Este domingo 5 de noviembre, el CELS conmemora los 40 años de democracia en el estadio Malvinas Argentinas. Habrá conversaciones, debates, feria, música con distintas bandas, baile y mucho más. La entrada es gratuita. “Tiempo”, que también participa de la movida, dialogó con la directora del CELS Paula Litvachky sobre el encuentro y la democracia en Argentina.
A pocos días de las elecciones y con una democracia amenazada por propuestas autoritarias, esta segunda edición de “Imparable” adquiere un sentido muy especial. Hoy más que nunca es necesario reunirse, intercambiar ideas y también divertirse.
Por eso el Festival por la democracia tiene un arco variado de ofertas. Habrá conversaciones sobre cómo “espabilar” la política, resetear la democracia, pensar un futuro y también debates sobre temas diversos a cargo de distintos colectivos, instituciones y prestigiosas figuras de la cultura.
A esto se agrega una feria de la que formarán parte entre otros medios, agrupaciones e instituciones, Sipreba y Tiempo Argentino.
Se suman, además, activaciones que van desde la participación en un mural colectivo que narre en imágenes los cuarenta años de democracia realizado con stencils, hasta impresiones y serigrafías que convertirán un papel o una hoja en blanco en una obra de arte a cargo de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo.
A esto se suman distintas bandas entre las que se cuenta La Bomba de Tiempo.
Paula Litvachky, directora del CELS dialogó con Tiempo sobre Imparables. Festival por la democracia y el significado que adquiere en un momento tan particular de la vida política argentina.
–Cuando parecía que los valores democráticos ya no podían ser discutidos, hoy se percibe que la democracia puede estar en peligro. ¿Qué sentido especial cobra esta segunda edición de Imparable. Festival por la democracia que organiza el CELS en estas circunstancias?
-La idea de este Festival era conmemorar los 40 años de democracia y hacerlo no desde una mirada melancólica sobre el pasado, sino desde una proyección hacia el futuro. Queríamos tratar de conversar sobre nuevos horizontes, nuevas ideas, una nueva imaginación política para pensar hacia adelante en términos de nuestra democracia y de las discusiones que tienen que ver con los Derechos Humanos. Pero la posibilidad de que una fuerza política como la de Javier Milei en la que también está involucrada Victoria Villarruel, tuviera una posibilidad concreta de llegar a la presidencia, hizo que el Festival pasara a tener una nueva propuesta.
-¿Cuál es esa propuesta?
– Pensamos en generar una instancia que mostrara que el campo de los Derechos Humanos y el campo de la vida política democrática en Argentina están más vigentes que nunca, están vivos, tienen preguntas sobre el futuro, capacidad de decisión y la convicción de defender sus banderas. Estas banderas son Memoria, Verdad y Justicia, la idea de la protesta social, la no legitimación de la violencia estatal para suprimir al adversario ni de la calificación de quien piensa diferente como enemigo. El Festival propone un encuentro entre quienes defendemos esas ideas para pasar un domingo con música, con actividades culturales, con la posibilidad de escuchar a quienes vienen pensando en estos temas, de conocer a organizaciones de todo el país que van a tener sus stands y de hacer un intercambio entre quienes asistan.
-Van a tener actividades muy diversas, ¿no es así?
-Sí, muchas actividades para adultos y también para chicos vinculadas con los 40 años de democracia. Queremos poner en acción lo que fueron estos 40 años de vida democrática en Argentina para pensar desde allí un futuro mejor.
-Es decir que se combina la reflexión y la posibilidad de pasar un buen momento.
-Sí, porque nuestro planteo es que la vida política y social no es únicamente el momento en que se vota o se deciden otro tipo de cuestiones. Es también la posibilidad de tener una vida en común, una vida solidaria en la que se piense cómo mejorar la existencia de las grandes mayorías. Eso debe incluir la posibilidad de divertirse, de bailar, de compartir y de sentarse a pensar. Esto significa apelar a las experiencias comunes de la sociedad argentina que siempre fueron muy potentes y muy ricas. Se van a ver experiencias de organizaciones de distintos puntos del país que muestran la importancia de organizarse y que están pensando en salidas políticas a muchas cuestiones que tiene que ver con la protección de derechos. La vida democrática se construye a partir de nuestras interacciones y de la posibilidad de estar con otres.
