La situación más grave se presenta en El Bolsón, en Río Negro, aunque una mejora en el clima permitió controlar la expansión del fuego.
Donde la situación se presenta como más grave, en El Bolsón, una sensible mejor climática ha permitido controlar la expansión del fuego y observar como los focos más agresivos rumbeaban hacia montaña arriba mientras se alejaban de las áreas pobladas.
Este lunes la temperatura descendió significativamente con mínimas de cuatro grados, hubo leves lloviznas y no se produjeron los fuertes vientos que se pronosticaban para el domingo, aunque por la tarde las ráfagas aumentaban paulatinamente su intensidad. Pese a ello, las posibilidades de su extinción son por ahora absolutamente nulas.
Donde la situación reviste un agravamiento creciente es en la zona de Los Manzanos, en el Parque Nacional Nahuel Huapi, donde ya han sido carbonizadas más de 10 mil hectáreas desde el inicio del fuego, el 27 de diciembre.
También se torna cada día más riesgoso el frente que se desprendió del foco principal y arrasa con gran parte del Valle del Manso inferior, donde ya consumió unas 700 hectáreas de bosque nativo.
El comisionado de Fomento de ese paraje rionegrino se encuentra en estado de alerta ante la posibilidad de verse obligado a evacuar los campings, complejos turísticos y pequeñas chacras familiares en la media en que el fuego continúe su avanza hacia la Ruta Nacional 40.
En el Parque Nacional Lanín, el fuego iniciado hace cuatro días en el Valle Magdalena ya consumió más de 2.700 hectáreas de bosque nativo y, según la información oficial, se encuentra absolutamente fuera de control por el difícil acceso a la zona y los fuertes vientos que azotan la región, con ráfagas de hasta 80 kilómetros por hora.
La Magdalena carece de densidad poblacional, y solo cuenta con muy escasos pobladores que son puesteros a cargo de ganado en las zonas de veranada.
La única buena noticia provino desde la ciudad de Puerto Madryn, donde el fuego que azotó las inmediaciones del Golfo San Matías ya pudo ser extinguido casi por competo y solo quedan las guardias de cenizas para evitar el renacimiento de los focos más intensos.
Aunque disminuyó su agresividad, el incendio forestal de Epuyén, en Chubut, continúa su avance hacia el sur pero sin que se vislumbre un ataque sobre zonas pobladas. Ya destruyó más de 4000 hectáreas y 76 viviendas, y nada indica que se vaya a detener en el corto plazo.
También se mantienen activos los incendios en las comunas rurales de Río Pico y Atilio Viglione, en el centro sur de Chubut, donde en conjunto ya se han convertido en brazas y cenizas al menos unas dos mil hectáreas de foresta, matorrales y pastizales.
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