La cantautora chilena de pop-rock convirtió las emociones que transitó durante una separación en los 11 temas que componen “Adentro”, su reciente álbum. Con la participación de Juliana Gattas, Ximena Sariñana y Daniela Spalla, la artista recalca un trabajo forjado en una búsqueda permanente.
Es disco es el sucesor de Vida tan bonita, el trabajo que le abrió tantas puertas y con el que consolidó su figura como artista internacional (fue elegido por Billboard como uno de los mejores álbumes latinos del año 2022). Adentro está producido por Francisco Victoria y la misma Valenzuela, con coros de Juliana Gattas, Daniela Spalla y Fer Casillas, y se publicó a través de la discográfica propia de la cantante, Frantastic Records. Uno de los adelantos fue el sencillo Nada Para Ti, que Valenzuela grabó en colaboración con la mexicana Ximena Sariñana. “Necesito ir por los caminos del arte para sobrellevar lo que me pasa, lo que no entiendo, lo que imagino, y así se fue transformando mi trabajo. Pero surge desde un lado visceral, desde conectarme con mi expresividad, que luego se va ordenando para ser lo más profesional posible. Mi cabeza se divide en dos: mi lado emocional y mi lado profesional”.
La cantante de 36 años que nació en San Francisco, de padres chilenos, y que vivió entre los Estados Unidos y el país trasandino toda su infancia, también ofrece una visión más amplia de su arte. “Una canción no cambia el mundo. Las personas y la política cambian el mundo. Pero sí creo que lo que hacemos puede impulsar reflexiones en alguien. Y ese pequeño cambio individual, interno y mínimo, puede derivar en una transformación colectiva. Algo que sirva como catarsis, o que invite a pensar o dialogar con otros, siempre es positivo. Siempre un relato tiene una emoción que puede movernos. Una poesía o una canción es una herramienta para ir cambiando desde lo cultural”.
Este año, Valenzuela también fue parte de los espectáculos de Jesse & Joy en los Estados Unidos, como invitada especial, abriendo 20 conciertos para el dúo. Pero para ella lo más importante es recorrer Latinoamérica con su música. “Puedo reconocer las dificultades y dolores que nos unen como región. Hay una locura y delirio, con sus cosas buenas y malas. Es un caos complejo que a veces cuesta analizar y entender, pero, por lo menos, yo amo lo que somos”, dice la trasandina. “Entiendo que hay dificultades e injusticias, pero culturalmente hay muchas riquezas, y hay que apostar a eso. Tengo conciencia de que muchos somos privilegiados, pero hay que ver la forma de mantener la perspectiva para poder ayudar a que las cosas mejoren para todos, aportando cada uno desde su lado. Hay que tener conciencia.”
La artista feminista tiene días en que ve con orgullo su trayectoria entre el rock y el pop, pero también hay otras jornadas que aparecen el agobio y la frustración. “Poder dedicarse a algo creativo es un logro, porque no es fácil. Pude tener libertad y armar un punto de vista y un estilo. Eso es una motivación para seguir, pero reconozco que me pasa en que hay días que siento que es la peor decisión del mundo: es complejo tener estabilidad emocional, es un camino largo en que se avanza de a pequeños pasos, y la ansiedad aparece. Pero hay que tratar de entender, por qué una hace lo que hace. Reconectar con lo que está adentro, sin dejar que el ruido de afuera no te permita hacer lo que quieres”.
Para ella es siempre es como volver a comenzar. “A pesar de los años de trabajo, siempre siento que vuelvo a empezar. Hay una trayectoria construida pero esa idea de seguir renovándome me mantiene alerta, queriendo que más personas descubran lo que tengo para ofrecer. Yo trato de salir de la zona de confort, tratando de evolucionar desde lo sonoro, tratando de acertar con mis decisiones artísticas y creativas. Pero siempre de forma orgánica. Cuando comencé tenía un sonido que fue cambiando a medida que fui aprendiendo nuevas herramientas. Además, siempre el lenguaje se expande, y así puedo florecer como artista y entregar lo que creo que es valioso. Cada disco es testigo de lo que vivo. Siempre hay una búsqueda de identidad, la esencia siempre está en las letras, y al punto de vista, le pongo voz”.
Valenzuela dice que que ama el encuentro que se da en los conciertos. “La entrega es muy distinta. En mi proyecto es algo clave. Es un entrenamiento para saber transmitir sensaciones, y es algo único: porque sentís lo que pasa a los demás, pero hay algo interno que nos sucede que lo vuelve algo único. Con los años aprendí a amar el escenario sobre todas las cosas. Cuando empecé me ponía muy nerviosa, por inseguridades, pero entendí a conectar con ese goce”. Sobre su recital de este año en La Trastienda, que dio a sala llena, recuerda: “Fue hermoso. La verdad es que quiero volver lo antes posible. Amo actuar en su país y me encanta la música argentina”.
Adentro
Nuevo disco de Francisca Valenzuela. Disponible en Plataformas digitales.
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