Dirigentes de la CTA y de la CGT coinciden con que el planteo está vigente.
Una nueva pauta paritaria
Mientras la mayoría de las paritarias del primer trimestre se situaron entre un 27 y un 33%, aquellos que firmaron paritarias semestrales aspiran a perforar el 40% anual con la segunda ronda. Así lo consiguió UTEDYC que anualizó en el 41,3 por ciento.
Los gremios que cerraron pasado junio sus acuerdos anuales lograron actualizaciones superiores a la media aunque aun por detrás de la inflación. El sindicato de la carne firmó un 42%; el neumático, un 37%, Foetra, 35% y televisión, un 35% con dos cifras fijas que, según el SAT, los acerca al 40% anual.
El gremio de los pilotos (APLA) ya adelantó que reclamará un 50 por ciento. El sindicato gráfico, que firmó por seis meses un 25%, reclamará completar un anualizado del 50 por ciento. Así las cosas, el reclamo de reapertura se expande por todos los sindicatos y fue el eje de la mesa de negociación entre ambas centrales y los representantes del gobierno.
Sin propuestas
En este escenario la cartera laboral decidió convocar a los dirigentes. Tanto el triunvirato de la CGT como las CTA de Yasky y Micheli dijeron que se fueron con las manos vacías.
Resulta complejo deducir cuál es la estrategia del gobierno. La unificación de la CGT generó las condiciones para garantizar su gobernabilidad en base a un acuerdo pero Macri, desde China, manifestó su cerrada negativa a cualquier debate tendiente a la reapertura de la discusión paritaria mientras, al mismo tiempo, citaban a los dirigentes para no ofrecerles nada.
Ante la intransigencia, uno de los pesos pesados del triunvirato, Juan Carlos Schmid, del ala moyanista, que a fines de junio había declarado que «en recesión un paro perjudicaría más las cosas», esta semana declaró que «hay una relación tensa con el gobierno. En nuestro confederal podría decidirse un paro. Nunca estuvo descartado.» Más directo, Pablo Moyano, disparó: «Camioneros quiere un paro nacional en octubre.» La idea de un paro consensuado entre todas las fuerzas ha ido postergando una definición desde que, en mayo, Macri vetase la ley antidespidos. Sin embargo, el sector barrionuevista, inicialmente más proclive al gobierno y menos dispuesto a definir una medida, en boca de Carlos Acuña terminó reconociendo esta semana que «nos están obligando a tomar una medida de fuerza».
Hugo Yasky, en diálogo con Tiempo, manifestó que «hay una negativa cerrada a reabrir la paritaria». Y, continuó: «Todo se encamina al paro nacional. La Marcha Federal puso presión. El resultado de la reunión de la CGT terminó de darle la razón a los que dicen que hay que terminar la luna de miel con el gobierno. Nosotros estamos resueltos. La CGT le pone fecha el 23. Nunca todas las centrales y los movimientos sociales coincidieron en una medida unificada. El debate de la CGT ya no es ‘paro sí o paro no’, es en torno a la fecha. No va a pasar de la primera quincena de octubre.»
¿Una zanahoria?
El debate de la fecha no es menor. Varios dirigentes ya han salido a rechazar el remplazo de la reapertura de la paritaria por un bono de fin de año que oficiaría de paliativo pero dejaría los salarios de referencia en valores desfasados con relación a la inflación.
El propio Yasky, en la Plaza de Mayo dijo: «No queremos un bono para llegar a fin de año sino un salario para llegar a fin de mes.» Consultado sobre si el gobierno había realizado esa propuesta formalmente, explicó que «varios periodistas dijeron que se estaba planteando. No tengo idea si el gobierno lo hizo. Nosotros no, y desconozco si la CGT. Es ridículo discutirlo en septiembre.»
Referentes de la CGT también rechazaron que un bono de fin de año resuelva la conflictividad. Héctor Amichetti, del sector kirchnerista de la CGT unificada, reconoció a este medio que «se trata de un rumor, nadie lo propuso, pero está presente». Sobre el paro explicó que «estamos tratando que haya un convencimiento, sino unánime, mayoritario. La efectividad de la medida va a estar basada en eso. Sería una manera de reunificar el movimiento obrero.»
Lo curioso es que voceros del Ministerio de Trabajo también niegan haber formulado la propuesta del bono. Aseguraron a este diario que «es muy pronto para hablar de un bono de fin de año» y que «conversamos con todos pero no hicimos aún ninguna propuesta del tipo».
Si la búsqueda de unanimidad para convocar a un paro nacional lo postergara para fines de octubre o noviembre, entonces el bono que nadie planteó podría tomar fuerza y encarnar en una propuesta concreta que, de plasmarse consagraría una pérdida del poder adquisitivo de los asalariados de entre un 12 a un 15% este año. «
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