El nuevo conductor de Televisión Registrada explica por qué aceptó integrarse en esta nueva temporada que tuvo críticas entre los seguidores históricos del programa.
«Los conductores siempre fueron unos presentadores y cada uno le agregaba lo suyo. Uno fue un actor, otro locutor. Pero nunca habían sentado a un periodista, eso me interesó», dice Embón. Y agrega que su «sí» para formar parte del programa estuvo relacionado con el compañeo de fórmula: «Hay un segmento importante de millones de pibes -mirá que tengo hijos grandes, de 30 años, y muy chicos, el menor tiene 11-, que cree que la Argentina empezó ayer, y siempre la culpa parece que la tuvo el de anteayer. Entonces me parece importante un segmento enorme de pibes que lo siguen y lo quieren a Migue, también escuchen otra cosa. Y hacemos un juego: tratamos también los temas importantes de la Argentina, y después boludeamos, porque la tele también forma parte de la boludomanía».
-¿Ya recibiste algunos comentarios sobre este punto luego de dos emisiones?
-Por lo que recibo, me parece que estaban esperando otra cosa. Cuando vos comprás Coca Cola, la gente quiere o la lata o la botella. Y TVR es TVR. Me parece que hecho por Embón y por Granados el programa es igual pero recortado por una importante contemporaneidad. Quiero decir con esto: hay otra Argentina. Yo creo en Vietnam, ¿se entiende?
-No…
-La guerra de Vietnam se ganó de otra manera. Venían los bombardeos, venían los gringos, y los gringos tuvieron que repensar la estrategia. Me parece que los David y Goliat se imponen de otra manera. Vos no podés avanzar sobre una estructura sobre la que vivimos, multimediática, de grupos hegemónicos, tenés que encontrar el espacio necesario y el momento exacto para entrarle a ese discurso (hegemónico). Y eso es un entrenamiento. Me parece que esa es mi responsabilidad, y para eso me han contratado.
Dueño de un histrionismo tan peculiar como comunicativo, Embón arranca las mañanas en la FM de Radio Nacional, la continúa en Crónica TV y además de TVR en C5N hace diez años que hace Embón Registrado (con tres Martín Fierro) los domingos de 9 a 12 en la marplatense Radio Brisas.
-¿Qué opinión tenés de los medios hoy?
-Viajo mucho en bondi y subte. Esa cotidianidad, me da una enorme posibilidad de mirar transversalmente.Cuando me rajaron del noticiero me fui a hacer Infinito durante seis, siete años. Hice desde el Tíbet hasta Machu Pichu, chamanes y platos voladores; 700 programas dejé al señor que ahora se llama Turner (se llamaba Cisneros pero me terminó pagando Turner). Esto de poder llegar con un mensaje transversal me permite pensar en alguien que no tiene laburo, no desde la estadística, sino desde la persona; lo mismo que en el que le fue bien: pienso la persona y el contexto. Si no es muy difícil.
-Y cómo ves los medios en general.
-¡Aburridos! Envejecidos. Solo hubo un cambio de discurso, de bajada de línea. Sí me sorprenden todos los medios alternativos.
Embón no tiene una productora desde donde generar proyectos propios. «No tengo productora, tengo honorarios», define. Pero mientras pergeña un proyecto de sello bien propio a partir de las nuevas plataformas.
-¿Tenés algún tipo de decisión o de participación en los contenidos?
-No. TVR ya está armado, me siento ahí y está absolutamente todo hecho. Y eso va. Cuando vuelve, estoy yo. Cada uno jugará con el muñeco que tiene adentro. Yo necesito una pared para hacer ese juego.
-¿Y Migue te la da esa pared?
-¡Siii!! Yo hago de Buster Keaton y él de otro personaje. A mí me desconcierta un poco el tipo porque tiene una cosa que yo no. Yo hablo de cosas que él no sabe, y él habla de cosas que no sé. Hasta el momento que se despeguen de lo anterior Vos podés vivir la muerte de tu viejo, te habrás mudado de casa y te llevás la biblioteca y sigue siendo la misma biblioteca, pero es otra casa. Las cosas que están pasando tenés que mirarlas de otra manera. Si a un presidente, Mirtha Legrand le pregunta cuánto gana un jubilado y el presidente no lo sabe, estamos en problemas. Pero no solamente por el presidente, sino también por lo mediático.
-Hay que ver qué nos dice de esta nueva realidad.
-Totalmente. Tengo 64 años y me parece que muchos todavía tenemos ganas de cambiar algunas cosas. Y no solamente de la política. Yo no tengo que escuchar que el señor Niembro me diga: ‘si no te gusta, andate a Cuba’. Eso es una hijaputez total. Primero porque subestima a Cuba, que fue mucho más: se la bancó dignamente 50 años al lado de los muchachos. Hablo del pueblo, después podemos discutir otras cosas. Así que me parece bien vale la pena la pelea. «
El más chico de TVR
Si hay algo que emparenta a Miguel Granados (Migue) y Horacio Embón, es que ambos aceptaron el ofrecimiento de conducir TVR porque «era distinto al que se venía haciendo». En ese nuevo estilo tanto uno como otro encajaban a la perfección. En palabras de Granados, era el TVR que le encantaba: «Su versión anterior a la grieta, un programa pochoclero, que dice lo que está mal de todos y no habla bien de un gobierno. La gracia para que sea canchero es que tires misiles sin mirar y sin bajar línea.» Y para despejar dudas sobre lo novedoso del nuevo TVR y de por qué lo convocaron, remata: «Si hubieran querido un programa más político habrían buscado otra persona.»
En lo que también se emparenta con Embón, es la diferencia de edad: «Eso me gustaba -y me gusta-, porque me parece que le podemos sacar jugo. Mucho más del que le sacamos hasta el momento cuando estemos aceitados».
En ese sentido, en la segunda emisión de este ciclo, el invitado, el Puma Goity, luego del informe sobre el recital del Indio Solari en Olavarría focalizó su crítica sobre la ausencia del Estado. Embón participó del segmento, pero Granados no: «Yo hablo de lo que sé, de lo no sé no digo nada. Pero también funciona al revés: cuando hablamos de Calu Rivero, Horacio no dijo nada, ¡no la conoce!», ríe.
Y así llega a la tercera coincidencia con Embón: el efecto que la dupla puede tener en las nuevas generaciones. «Lo que más me gusta de este formato es que las nuevas generaciones lo están asumiendo como un programa nuevo. No es un programa para aprender, para eso está el colegio o la universidad. Ni tampoco para bajar línea. Es ácido, y recibe cualquiera. Es una forma de mostrar que nadie resiste un archivo.»
El tipo que se jacta de ser seguido por el mismísimo Lionel Messi dice que apenas se supo que sería uno de los conductores de TVR se encontró con»como diez mil nuevos seguidores con la foto de CFK», todos tirándole buena onda. «Como no sé de política, todo bien. Cuando vieron que no seguíamos a Cristina mataron al programa. Y todo bien también», ríe.
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