No todos los campeones acuden a los palacios de gobiernos, a veces por diferencias políticas, otras por seguridad y otras también por falta de organización. Uno de los ganadores en México 86, Héctor Enrique, no asistió porque, al ser peronista, dijo que no quería estar junto a Alfonsin.
No todos los campeones acuden a los palacios de gobiernos, a veces por diferencias políticas, otras por seguridad y otras también por falta de organización. En las calles desbordadas de la capital, tampoco la selección se acercaría hoy al Obelisco, el habitual punto de referencia de los festejos porteños, en especial los deportivos. Aquella frase de «fútbol, dinámica de lo impensado», de Dante Panzeri, también podría aplicarse a los festejos por un título que tardó 36 años.
Es cierto, sí, que los dos campeones del mundo de fútbol anteriores, los de 1978 y 1986, asistieron a la Casa Rosada, aunque está claro que la primera visita no tuvo nada de placentera. Lo que pocos recuerdan es que, en 1986, no todos los campeones de México entraron a la sede del Poder Ejecutivo. Héctor Enrique, mediocampista de River y de aquel equipo de Carlos Bilardo, se fue desde el aeropuerto de Ezeiza hacia en casa en Longchamps, zona sur. Muchos años después admitiría que no asistió porque, al ser peronista, no quería estar junto al presidente radical, Raúl Alfonsín.
Ya en 2002, Argentina fue subcampeona del mundo de básquet y José Ignacio «Pepe» Sánchez no fue a ver a Eduardo Duhalde. «No fui a verlo porque yo no lo sentía. Duhalde merece todo mi respeto, pero no es un presidente democrático, no fue elegido por el pueblo. Es una decisión personal, yo no lo voté. No me siento representado. Muchos chicos fueron por protocolo mientras otros lo habrán hecho por convicción», fue la explicación de Sánchez.
Según trascendió, en 2009 Cristina Fernández de Kirchner había invitado a Juan Martín Del Potro luego de su triunfo en el Abierto de Estados Unidos, pero el tenista no acudió. «Mi familia vive del campo», explicó el tandilense.
Ya en 2016, Damián Stazzone, campeón del mundo de futsal, no fue a la recepción que Mauricio Macri les hizo a los jugadores que habían ganado el Mundial de Colombia. Fue una decisión ideologica del futbolista, siempre opositor a Macri, aunque ese encuentro con el primer mandatario no se realizó en la Casa Rosada sino en la quinta de Olivos.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la estrella de la NBA Stephen Curry no asistió en 2017 a la Casa Blanca por su resistencia a Donald Trump. El presidente replicó la apuesta, aseguró que no había invitado a los campeones de básquet y los jugadores de los Warriors se alegraron: «Qué bueno que ya no estamos invitados». «Ir a la Casa Blanca solía ser un gran honor hasta que apareciste tú», le contestó Lebron James por Twitter.
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