La madre del joven que resultó víctima del gatillo fácil denuncia que el fiscal del caso protege al policía asesino.
La decisión del fiscal favoreció al policía asesino a pesar de que la Dirección de Políticas contra la Violencia Institucional de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires señaló varias irregularidades en la causa. A través del análisis realizado, este organismo dejó muy claro que el policía imputado violó todos los límites impuestos por la Ley e incumplió con el protocolo de procedimiento de la propia fuerza de seguridad a la que pertenece.
En el estudio que realizaron “hay muchas cosas que no nos quedan claras, como ser, los registros a Uber, los registros al 911, las pericias, la balística, el barrido, algunas testimoniales, los videos que la familias presentó como pruebas en un perdáis, son muchas cosas que no nos permiten avanzar”, apuntó Ignacio Álvarez, director de este organismo provincial.
La postura que ha tomado la fiscalía “nos impide hacer alguna presentación que incida en impulsar la causa, lo cual nos imposibilita a proceder legalmente, porque nos faltan elementos que no nos brinda”, denunció Álvarez.
Además, el propio uniformado cuando fue indagado dijo que disparó “cuatro veces”, la autopsia indicó que la víctima recibió “cinco balas”, la ropa que el joven tenía puesta en ese momento -a la que este diario tuvo acceso- tienen más de siete impactos, los vecinos del lugar declararon que “escuchamos las detonaciones de un cargador completo y cuando salimos a ver el policía estaba pateando su cuerpo sin vida”.
Sin embargo, el fiscal Gustavo Carracedo hasta el momento no ha podido resolver el caso y decidió que el policía imputado siga en libertad hasta el día del juicio; “porque no existen riesgos de fuga”. Esto sucede porque “el oficial Kerk tiene dos abogadas trabajando para él y nosotros somos pobres”, sostuvo Paola González, madre de Ramiro. “Pero tenemos a los organismos de Derechos Humanos que nos están ayudando”, valoró.
También considera que es una vergüenza que hasta el momento “ni siquiera hayan podido determinar en forma clara y precisa cuántos tiros le pegó el asesino a mi hijo”, se quejó Paola. Continuó expresando que “solo las madres sabemos el terrible dolor que sentimos cuando pasan estos casos, como familiares necesitamos que el policía vaya preso para empezar a tener un poquito de justicia”, reclamó.
El oficial principal que protagonizó la balacera -mientras estaba vestido como civil- dijo que el joven “intentó robarme el auto, la cómplice era la mujer que venía a bordo, porque en ese momento me encontraba trabajando para la aplicación Uber”. No obstante, los familiares de la víctima aseguraron que “la piba era amante de Ramiro, con quien tenía un hijo, pero que también mantenía una relación amorosa con el policía asesino”.
De hecho, hasta el momento nadie supo más nada de ella, no fue buscada para que aporte su testimonio que resulta central para el esclarecimiento del suceso investigado. En el caso también interviene la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), desde este organismo informaron a este diario que realizaron una serie de pedidos a Carracedo, pero que el fiscal no contesta.
Carracedo le concedió la eximición de prisión “al policía que asesinó a balazos a mi hijo, desde el principio que lo está protegiendo, la decisión que tomó el fiscal volvió a matar a Ramiro, pero según la Justicia fueron balas legales”, denunció la mujer, con su dolor a cuesta.
Habiendo tomado conocimiento “esta defensa técnica que han trascendido por un medio de comunicación virtual reclamos por parte de familiares por la muerte de quien en vida fuera Ramiro González (nota publicada en este diario), consideramos que posiblemente ello podría influir de forma negativa en la objetividad de la investigación”, argumentaron las abogadas del policía imputado.
“Y aunque no corresponda, eventualmente pudiese requerirse en adelante la detención del señor Ángel Darío Kerk, en función de lo normado en el art. 185 del CPP, venimos por el presente a peticionar su eximición”, dice el escrito de las abogadas.
A este pedido el fiscal Gustavo Carracedo respondió:” Sin perjuicio de considerar que la figura de eximición de prisión corresponde al ámbito del órgano jurisdiccional -y quien debe resolver al respecto- expreso que acompaño de este modo al pedido efectuado por la defensa del ciudadano Kerk, porque no existe peligro de fuga; o entorpecimiento de la presente investigación, encontrándose a derecho desde el inicio de la presente”.
Finalizó su resolución diciendo, “por todo lo expuesto, infiero que no existen riesgos procesales que impidan que el señor Kerk continué el proceso en libertad, como viene ocurriendo al día de la fecha”, por lo cual el policía imputado en el homicidio del joven esperará el juicio en libertad.
Este terrible hecho de violencia institucional legitimada ocurrió el viernes 30 de junio del año pasado en la manzana 7 casa 1 del barrio -Las Casitas- Néstor Kirchner, en el partido bonaerense de José C. Paz, alrededor de las 20:30 horas. Justo en ese momento, la oficial Andrea Saravia y el sargento Diego San Juan estaban de ronda por el lugar en el móvil 31332. Cuando recibieron el llamado del 911 se hicieron presentes en esta dirección.
En el lugar no hay cámaras de seguridad, lo que impide contar con registros fílmicos. Cuando llegó el patrullero estaba el Fiat Palio blanco -que supuestamente Ramiro quiso robar- estacionado en la escena del crimen.
Pidieron explicaciones y el propietario se identificó como Ángel Darío Kerk, de 45 años, oficial principal de la Policía Bonaerense. Declaró que fue “interceptado en el lugar por un sujeto masculino y una mujer que venía a bordo de mi auto, me apuntaron con un arma de fuego me pidieron el vehículo y me sacaron el celular”.
El uniformado sostuvo que la víctima le mostró un arma y que por eso le disparó dos veces, también dijo que Ramiro le volvió a apuntar con el arma y ahí le disparó dos veces más. Sin embargo, el cuerpo del joven recibió más de siete tiros: en la morgue le entregaron la ropa que tenía puesta en ese momento a los familiares -a la que este diario tuvo acceso- y se puede observar muchísimos balazos.
La mujer que estaba con Ramiro era su amante, con la que tenía un hijo, corrió y desapareció de la escena, después buscó a su hijo, se fue y nadie supo más nada de ella. Según los familiares de la víctima también mantenía una relación amorosa con el policía. En el lugar, según la versión policial, encontraron una pistola marca Bersa calibre 22, sin cargador ni proyectiles, que supuestamente era el arma del joven asesinado, quien también tenía dos hijos con su viuda, Rocío González, con la que convivía.
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