Sandra Díaz, de la Universidad de Córdoba, fue galardonada con el Premio Tyler al "Logro Ambiental". Promueve políticas y modelos de negocio que reconocen la responsabilidad compartida del ser humano y la naturaleza en la "trama de la vida". Su opinión sobre los líderes políticos negacionistas.
La ceremonia de entrega se llevará a cabo el 10 de abril de 2025 en Los Ángeles. El galardón fue compartido con el antropólogo brasileño-estadounidense Eduardo Brondízio. Desde la UNC subrayaron que «son las primeras personas de América del Sur en recibir este galardón, que ha reconocido a figuras como Jane Goodall, Jared Diamond, Eugene Odum y Mario Molina, entre otros». El comité del premio calificó a Díaz y Brondízio como dos “poderosas voces del Sur Global” en materia de ecología.
Ambos investigadores estudian el entrelazamiento de los seres humanos con la naturaleza, y buscan promover políticas, modelos de negocio e individuos que reconozcan su dependencia y responsabilidad compartida en la “trama de la vida”.
El premio Tyler fue establecido por John y Alice Tyler en 1973 y sus fondos son administrados por la Universidad del Sur de California. Algunos lo consideran como “el Nobel del Ambiente”.
Díaz es investigadora superior del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, Imbiv (Conicet-UNC) y docente investigadora en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.
Ha recibido importantes distinciones como ser miembro de las academias de ciencias de Estados Unidos y de Francia; el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2019; y la medalla de la Sociedad Linneana de Londres (Linnean Society), la sociedad de historia natural más antigua del mundo.
Durante la conferencia de prensa que anunció su premiación, Díaz destacó cómo los seres humanos están profundamente entrelazados con el tejido de la vida en la Tierra, una idea que desafía la visión tradicional que separa a la humanidad de la naturaleza. Y enfatizó que la biodiversidad no solo debe medirse por la cantidad de especies, sino también por su funcionalidad dentro de los ecosistemas.
Díaz y colegas elaboraron un concepto clave, las contribuciones de la naturaleza a las personas, el cual busca capturar la diversidad de significados y beneficios que distintos grupos humanos atribuyen a la naturaleza. “Las personas establecen relaciones económicas, sociales y culturales muy diferentes con cada tipo de vegetación, moldeando así los ecosistemas a través de sus decisiones”, indicó.
Díaz también se refirió al negacionismo climático y la indiferencia de algunos líderes políticos globales a la importancia de cuidar la naturaleza: “La creciente narrativa de que el beneficio privado debe tener prioridad sobre el bien común, es extremadamente peligrosa para nuestro futuro compartido. Si estas narrativas se afianzan y se expanden, corremos un grave riesgo de perder la oportunidad de asegurar un futuro mejor».
Y aseguró que la crisis de la naturaleza, la crisis climática y la crisis de desigualdades sociales inaceptables tienen una misma raíz: “La simple y antigua codicia a una escala masiva. Este modelo de relación con el planeta ve a otras formas de vida e incluso a otros seres humanos como meros objetos a explotar para obtener el máximo beneficio«.
Sobre cómo salir de esta triple crisis, Díaz indicó que no se puede abordar un solo problema y olvidar los otros dos. Y ejemplificó: “Se podría impulsar masivamente la plantación de especies de rápido crecimiento y alto consumo de agua para capturar carbono rápidamente, o crear empleos en sectores industriales dañinos para la naturaleza y el clima con el fin de estimular la economía. Pero estas soluciones parciales, al ignorar el impacto en los otros dos problemas, terminarían siendo contraproducentes”.
Brondízio, el otro galardonado, es un antropólogo que lidera estudios interdisciplinarios sobre la Amazonia. El experto viene reclamando un cambio en la forma en que académicos, tomadores de decisiones y financiamiento internacional de clima y biodiversidad ven e interactúan con la Amazonia. Considera que abordar las luchas socioeconómicas de los amazónicos es clave para enfrentar los problemas ambientales y climáticos.
“La investigación de Eduardo Brondízio ha iluminado el papel vital de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la conservación, mientras que el trabajo de Sandra Díaz ha sido fundamental para redefinir cómo se conceptualiza y valora la biodiversidad en las discusiones políticas en todo el mundo”, dijo Julia Marton-Lefèvre, presidenta del Premio Tyler.
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