Los cruces en el oficialismo continúan y hubo pases de factura dentro del gabinete. Las nuevas especulaciones por el fallido encuentro entre Lula y CFK. El enigma de Massa.
El enojo comenzó el martes, cuando el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva no concurrió al Senado a saludar a la vicepresidenta Cristina Fernández, como sí habían hecho sus pares de Bolivia, Luis Arce, de Colombia, Gustavo Petro, y de Honduras, Xiomara Castro. Desde el kirchnerismo no suponen una intención de veto por parte del presidente Alberto Fernández sino de algún otro acto geopolítico más poderoso.
La vicepresidenta utilizó su capacidad de convocatoria en su momento para que la Plaza de Mayo y sus alrededores adelantaran con sus cantitos de «vamos a volver» la suerte del entonces candidato a presidente de Brasil, que visitó Argentina el 10 de diciembre de 2021, un hecho político electoral que cosechó Lula y que ahora pareció no recordar. Por eso que habiendo una relación personal de amistad y un vínculo político histórico entre el kirchnerismo y el petismo brasileño llamó mucho la atención ese agujero en la agenda latinomericana que produjo el desencuentro entre los dos líderes. Algunos dirigentes sospechan de la importante injerencia de Estados Unidos en la cumbre, de la que participó como invitado.
Todo ese enojo se trasladó luego a la Casa Rosada y fue expresado por el ministro del Interior Eduardo «Wado» de Pedro quien hizo saber a través de distintos voceros que estaba molesto por su exclusión del acto de los organismos de Derechos Humanos con Lula, que tuvo lugar durante la cumbre. Fue una expresión del ánimo dentro de la conducción del kirchnerismo.
En respuesta, la ministra de Desarrollo Social y dirigenta cercana a Alberto, Victoria Tolosa Paz, cruzó a su par de Interior: «O estás adentro o estás afuera», le espetó en declaraciones a medios en Mar del Plata. Desde la vereda kirchnerista salieron a responderle la senadora bonaerense Teresa García y la excontrincante de Tolosa Paz en la interna por la candidatura a la intendencia de La Plata, Florencia Saintout. La presidenta del Instituto Cultural bonaerense posteó: «Atacar a Wado pensando en la campaña electoral propia es lo más antiperonista que hay», mientras García, una de las dirigentas cercanas a Cristina, disparó: «La historia se respeta. Wado tiene una marca indeleble, su exclusión fue premeditada. Por favor: más respeto por su compromiso y militancia».
Lejos de predicar la calma, se sumó a la disputa el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, uno de los pocos integrantes del gabinete que sostiene a viva voz la candidatura presidencial de Alberto. «¿Desde cuándo el presidente le tiene que dar explicaciones a Wado de Pedro?», dijo, y agregó: «Si no está de acuerdo tiene todo el derecho a irse».
Con la cumbre de la Celac, la dimensión geopolítica se coló en la carrera electoral local. En la danza de nombres hay varias posibilidades. El presidente se autopostuló como candidato, Wado no dijo nada, pero se mueve como tal, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, está esperando a que Alberto defina sus próximos pasos, ya que, en caso de no subirse a la carrera reeleccionista, el exmotonauta recién ahí pondría su candidatura a disponibilidad del PJ nacional. Pero también es cierto que Scioli estaría dispuesto a disputar una interna con Sergio Massa. «El clásico de la política, Massa vs Scioli», definen.
Sin embargo, el problema está en que Massa, en caso de encarar la carrera presidencial, quiere presentare como candidato único sin competencia interna. Pero por ahora el ministro de Economía no se pronunció y su suerte electoral se definirá en los números de la inflación.
A todo esto, el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, Juan Grabois, adelantó esta semana en FM Futurock que en caso de que Massa o Alberto sean candidatos del FdT, él se presentará como precandidato para competirles. De hecho, al día siguiente de sus declaraciones, el Papa Francisco se pronunció en una entrevista con Associated Press contra «las malas políticas» que siguen profundizando la inflación en el país, un dardo directo al responsable político de frenarla. Es que el Papa nunca recibió a Massa en el Vaticano. Y se muestra como un polo que tensa con una opción peronista bendecida por la embajada estadounidense. «
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