-¿Crees que siempre hubo un 30 por ciento de la población que desconfiaba de los Derechos Humanos y de la vida democrática y no lo expresaba públicamente o hubo un avance de la derecha en sintonía con el avance que se está produciendo en otros lugares del mundo?
-Creo que esto tiene varias explicaciones. Durante estos 40 años también hubo expresiones que no confiaban en el sistema democrático o que, directamente, reivindicaban la dictadura.
-¿Y por qué se hace tan evidente ahora?
-Porque creo que no habían tenido nunca la posibilidad de generar una mayoría en una expresión política que tenga la posibilidad de llegar al poder. La Libertad Avanza en alianza con el macrismo expresa un conjunto de ideas, pero quienes votan a esas fuerzas no necesariamente adhieren a ellas. Pensar de manera muy tajante que la sociedad argentina dejó de tener confianza en la democracia solo puede tener sentido si se piensa que durante estos años el sistema institucional no dio las respuestas que la sociedad esperaba en relación con mejorar la calidad de vida, garantizar la existencia. Los padecimientos que tiene que ver con esto hacen que esos votantes desconfíen de las instituciones, descrean del Estado. Pero eso no necesariamente implica una reivindicación de la dictadura, la violencia estatal y el aniquilamiento del Otro. Sí hay un grupo que adhiere a esas ideas de La Libertad Avanza y del macrismo, pero no es mayoritario. Creo que hoy está ahí el problema político y social. Seguramente, si se les preguntara a los votantes potenciales de ese sector no dirían que justifican la dictadura, el genocidio, pero que sí están dispuestos a ponerle el voto por alguna expresión de desacuerdo y de bronca o porque no ven otra opción. Creo que hay que sentarse con esa gente a discutir, a intercambiar y mostrarle que hay otras opciones posibles y que la solución a todos estos problemas no puede ser una salida autoritaria que justifique la violencia estatal y el aniquilamiento.
-El macrismo ya había hablado del “curro de los Derechos Humanos”.
-Sí, esta idea viene desde allí, lo que no implicaba dar una discusión sobre las políticas de Derechos Humanos, sino deslegitimarlas. Pero esa idea no era de toda esa expresión política, había diferencias. Y eso es lo que ha cambiado en el planteo actual con La Lìbertad Avanza y el sector del macrismo que está avalando a Milei y a Villarruel. Esto dejó bastante más claro qué sector es el que reivindica la dictadura cuando Milei dice que fue una “guerra” en la que hubo “excesos”. Este sector es el que sostiene esa narrativa negando el terrorismo de Estado y el plan de exterminio. Este planteo conecta con algunas de las discusiones que se dan sobre la necesidad de terminar con ciertos sectores como las comunidades indígenas que reclaman tierras ancestrales o los comunistas que son “excremento”. Se los deshumaniza de tal modo que habilita la posibilidad de pasarles por encima. El secretario de Derechos Humanos Humanos del macrismo, Claudio Avruj, planteó su adhesión al voto a Milei. Adhiere a las ideas negacionistas de Milei y Villarruel. Ahí hay cuestiones que son muy preocupantes respecto de cómo se está ordenando esa fuerza política.
-Como decíamos al principio, en estas circunstancias el Festival Imparable cobra un sentido diferente. ¿Cuál es la historia de este encuentro?
-Tuvimos una edición en 2019. En este caso, decidimos conmemorar los 40 años de democracia pensando, sobre todo, en el futuro de la democracia argentina. La experiencia anterior fue muy interesante para una organización como el CELS. En ese momento se cumplían los 40 años de su fundación que fue en 1979, en plena dictadura militar. La idea en la edición anterior fue hacer una propuesta cultural de encuentro más general de públicos para poder hablar sobre Derechos Humanos no tanto en una experiencia de nicho o del propio sistema político y abrir a una conversación las discusiones sobre los Derechos Humanos. Hoy, claramente, hacemos esta edición en relación con nuestra democracia. La propuesta es que todos los que tengan ganas de compartir un momento y pasar un domingo entretenido, se acerquen porque va a ser una oportunidad de compartir una experiencia con un montón de gente y, al mismo tiempo, de escuchar buena música y pasarla bien.
Imparable. Festival por la democracia se realizará el domingo 5 de noviembre de 14 a 22 en el Estadio Malvinas Argentinas, Gutenberg 350, CABA. Hay que llevar un alimento no perecedero para repartir en los 150 espacios de La poderosa. Consultá la programación completa aquí y reservá tus entradas gratis.
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