Es uno de los guitarristas, compositores y docentes más influyentes de la música argentina. También es psicólogo y un experto en empanadas y locro.
Nació en Tucumán, pero hace décadas vive en San Telmo. Es sobrino del gran Eduardo Falú y su hermano Luis Eduardo fue desaparecido y asesinado por la última dictadura cívico-militar.
-¿Siempre quiso ser músico o soñó con ser otra cosa?
-La música siempre fue parte de mí y de mi entorno. A pesar de que estudie en la universidad, siempre la música me llamó y oí su llamado.
-¿Qué estudió?
-Psicología. Me recibí y llegué a ejercer esa profesión. Pero en un momento decidí que mi camino iba a ser el de la música.
-¿Qué lo inspira para hacer una canción?
-La vida misma. Sus asperezas y lo bueno. Sus luces y sus sombras. Pero no es un proceso demasiado consciente. Eso alimenta un caudal de emociones que se van traduciendo en canciones o en una manera de tocar.
-¿Cómo aprendió a tocar?
-Comenzó como un juego. Pero fue mi manera de aprender. No soy de defender ese camino ni me pongo como ejemplo. Personalmente, creo que es mejor estudiar, me hubiese gustado hacerlo. Pero bueno, a esta altura, no tiene mucho sentido revisar eso.
-¿Su tío fue una influencia importante para usted?
– Por supuesto. Siempre fue bienvenida su influencia. Su genialidad, como la de otros grandes autores e intérpretes que tenemos, es algo que forma. Me ayudó mucho tomar su legado para luego crear mi propio camino y mi propia identidad.
-¿Cómo maneja la adicción al celular que sufre tanta gente?
-No la padezco. Lo uso lo justo y necesario. Puede ser una herramienta útil, pero no es algo que nos tenga que dominar la vida, como veo que pasa a la mayoría.
-¿Qué le gusta hacer por fuera de la música?
-Siempre estoy entre la música y la familia. Y un grupo de amigos y amigas que lo sostienen a uno en la vida. Me gusta hacer reuniones, charlar, juntarnos. Pero bueno, siempre que hago reuniones la música aparece, así que nunca estoy fuera del universo del sonido.
-¿Qué le gusta más de su trabajo?
-Todo. La creación, el ensayo, la grabación, registrarla, tratar de mostrarla. Organizarse para seguir haciéndolo es todo un trabajo arduo, que lleva mucho tiempo, y bueno así estoy. No solo está el escenario, está en el día a día de uno. Esa rutina me encanta.
-Siendo del norte, ¿quién tiene las mejores empanadas?
-Cualquier provincia del noroeste argentino tiene buenas empanadas. Somos expertos. Hay diferencias: a los jujeños les gusta mucho acompañar con tomate y ají, se llama jawa. Los tucumanos usamos limón porque ante tanto condimento que tiene el relleno le viene bien. Las salteñas, con sus papitas cortadas, son extraordinarias, y también los santiagueños son maestros, sobre todo haciendo la masa, que es fundamental. Así que te puedo decir: a pesar de las pequeñas diferencias todas son de muy buena calidad.
-¿Por qué cree que pasa esto?
-Toda la cocina norteña es especial, son sabores ancestrales bien combinados con lo que se trajo con la conquista. Hay tradición, y cuando se quiere y se respeta lo propio, eso eleva todo. Cuando se tiene un gusto formado y una exigencia, eso mantiene la calidad de los productos. Y eso debe luchar contra la modernidad y los gustos y modas que van cambiando, y quieren imponer costumbres. El consumidor quiere ser protagonista pero lo importante es el alimento. En el norte todavía se respeta. En Buenos Aires se perdió un poco la tradición, salvo algunos lugares, algunos bodegones hermosos y algunas pizzerías.
-¿De todos los países que conoció hay uno que le guste más que otro?
-El otro día me puse a recordar todos los lugares a los que fui porque uno de mis nietos me preguntó algo parecido: estuve en casi 40 países tocando, es muy loco, y siempre esforzarme por representar de la mejor manera a la cultura de mi lugar, de mi país. Me gusta mucho conocerlos y que me conozcan.
-¿Cuál es la mejor manera de conocerse?
-Con la música y con la comida. Nada reúne mejor que una guitarra y una buena mesa.
-¿Cómo ve la situación del país?
-Soy un argentino más que espera la organización del campo popular para enfrentar a esta pesadilla que se hace llamar Gobierno. Estamos obligados a repensar la política, a intentar volver a que sea una herramienta de cambio y de progreso para todos y todas. Ojalá de este dolor de tener que ver y aguantar tantas atrocidades pueda forjarse un panorama alentador para el país. Nuestro pueblo se lo merece. Estoy triste y ansioso por ver cómo salimos de esto.
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Y como sería otro gobierno? Hecho de qué gente? De la que todos conocemos? No, gracias!
Sr Falu , xq no hablo cuando gobiernos anteriores robaron sin discreción ( vea nomas la forma en q se enriquecieron prueba irrefutable ,q fue así sus propua
Tranquilo, es el único gobierno capas de sacar al país adelante,
Cada persona puede tener una imagen de éste gobierno, lo más importante será que logre frenar la inflación, luego vienen nuevas elecciones y se puede cambiar con el voto, si no se mejoró el País.