La selección de Lionel Scaloni le entrega a Messi un contexto, le permite desarrollar ese perfil, rodeado de una nueva generación de jugadores, futbolistas entre siete y diez años menor que él. Sólo por mencionar a quienes salieron con Messi desde el inicio: Lautaro Martínez (22 años), Giovani Lo Celso (23), Leandro Paredes (25), Rodrigo De Paul (25) y Lucas Ocampos (25). La diferencia generacional se ensancha cuando la cuenta se amplía a los que entraron desde el banco, como Nicolás González (21) y Nicolás Domínguez (21), con jugadores puente como Marcos Acuña (28), Lucas Alario (27) y Guido Rodríguez (25).
Lo impensado hace tiempo era ver cómo Sergio Agüero se quedaba en el banco. A su lado, Paulo Dybala. Es un cambio de época. Y hay dos posibilidades, ambas que hablan bien de la tarea de Scaloni: o se trata de un entrenador que impone con firmeza su idea de recambio, con autoridad, que administra incluso los tiempos para utilizar a jugadores de elite, con larga historia en la selección, o se trata de un entrenador que supo establecer consensos, que abrió un canal de diálogo que le permite tomar esas decisiones, que sin embargo nunca de ser conversadas. Por supuesto, la conversación es con Messi. En cualquier caso, es un mérito. Mucho más lo segundo. Establecer ese vínculo de intercambio con un capitán como Messi para llevar adelante una idea es parte de la tarea. Otra cosa es la anomia, lo que deriva en un cualquierismo: lo que pasó en Rusia, donde no había diálogo, había disputa.
Este equipo, tal como se vio contra Brasil, sobre todo en el segundo tiempo, le da oxígeno a Messi. No lo absorbe, no le dice que sólo depende de su juego; no lo vampiriza. Por supuesto que Messi es la parte esencial del todo, el que marca la diferencia, pero el plan es colectivo. El ejercicio de la presión bien lejos del arco, el manejo de Paredes -sobre todo- y De Paul, y esa circulación de la pelota que lo pone quizá en un segundo plano, lo silencia por unos minutos para, ahí sí, volver a caer sobre él. Porque darle oxígeno a Messi no significa que la pelota no tenga que pasar -siempre- por sus pies, que lo busque como un cauce natural. Tampoco se contrapone a su compromiso. Por el contrario, si algo se vio contra Brasil fue que estaba dispuesto a participar de la recuperación, a ser parte de la presión a las líneas rivales, a estar más áspero.
Y eso también es producto de lo que el equipo hace con él, hace de él, como si una cosa llevara a la otra. Ustedes me dan libertad, yo me comprometo con ustedes. A los 32 años, Messi parece cómodo en su nuevo rol, incluso cuando manda a callar a Tite, el técnico de Brasil, que pedía tarjeta. Ese gesto que se convirtió en meme es parte de una nueva expresividad, que a la vez es parte del ejercicio de un cargo dentro del equipo. Lo gestual y lo corporal en Messi van de la mano de lo futbolístico, de lo que ya sabemos que es aunque siempre nos sorprenda.
Richard Grenell llegó esta mañana a Caracas, para un encuentro que el gobierno venezolano calificó…
Brigadistas, bomberos, Parques Nacionales y el Sistema Nacional de Manejo de Fuego trabajan para contener…
La banda británica de punk tocará en nuestro país el 23 de mayo en el…
Iara Guinsel y el ex legislador están detenidos en Paraguay desde diciembre, cuando quisieron ingresar…
Los tres integrantes supervivientes de la banda, Krist Novoselic, Dave Grohl y Pat Smear, tocaron…
Luego de tres años de hostigarlas un hombre prendió fuego a la casa de una…
Unas declaraciones viejas del francés Jacques Audiard causaron indignación en redes sociales. Si ya las…
Cada vez más extranjeros eligen conocer San Juan para vivir la gesta sanmartiniana del Cruce…
La referenta de trabajadorxs de la economía popular expresa por qué es necesario asistir a…
La medida impactará en los niveles bajos y medios de la sociedad. El nivel 1…
El Ministerio de Producción sancionó a la compañía aérea por distintas irregularidades. Es una de…
En el domo del Planetario Galileo Galilei puede verse y escucharse “Travesía intergaláctica: La Ciudad…