Con un puñado de partidos amistosos, la llegada de Facundo Campazzo a Denver Nuggets ya desató un verdadero furor. El martes comienza la competencia oficial, con un representante argentino tras dos años.
Alguno podrá decir que es la ansiedad argentina, o la era de la viralización, lo que hace que con tres amistosos de pretemporada las redes se hayan inundado de memes y videos del ex Real Madrid. Pero no es –solo– eso. “El nuevo apodo de Facu es Spiderman. ¡Ese hombre está en todos lados!”, lo definió Jamal Murray, base y estrella de Denver, que deberá ceder minutos o compartir protagonismo con el cordobés de 1,78 metros. Los relatores de la TV local lo bautizaron “The Magician” luego de una asistencia en su debut. Su entrenador, Michael Malone, lo definió así: “Cuando me deprimo, pongo videos suyos porque me sacan una sonrisa. El chico juega con un fuego y una pasión que no siempre se ven. Se ajustará perfectamente a nuestra cultura”. Su ayudante, el español Jordi Fernández, aseguró en Diario AS: “Estamos muy ilusionados con él. Sabemos que hemos traído a un jugador con mucho carácter, un ganador, y nos identificamos con eso. Nikola Jokić ya sabía quién es el Facu, claro, pero hay otros compañeros que no lo conocían. Y en una semana se ha ganado el respeto de todo el vestuario. Y en breve se ganará a todo el público de aquí”.
Esos elogios también se perciben en algunos gestos de la intimidad que llegan a través de la cuenta oficial de Denver: cada uno de los posteos que llevan por protagonista a Campazzo tienen un engagement desproporcionado con los demás, como la volcada en una entrada en calor pese a su baja estatura, festejada con un choque de pechos con el canadiense Murray, con el que ya se muestran compinches. “Va a ser increíble para nosotros”, lo definió.
https://twitter.com/NBALatam/status/1339433953548230658?ref_src=twsrc%5EtfwPese a ser cordobés, Campazzo apareció en la escena del básquet local en octubre de 2008, con la camiseta de Peñarol de Mar del Plata. Fue Sergio Hernández el primer DT que le dio minutos. La temporada siguiente fue elegido como revelación de la Liga Nacional, que ganó Peñarol. El primer título de tres consecutivos. Por su baja estatura y por su estilo arrebatado y desfachatado en el ambiente, siempre lo acompañó un halo de dudas sobre su futuro, más allá de que las planillas de cada partido mostraban su huella. Incluso cuando en la temporada 2011/12 fue distinguido como el mejor jugador de las finales de la Liga Nacional.
“Es verdad que siempre se dudó de él. Cuando se hizo cargo de Peñarol; en la Selección; cuando se fue a España. Siempre pusieron en duda su éxito. Creo que la NBA es una invitación a superar la vara de la exigencia. Y creo que es la primera vez que tiene la confianza de todos. Nadie en Argentina duda de lo que pueda hacer, aunque en Estados Unidos siempre el extranjero tiene que ganarse el respeto. El jugador argentino tiene buena capacidad de adaptación. Y Facundo, esos pasos, ya los vivió”, dice Juan “Pipa” Gutiérrez, integrante de la Generación Dorada y compañero de Campazzo en Londres 2012. El recuerdo del Pipa acerca de la actitud del “Enano” en aquel Juego Olímpico acaso explique su presente: “En 2012 tenía a Leo Gutiérrez, a Marcos Mata y a Martín Leiva, que eran compañeros suyos en Peñarol. Por eso no fue tan duro acoplarse al plantel. Estuvo desde el primer día con los ojos y los oídos bien abiertos para escuchar y aprender todo lo que bajara de Manu, Chapu Nocioni o Pablo Prigioni, que jugaba en su posición. No parecía un jugador nuevo”.
Por una cuestión generacional y de transiciones, a Campazzo ya le había tocado recoger el hilo que había dejado Ginóbili en la Selección. Fue en el Juego Olímpico siguiente, en Río 2016, el último capítulo de la Generación Dorada. Hay un partido símbolo para el número 7: Argentina-Brasil. Lo narra el periodista Germán Beder, que acaba de publicar El legado, un libro que cuenta desde adentro la historia del grupo de jugadores que llegó a reemplazar a la Generación Dorada y que logró el subcampeonato en el Mundial de China 2019. Ese partido ante Brasil fue la gran carta de presentación para Campazzo. “En un momento del tiempo extra le hice con la mano la seña universal de ‘seguí vos’, porque ya no daba más. Pocas veces terminé un partido tan cansado como ese día. Y Facu seguía corriendo como si nada. Una bestia. Así que me pareció lo más atinado. Yo realmente no quería hacer más cagadas. Se caía de maduro que tenía que agarrar las riendas del equipo él. En ese partido y de ahí en adelante”, relata Ginóbili en El legado. Esas riendas lo llevaron hasta la NBA, donde es furor incluso antes del debut oficial. El tiempo dirá cómo termina la temporada.
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