Todos los equipos de la Superliga y la Primera Nacional tienen un especialista. Puede cobrar desde 200 mil pesos hasta hacerlo ad honorem. El uso de la herramienta que cambió reglas y ya hace goles.
La historia la cuenta Mariano Costas durante una clase de la Academia Argentina de Videoanálisis en un aula de Villa Devoto. Costas, que trabajó en Independiente y San Lorenzo con más de diez cuerpos técnicos, es el actual videoanalista de Huracán. Y define: “El análisis de video es el tratamiento de las imágenes, a través de diferentes programas, que le facilita al cuerpo técnico analizar las condiciones de juego propias y las del rival”. A los cuatro días, filma y segmenta Huracán-Argentinos por la cuarta fecha de la Superliga desde un mangrullo en lo más alto de la platea Alcorta. Computadora, cámara, capturadora, trípode, dron, disco rígido, cable HDMI. Cero a cero en el Ducó. “Nosotros contra Patronato -marca un límite de la tarea- sabíamos que nos podía hacer daño con pelota parada o con Compagnucci por la banda derecha tirando centros. Y así perdimos: un gol de córner y un centro de Compagnucci. El videoanálisis va a tratar de que el jugador mejore la toma de decisiones, le va a dar información adicional para obtener una ventaja. Pero después, es fútbol”.
Todos los equipos de la Superliga y la Primera Nacional tienen hoy al menos un encargado de videoanálisis. Algunos clubes cuentan con departamentos de análisis de rendimiento. Otros, como River, Vélez, Rosario Central y San Lorenzo, ya juegan con Replay, un programa que envía información y datos en tiempo real, durante el partido, de la platea al banco de suplentes. Superliga, de hecho, cambió el reglamento y permitió que pueda haber tablets y otros dispositivos electrónicos en el banco.
En la protohistoria aparecen los VHS a mediados de los 80: una foto de Carlos Bilardo, una videocasetera y los futbolistas de la Selección mirando la tele tirados en la cama de una habitación de hotel, en la previa del amistoso Argentina-Alemania de 1987 en Vélez. Más cerca en el tiempo está la videoteca que Marcelo Bielsa, otro entrenador de la Selección, montó en el predio de la AFA en Ezeiza a fines de los 90. Y, también, los DVD de los representantes para vender futbolistas al mundo. Porque el boom del videoanálisis abre otra puerta de entrada al mercado del fútbol: los clubes contratan scouting. “Antes -dice Costas- el trabajo del ojeador era viajar al Interior a ver talentos. Hoy es primero mirar videos”. El programa base en ese sentido se llama Wyscout. Cuesta cerca de 6 mil pesos por mes y lo utilizan 23 de los 24 clubes de la Superliga. Wyscout fue el software que sacó a la luz Juan Marcos Foyth durante la Copa América de Brasil. Usó la app en su celular para conocer a los delanteros de Venezuela. “Ponés el nombre de un jugador -contó Foyth- y ahí te aparece toda la información, sus mejores jugadas, sus características”.
“El gol de tiro libre -dijo el belga Kevin De Bruyne en pleno campo de juego, después de que metiera el 18 de enero de 2018 el primer gol del 2-0 de Manchester City ante Cardiff por la FA Cup- fue gracias al equipo de análisis de video. Ellos me avisaron que los defensores siempre saltan cuando están en la barrera”. En la selección de Brasil, Fernando Lázaro, coordinador del Centro de Investigación y Análisis de la Confederación Brasileña y asistente del entrenador Tite, les requirió a los departamentos de análisis de los 20 clubes del Brasileirão que diseccionaran a las selecciones mundialistas antes de Rusia 2018. Los mejores informes fueron premiados: los realizadores viajaron con la delegación a Rusia.
https://twitter.com/TheSunFootball/status/957648781964664837?ref_src=twsrc%5EtfwEl videoanálisis es a la vez una herramienta que le sirvió al periodismo para contar el juego. Vicente Muglia, además de periodista en Olé, se presenta como analista táctico. “Cuando no existían estos adelantos tecnológicos, se utilizaba la figura del espía, que observaba al rival y preparaba un informe para el entrenador -apunta Muglia-. Con el videoanálisis, tenés el poder impresionante de la imagen. Hoy un DT le puede marcar a un lateral, por ejemplo, cómo cierra mal a espaldas de los zagueros. El fútbol globalizado de hoy te exige estar en todos los detalles”. Morena Beltrán empezó con los análisis de los partidos en el sitio Sector Bostero después de cada partido de Boca. Para entender, dice, “la complejidad del fútbol en el alto rendimiento”. “Joaquín Solís, videoanalista de Alvarado de Mar del Plata, me contaba que es una manera muy contundente de reducir los egos, del propio entrenador o del jugador, porque te quita subjetividad y estimulás al futbolista -subraya Beltrán-. De todas maneras, el videoanálisis no te garantiza nada. Es una herramienta lineal en un deporte que es sumamente intermitente”.
La AFA, antes de fin de año, planea desarrollar una jornada de capacitación para los encargados del videoanálisis en los equipos de las categorías más bajas. “No es tan nueva la función -dice Basdedios, el videoanalista que vende Sportscode y que trabajó en la Selección con Edgardo Bauza-. Lo que pasó ahora es que el club de la B Metro o de la C lo necesita, y que es una función conocida por el público. Quizá dentro de unos años se conozca lo que hace un fisiólogo. El trabajo no es un chico con una filmadora y un PowerPoint ni tampoco bioquímica nuclear”. Ariel Holan entró al fútbol desde el hockey como videoanalista de Jorge Burruchaga en 2003. Campeón de la Copa Sudamericana 2017 con Independiente, acaso sea el primer analista de videos puro en convertirse en un entrenador de Primera. “Un departamento de videoanálisis funciona con gente que sabe de tecnología y que sabe del juego -explica Basdedios-. Es la cocina de un hotel cinco estrellas: el videoanalista es el que compra la papa, la corta y se la entrega al chef”. La remuneración en el fútbol argentino va de 200 mil pesos por mes a un trabajo ad honorem.
En el vértigo de los datos y la información, Jorge Valdano habló de la “parálisis por análisis”. “Si sumamos entrenadores, preparadores físicos, psicólogos, nutricionistas, fisioterapeutas y analistas del juego propio y del rival, el número ya supera al de jugadores -escribió en su columna en El País-. Cada colaborador, en su parcela, se siente importantísimo. Y lo es, puesto que aporta información. Pero Internet ya nos enseñó que una cosa es la información y otra el criterio para discriminarla, y creo que estamos corriendo el riesgo de sobreanalizar el fútbol. El riesgo consiste en aumentar la importancia de los detalles, convirtiendo lo esencial en secundario”. Lo ratificó Pablo Aimar, entrenador de la Selección Sub 17: “El fútbol está sobreanalizado. A veces es simple: un estado de ánimo que te permite hacer cosas que no creías”. Los videoanalistas parecen ser, de igual modo, cada vez más privilegiados por los entrenadores. Son los “profesionales de la influencia” o “ingenieros en las sombras”, como llamó el politólogo Harold Lasswell a los asesores políticos a principios del siglo XX, pero afuera (y cada vez más adentro) de una cancha de fútbol.
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