El referente de la UTEP apuntó contra el nuevo "número dos" de la SIDE, por un violentar a un joven en plena calle.
«A Diego Kravetz lo conocemos desde chiquito cuando se dedicaba a matar ratas (sic). Es un psicópata, sádico y cobarde; hoy, uno de los hombres más poderosos de Argentina. Perseguidor nuestro desde que se vendió al poder después de su periplo desde la izquierda piquetera, el kirchnerismo, el massismo, el macrismo y ahora el mileismo. De todos lados se llevó un compinche en su carrera hasta la SIDE. No es el primer trepador perverso astuto ni será el último.
Sabemos que nos va a perseguir utilizando los aparatos del estado en forma ilegal; a mí, seguramente, pero sobre todo a los compañeros más pobres entre nosotros. Podría proporcionar un listado enorme de abusos violentos que perpetró contra el movimiento que fundamos en 2001… pero no es eso lo que quiero compartir como reflexión.
Lo que quiero plantear no tiene que ver con Kravetz, sino con la sociedad anestesiada por la cultura del mal y sus estructuras de poder que transversalmente dejan pasar semejante revelación audiovisual de la conducta de quien tendrá en sus manos el espionaje en la Argentina. En este video fechado el 17 de octubre, que mencionó Pagni en su nota y publicó Perfil, se ve con claridad cómo un hombre robusto, experto en técnicas represivas y manejo de armas, Jefe de la Policía de CABA, ante los ojos de sus subordinados perplejos, perpetra un acto totalmente ilegal e inmoral: le pega a un joven indefenso, de contextura corporal muchísimo menor, que no ofrecía ningún tipo de resistencia.
En las notas publicadas, sin respetar en lo más mínimo el principio de inocencia, aseguran que se trataba de un ladrón. El supuesto ladrón declaró que fue demorado por la policía sin haber hecho nada. En todo caso, nadie sabe bien qué pasó. Hay habladurías. Desde un error de identificación hasta una deuda por drogas. A diferencia de los expedientes judiciales que involucran a opositores políticos de esta lógica perversa, el expediente de este caso que involucra a un funcionario de alto nivel es inaccesible.
Desde luego, los eventuales actos delictivos de un ciudadano no habilitan a un funcionario de alto rango a realizar apremios ilegales, tratos degradantes y abuso de poder, pero el contexto con el que construyen la noticia toca esa fibra de la sociedad en la que el estado de derecho, la democracia y la dignidad humana pareciera ser elementos secundarios ante el instinto repugnante de infringir dolor al enemigo social. Es la antesala de una dictadura.
El accionar de este jerarca policial habla de la impunidad que lleva a situaciones que se acercan peligrosamente a la tortura. En el menor de los casos, alza la naturalización de las prácticas ilegales por parte de quienes portan armas, precisamente, para hacer cumplir la Constitución y las leyes. Es la misma impunidad por la que la que el jefe del grupo de operaciones especiales (GAD) de la policía bonaerense -el mismo que comandó el operativo en que una banda de encapuchados irrumpió en la casa de Fernanda Miño para golpear a niñas y mujeres con el ridículo argumento de que se habían robado una moto (como era obvio el sobreseimiento ya está y eso no fue noticia)- pretende llevarse puesto a trabajadores para ingresar a un recital. Cabe un dudoso mérito por parte de las autoridades bonaerenses haberlo despedido inmediatamente. Digo dudoso porque debería ser una obviedad absoluta. Pero teniendo en cuenta la impunidad del golpeador del video, cumplir mínimamente con lo que es un obvio deber institucional, parece un mérito.
Disiento con Pagni en que el video es producto de una banda de servicios de inteligencia enfrentada a otra banda de servicios de inteligencia. El video fue grabado por un vecino que tuvo las pelotas de entregarlo a la justicia y existe una causa penal contra Kravetz porque el defensor oficial de la víctima de los apremios tuvo las pelotas de hacerlo. Lo felicito de todo corazón. En la sociedad queda una reserva de héroes anónimos, pocos, pero semillas de esperanza. Llamativamente, la denuncia por este hecho «cayó» en la Fiscalía PCyF 39 «especializada en delitos de funcionario públicos«, una estructura inventada por Mahiques -tertulio de Lago Escondido- para garantizarse entre ellos impunidad y secretismo. Tanto es así que la causa fue caratulada con las iniciales de Diego Kravetz como si fuera un menor de edad. Así caratularon: MPF 1078298 «D. K. s/ art 249» Naturalizar o tolerar lo que se ve en este video es una claudicación de los principios básicos de humanidad y democracia. E insisto, aunque el 99% esté de acuerdo con la cultura de la crueldad, nosotros la vamos a enfrentar.
Alguna vez escuché que el plan sistemático de violación a los derechos humanos, la tortura y la desaparición contaron con cierta anuencia de la sociedad. Que no se repita la historia. No tuve que preguntar demasiado para saber que este video ya estaba en poder de funcionarios judiciales, dirigentes políticos opositores y medios de comunicación.
En particular, un propietario de un importante medio que tiene la extraña virtud de ser brutalmente honesto en sus conversaciones conmigo me dijo «sí, lo tengo hace un par de semanas pero para qué me voy a pelear con este tipo que manejaba la policía porteña y ahora maneja la SIDE«. Valoro su honestidad como valoro el coraje de Fontevecchia en publicarlo.
Sin embargo el título que usó Perfil y la falta de reproducción de este video en los otros medios, la falta de indignación frente a semejante atropello a las leyes más básicas de la convivencia y la civilización, evidencia que por temor, por indiferencia o por pactos de poder, muchos dirigentes políticos, periodistas y funcionarios judiciales claudican en lo más básico. En este caso se está cruzando una línea muy peligrosa que nos pone a todos al borde de convertirnos en un pueblo despojado de su dignidad.
Creo tener cierta autoridad para señalar el ocultamiento deliberado sobre este tema porque cada vez que tuve un incidente callejero que implicaba algún grado de violencia, sin ser funcionario público, sin ser jefe de la policía, sin ser el mandamás de la SIDE, los videos circularon hasta el hartazgo con titulares en los que a pesar de ser el agredido se me mostraba como el agresor. No hay ningún problema con eso, son las reglas de juego.
Permitir que un jerarca policial atrapado infraganti en un acto semejante siga empoderándose con lo más sensible que tiene un estado que son sus aparatos represivos y de vigilancia, ya habla de otro nivel de degradación institucional y moral de la Argentina. Nosotros vamos a hacer lo poquito que esté a nuestro alcance, cada vez más aislados en estas luchas, para evitar la destrucción del piso básico de convivencia y paz: el pacto democrático argentino».
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