No es una sorpresa. Las iglesias decidieron “autovallarse” y decidieron no realizar misas durante el domingo por “miedo”. Por eso, no sorprenden los audios ni el pánico ni la idea de que “las mujeres llegan por todo a San Luis”. Es el mensaje que históricamente se difunde desde las iglesias y las instituciones.
Lo cierto, es que las mujeres llegan (llegamos a San Luis) para pensar una agenda pública propia. Y ese fue el origen cuyo primer nombre fue Encuentro Nacional de Mujeres, y que en esta edición reconoció oficialmente a las diversidades culturales y sexuales.
Un encuentro signado por las violencias que fueron creciendo en los últimos años. Que tiene por detrás una construcción misógina y racial y cuyas consecuencias van desde la pistola en la cabeza a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hasta la terrible vulneración de los derechos a las mujeres mapuches de la comunidad Lafken Winkul Mapu en Villa Moscardi. Operativo firmado por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que tuvo como consecuencia la renuncia –qué más simbólica- de la ministra de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta.
“Defendemos la identidad diversa de nuestro país. Rechazamos la ideología de odio que tiene a las mujeres como uno de sus principales blancos. Las mujeres de nuestro pueblo damos todas las horas de nuestra vida para transformar esta realidad. Construimos transformación social”, escribió en un tuit la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz.
Y es que las luchas por los derechos de las mujeres y diversidades se construyeron poniendo el cuerpo siempre, incluso renunciando cuando se vulneran los derechos del modo que se hizo este martes con las mujeres mapuches, a cinco días del Encuentro Plurinacional de Mujeres, a una semana del 12 de octubre.
Ante las violencias, construcción
El contexto del reencuentro es a su vez un aliento para afianzar las luchas y las agendas que están latentes en el enorme movimiento feminista, donde conviven muchos feminismos.
Después de dos años, las calles –en esta edición, de San Luis- se poblaron de mujeres y diversidades que durante la pandemia se las ingeniaron para mantener reuniones y acciones de lucha que tuvieron su resultado: la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo es uno de ellos y también la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans Diana Sacayán Lohana Berkins.
Falta una buena y efectiva implementación de la ley de cupo y también falta que el proyecto anunciado por el presidente en marzo sobre el Sistema Integral de Tareas de Cuidado se trate y pronto en el Congreso.
El documento de apertura marcó un avance y una unidad que no tiene vueltas dentro del movimiento: indígenas, ambientalistas, mujeres sordas mostraron que la única forma de construir que tiene el feminismo es en las calles. La agenda para las próximas conquistas está en marcha. «
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