En campaña aseguró que lo primero que haría era modificar la construcción en altura en barrios de casas bajas. Ahora patea para adelante ese tema y recién lo trataría el año próximo.
“Uno de los defectos que tiene el Código Urbano actual es que tiene una mirada muy generalista, desde mi punto de vista. Una de las cosas buenas que dejó el debate es que hubo una coincidencia en los cuatro candidatos de la necesidad de revisarlo y de que hay alguna esperanza de que nos podamos poner de acuerdo en algunas líneas rectoras. Hay que corregir el Código Urbano”, dijo en octubre de este año Jorge Macri en un encuentro que mantuvo con la Sociedad Central de Arquitectos (SCA), en la cual participaron Clara Muzzio, hoy vicejefa de gobierno; la arquitecta y presidenta de la SCA, Rita Comando; y la presidenta del Consejo Profesional de Arquitectos y Urbanismo, Rosa Aboy.
Sandra Barbonetti, de la organización Conciencia Urbana e integrante de la Interbarrial Buenos Aires, en diálogo con Tiempo, aseguró que en base a las mesas de trabajo realizadas, manifestaron que no van a tratar cada proyecto de Ley presentado por las distintas organizaciones, sino que será un proyecto único elaborado por el ejecutivo porteño. «Nosotros le pedimos que se introdujera este proyecto de ley con una primera lectura en diciembre de 2023. Lamentablemente no va a ser así, y recién lo tratarían en marzo de 2024″, explicó Sandra.
Barbonetti plantea que el código urbanístico debe ser modificado con urgencia porque, aclara, «durante estos tres meses», en el mejor de los casos, «se va a seguir deteriorando la calidad de vida de los vecinos y las vecinas, va a seguir avanzando la venta indiscriminada de viviendas como lotes, se van a seguir demoliendo casas en todos los barrios, las de carácter patrimonial y las que no tienen carácter patrimonial, seguirán colapsando los servicios: luz, agua, cloacas».
Ciertamente, millones de personas que habitan los diferentes barrios, sufren el colapso de los servicios esenciales por la construcción indiscriminada de torres y edificios.
«Tenemos baja presión de agua que se incrementa ahora en el verano, los cortes de luz van a ser más frecuentes y más prolongados. Hemos pedido la suspensión de otorgamiento de permisos de obra nueva de manera transitoria hasta tanto se introduzcan las modificaciones al código urbanístico y esto también nos fue negado, o sea que, al postergarse tres meses el tratamiento de esta ley, los barrios van a seguir destruyéndose», agrega Barbonetti.
En agosto de este año, en plena campaña electoral, Jorge Macri prometió terminar con las excepciones edilicias, pero en su municipio realizó más de 500. Lo mismo había prometido durante la campaña a intendente de Vicente López, pero una vez en el poder duplicó la cifra de su antecesor.
Desde la Interbarrial Buenos Aires, señalan que este año fue un año de mucha movilización, de concentraciones, semaforazos y jornadas de conciencia habitacional.; realizaron movilizaciones a la Legislatura, asambleas barriales, y han recorrido despachos de legisladores y legisladoras, donde presentaron proyectos de ley para la modificación del código.
«La simple aplicación del actual Código Urbanístico, muestra un evidente desprecio de las autoridades hacia los intereses y deseos de los vecinos, como se refleja en el caso emblemático de la Plaza Cortázar. Los problemas de diseño, funcionalidad, construcción, daños y la invasión del espacio público son evidentes, así como el exceso de uso y los problemas con los decks y el sonido», detalla a Tiempo Alejandro Lacreu de Palermo Resiste. El referente vecinal denuncia, además, que éste código urbanístico, provoca serias consecuencias en el medio ambiente: «la reducción de espacios verdes, la poda y tala de árboles para expandir las construcciones no solo afectan la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también contribuyen al calentamiento global y generan el fenómeno de la isla de calor en la ciudad, algo que se está combatiendo en muchas ciudades del mundo», destaca.
El actual código urbanístico, además, permite la mixtura de usos, es decir, la instalación de locales comerciales, restaurantes, bares y polos gastronómicos en medio de áreas residenciales de los barrios. «En Villa del Parque, particularmente, padecemos la ley del Distrito del Vino que fue sancionada en 2021. Este distrito lo que permite son beneficios impositivos a distintos tipos de bodegas del país para que se instalen aquí en la Ciudad de Buenos Aires», explica Barbonetti. «En estos días, el 7 de diciembre también se votó en la legislatura una modificación en la ley del Distrito del Vino que, lo que implica, es que se amplíe un área del barrio de Villa del Parque con lo que esto conlleva un deterioro aún mayor dentro de nuestro barrio, sumado a la alta constructividad que tenemos.
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