La flamante placa del grupo Monos Maravilla mezcla elementos urbanos tradicionales con sonoridades contemporáneas. A esto le suma una buena cuota de frescura en su trabajo instrumental y en la elección de sus títulos, desde No se puede vivir sin queso, hasta Apurate que cierra el coreano.
Para esta presentación el grupo estará integrado por Fabián Adell en composición y piano, Lucía Herrera en violín, Alejandra Gil en percusión, Julia Peralta en bandoneón, Federico Bertoli en bajo eléctrico (en reemplazo de Adrián de Felippo, quien formó parte de la grabación del disco) y contará con la participación de Jimena de la Barra como cantante invitada.
El proyecto de Monos Maravilla apunta a un estilo sonoro en el que convergen elementos estilísticos de la música popular rioplatense que se entremezclan con dosis de un sutil academicismo que no cae en desbordes presuntuosos.
Las composiciones de Adell, también integrante de Los Cosos de Al Lao, constituyen una conjunción perfecta de líneas armónicas y rítmicas de gran riqueza que sostienen entramados melódicos y contrapuntísticos, aportados en general por el violín y el bandoneón, que pese a su complejidad son de fácil acceso para el oyente.
La presencia del bandoneón le da a los temas su mayor coloratura urbana, como se advierte en «No se puede vivir sin queso», canción que abre el CD y que se inicia con una refinada cadencia a cargo de Herrera.
Hay en toda la placa una atmósfera porteña que sin embargo nunca cae en «piazzolismos» que les quitarían mérito propio a las personales obras de Adell.
El pianista muestra sus grandes cualidades de instrumentista, pero siempre repartiendo el juego entre los integrantes de la agrupación, quienes ofrecen solos de gran atractivo.
El clima nostálgico de «11.11» se contrapone con el aire de candombe de «Granola Tropical», en el que la base a cargo de De Felippo y Gil aporta un ritmo dinámico.
«El sueño del sapo» se destaca por su resolución sonora de carácter camarístico, en tanto que «La picadita» y «La hormiguita urbana» se apropian de elementos del folklore pampeano, tal como ocurre en «Martín es un titán», encarada con un ostinato con influencias de Alberto Ginastera.
«Sueños invertidos» se destaca por la multiplicidad de pasajes dominados por capas polirrítmicas y métricas impares. Y, aún así, posee una inocultable presencia tanguera que se evidencia al llegar al final del tema.
Lo urbano, con un sonido profundo y expresivo, es el protagonista de «Primaverata», mientras que «Apurate que cierra el coreano» emerge como una milonga de cámara.
Los dos únicos temas cantados del disco («Vuelvo al Sur» de Fernando Solanas y Astor Piazzolla y «Vete de mí» de Virgilio y Homero Expósito), encuentran en la expresiva voz de Felicitas Rossi a una intérprete que se integra de manera natural a la formación instrumental.
La estilística urbana de Monos Maravilla pone en evidencia la visión musical creativa tanto del grupo como de sus individualidades.
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