, Melissa Heikkilä, se señala que “hace apenas unos años, crear un deepfake habría requerido habilidades técnicas avanzadas, pero la IA generativa lo ha hecho estúpidamente fácil y accesible, y los resultados parecen cada vez más realistas”. La experta advierte que “incluso las fuentes acreditadas pueden dejarse engañar por el contenido generado por IA. Por ejemplo, las imágenes generadas por IA enviadas por los usuarios que pretenden representar la crisis entre Israel y Gaza han inundado los mercados de imágenes de archivo como el de Adobe”.
Y si bien “es difícil decir en qué medida estos ejemplos han influido en los resultados de las elecciones, su proliferación es una tendencia preocupante. En un clima político ya inflamado y polarizado, esto podría tener graves consecuencias”. La publicación señala que en la medida en que los recursos de la IA permitan mayores despliegues comunicacionales, la problemática de las noticias falsas irá en aumento, y aumentará el desafío “para quienes luchan contra la proliferación de dicho contenido”. Aún son incipientes las técnicas para rastrear y atenuar contenidos falsos y “las plataformas de redes sociales son notoriamente lentas a la hora de eliminar la información errónea”.
En el G-7
El viernes último, Francisco se convirtió en el primer jefe de la Iglesia católica en participar en la cumbre de las siete democracias más ricas del mundo. Bergoglio aprovechó el foro para alegar sobre la Inteligencia Artificial y su capacidad de daño: “es precisamente este poderoso avance tecnológico el que hace de la inteligencia artificial un instrumento fascinante y tremendo al mismo tiempo, y exige una reflexión a la altura de la situación”, señaló.
“Mientras que el uso de una herramienta simple —como un cuchillo— está bajo el control del ser humano que lo utiliza y su buen uso depende sólo de él, la inteligencia artificial, en cambio, puede adaptarse de forma autónoma a la tarea que se le asigne y, si se diseña de esa manera, podría tomar decisiones independientemente del ser humano para alcanzar el objetivo fijado”, dijo el Papa en un discurso que puede leerse completo en el sitio del Vaticano.
En el mismo foro, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, invitado externo al G7 al igual que Javier Milei, pidió «una gobernanza internacional e intergubernamental de la inteligencia artificial en la que tengan cabida todos los Estados». Si bien ya existen regulaciones puntuales en Europa y los Estados Unidos, no hay aun acuerdo global para delimitar jurídicamente los alcances de la IA.
Uno de los ejemplos ofrecidos por expertos del Massachussets Institute of Technology (MIT) sobre el uso de Inteligencia Artificial para crear fake news en el contexto de campañas electorales es el que tuvo lugar en la Argentina en octubre pasado. Allí, dice un artículo de su sitio web technologyreview.com, “dos candidatos presidenciales crearon imágenes y videos de sus oponentes generados por inteligencia artificial para atacarlos”. Se refiere, lógicamente, a Javier Milei y Sergio Massa, sobre la base de un artículo del New York Times que previo al balotaje se preguntaba si eran aquellas las “primeras elecciones de Inteligencia Artificial”, por el uso exacervado de este recurso tecnológico.
Más allá de las difamaciones y datos falsos que suelen compartirse en redes, el artículo destaca la proliferación como nunca antes de imágenes generadas por IA, compartidas por los candidatos en sus cuentas o por su entorno, para sostener algunos preconceptos, tanto a favor como en contra, que no siempre se condicen con la realidad. Como un Massa estilo soviético o mimetizado como el líder comunista chino, Mao Tse-Tung, o un Milei investido en el personaje psicologicamente inestable de La naranja mecánica.
“El papel destacado de la inteligencia artificial en la campaña de Argentina y el debate político que ha suscitado subrayan la creciente prevalencia de la tecnología y demuestran que, con su creciente poder y su costo cada vez menor, es probable que ahora sea un factor en muchas elecciones democráticas de todo el mundo”, apuntaba el artículo de NYT.
Es sabido que el presidente Milei es un usuario extremo de las redes sociales y suele compartir contenidos no siempre verificados. A esto se suma el ejército de tuiteros y trolls que sostiene su discurso en las redes y su reciente declaración acerca de constituir a la Argentina en un polo de la inteligencia artificial, en alianza con Google Inc, Elon Musk y otros. El tema lo obsesiona y lo dejó en claro en su intervención como invitado del G7 en Italia. Luego de uno de sus viajes recientes a los Estados Unidos afirmó que piensa implementar la IA para una modernización del Estado, cuyos términos y alcances aún no fueron especificados.
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